Esquilo fue un griego nacido en el 525 a.C. que participó del periodo de esplendor de Atenas, en el que el pueblo tomó el poder de la ciudad. Además, luchó en las batallas de Maratón y Salamina, de las que tuvo la suerte de regresar sano y salvo.
Esto le permitió escribir varias obras de teatro, convirtiéndose en el fundador de la tragedia griega, en la que el hombre se somete a la fatalidad de su destino, ante el cual no puede luchar.
En la actualidad, el teatro ha perdido bastante relevancia, en favor de otras exhibiciones de comedia y tragedia. La política y el fútbol han venido a tomar el relevo de este arte en los favoritismos del público.
El pasado fin de semana hemos disfrutado de dos espectáculos de primer orden: la final de la Champions y las elecciones europeas. En ambos ha habido emoción, suspense, risas y lágrimas.
Tras las celebraciones, futbolistas y políticos vuelven de nuevo a casa. Y es que no hay nada mejor que el regreso al hogar.
Aunque en esto no estaría de acuerdo Esquilo. Cuando era joven, alguien le predijo que moriría aplastado por una casa. Por eso, a partir de entonces decidió dormir a la intemperie.
Pero como hemos dicho, nadie puede huir de su destino. Lucía una hermosa calva, que un ave confundió con una piedra en la que poder romper el caparazón de una tortuga que había capturado. El ave acertó de pleno en su cabeza, y el oráculo también: la vida de este superviviente de mil batallas terminó a causa del terrible golpe de la ‘casa’ de la tortuga.
Espero que este fin de semana haga buen tiempo para que podamos disfrutar de la playa y la montaña, de tal forma que no se nos caiga la casa encima. ¡Buen finde!
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