Revista Sociedad
Los grandes predicadores de la vieja escuela se caracterizaban por dominar el arte de la oratoria que según se dice, es “el arte de conmover, convencer y persuadir por medio de la palabra hablada”. Un buen predicador era el que hacía llorar, se decía.
Ninguna ocasión mejor se presentaba durante el año a los grandes oradores sagrados de entonces que el Viernes Santo y el sermón de las Siete Palabras.Cuenta la historia que el más grande de los oradores sagrados que ha conocido España, el dominico fray Luis de Granada, (Granada,1504 - Lisboa,1588) subió un Viernes Santo al púlpito para explicar al pueblo cristiano los dolores inefables del Redentor del mundo clavado en la cruz. Comenzó su sermón de las siete palabras con esta introducción:«Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan». Y no dijo mas. Una emoción indescriptible se apoderó de todo su ser; sintió que la voz se le anudaba en la garganta, estalló en un sollozo inmenso... y con el rostro bañado en lágrimas hubo de bajarse del púlpito sin acertar a decir una sola palabra más. Ningún otro sermón de cuantos pronunció en su vida causó, sin embargo, una impresión tan profunda en su auditorio. Todos rompieron a llorar, y, golpeando sus pechos, pidieron a Dios, a gritos, el perdón de sus pecados.No exageraron. ¡No exageraron! porque es preciso tener el corazón muy duro o muy amortiguada la fe para no conmoverse profundamente ante el solo anuncio del sermón de los dolores que Nuestro Señor Jesucristo padeció por nosotros en la cruz.Así lo escribe otro gran orador, también dominico, este de nuestros días, Fray Antonio Royo Marín, ( Morella, Castellón, 1913 - Villava, Navarra 2005)http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/Antonio-Royo-Marin-Las-siete-palabras.pdfOtro famoso y gran predicador, el padre Jose Antonio de Laburu S.J.(Bilbao 1887, Roma,1972)(*) era sacerdote jesuita y médico.Por aquel entonces el Viernes santo se vivía con gran intensidad y era casi obligatorio oír el (casi) interminable sermón de las Siete Palabras; el pronunciado por el P.Laburu era de los que hacían época. Era un predicador muy efectivo, y con sus palabras se lloraba una barbaridad. Sus conocimientos médicos y su arte de la interpretación se unían a su religiosidad para hacer de su sermón de las Siete Palabras una obra de arte de la dramaturgia y la oratoria. A medida que avanzaba la Pasión de Jesús en la Cruz, imitaba las angustias con sus conocimientos médicos y un muy estimable registro de tonos de voz diferentes.El padre Laburu quizá no te hacía llorar, pero te dejaba helado. Al terminar el larguísimo sermón, tres horas exactas, todos nos creíamos pecadores sin perdón, malvados asesinos de Cristo.F.J.de C.Madrid, 18 de abril de 2.014 (Viernes santo)
(*)http://aboga.files.wordpress.com/2011/12/foto-para-hoja.jpg?w=675&h=957“Sólo así se arregla el mundo. Ciclo de conferencias cuaresmales. Año 1942. Pronunciadas desde la catedral de Buenos Aires. Por el R. P. José A. Laburu, S.J. Editorial Mosca Hermanos. Montevideo (Uruguay)”. Después del prólogo, la obra recoge las cuatro conferencias cuyos títulos son muy sugerentes.Primera.- ¿Por qué está mal el mundo? ¿Cual es su único remedio?Segunda.- Paganismo o cristianismo en el matrimonio y la familia.Tercera.- El concepto pagano y el concepto cristiano en el problema social.Cuarto.- Los Estados ateos y los Estados cristianos.La falta de valores éticos en la sociedad de 1942, puede considerarse como una anticipación de la crisis moral y antropológica de nuestros tiempos. El libro del P. Laburu apunta la solución: Sólo los valores éticos arreglan el mundo.
Ninguna ocasión mejor se presentaba durante el año a los grandes oradores sagrados de entonces que el Viernes Santo y el sermón de las Siete Palabras.Cuenta la historia que el más grande de los oradores sagrados que ha conocido España, el dominico fray Luis de Granada, (Granada,1504 - Lisboa,1588) subió un Viernes Santo al púlpito para explicar al pueblo cristiano los dolores inefables del Redentor del mundo clavado en la cruz. Comenzó su sermón de las siete palabras con esta introducción:«Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan». Y no dijo mas. Una emoción indescriptible se apoderó de todo su ser; sintió que la voz se le anudaba en la garganta, estalló en un sollozo inmenso... y con el rostro bañado en lágrimas hubo de bajarse del púlpito sin acertar a decir una sola palabra más. Ningún otro sermón de cuantos pronunció en su vida causó, sin embargo, una impresión tan profunda en su auditorio. Todos rompieron a llorar, y, golpeando sus pechos, pidieron a Dios, a gritos, el perdón de sus pecados.No exageraron. ¡No exageraron! porque es preciso tener el corazón muy duro o muy amortiguada la fe para no conmoverse profundamente ante el solo anuncio del sermón de los dolores que Nuestro Señor Jesucristo padeció por nosotros en la cruz.Así lo escribe otro gran orador, también dominico, este de nuestros días, Fray Antonio Royo Marín, ( Morella, Castellón, 1913 - Villava, Navarra 2005)http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritualidad/Antonio-Royo-Marin-Las-siete-palabras.pdfOtro famoso y gran predicador, el padre Jose Antonio de Laburu S.J.(Bilbao 1887, Roma,1972)(*) era sacerdote jesuita y médico.Por aquel entonces el Viernes santo se vivía con gran intensidad y era casi obligatorio oír el (casi) interminable sermón de las Siete Palabras; el pronunciado por el P.Laburu era de los que hacían época. Era un predicador muy efectivo, y con sus palabras se lloraba una barbaridad. Sus conocimientos médicos y su arte de la interpretación se unían a su religiosidad para hacer de su sermón de las Siete Palabras una obra de arte de la dramaturgia y la oratoria. A medida que avanzaba la Pasión de Jesús en la Cruz, imitaba las angustias con sus conocimientos médicos y un muy estimable registro de tonos de voz diferentes.El padre Laburu quizá no te hacía llorar, pero te dejaba helado. Al terminar el larguísimo sermón, tres horas exactas, todos nos creíamos pecadores sin perdón, malvados asesinos de Cristo.F.J.de C.Madrid, 18 de abril de 2.014 (Viernes santo)
(*)http://aboga.files.wordpress.com/2011/12/foto-para-hoja.jpg?w=675&h=957“Sólo así se arregla el mundo. Ciclo de conferencias cuaresmales. Año 1942. Pronunciadas desde la catedral de Buenos Aires. Por el R. P. José A. Laburu, S.J. Editorial Mosca Hermanos. Montevideo (Uruguay)”. Después del prólogo, la obra recoge las cuatro conferencias cuyos títulos son muy sugerentes.Primera.- ¿Por qué está mal el mundo? ¿Cual es su único remedio?Segunda.- Paganismo o cristianismo en el matrimonio y la familia.Tercera.- El concepto pagano y el concepto cristiano en el problema social.Cuarto.- Los Estados ateos y los Estados cristianos.La falta de valores éticos en la sociedad de 1942, puede considerarse como una anticipación de la crisis moral y antropológica de nuestros tiempos. El libro del P. Laburu apunta la solución: Sólo los valores éticos arreglan el mundo.