Revista Atletismo

VII Maratón Ciudad de Málaga

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante
VII Maratón Ciudad de Málaga
La que sería mi cuarta maratón de Málaga, séptima maratón de asfalto oficial y primer maratón de asfalto en 2 años comenzaba temprano, pasadas las 6 de la mañana, aunque no sería hasta pasadas las 8 cuando entraría en mi cajón de salida, el de sub 3 horas.

En medio, un frugal desayuno, el viaje en coche a Málaga con Ernesto y charlas con múltiples compañeros y amigos, como los compañeros del TAC, Simo, Mark, Elías, Chemari, Emma y muchos otros.

Estaba extrañamente tranquilo, no tenía marca objetivo ni la había entrenado como tal, iba a correr según me marcase el cuerpo.

Venía de haber corrido 3 semanas atrás los 141 kilómetros que separan Nerja y Estepona, con la seguridad que da haber destrozado la marca en media maratón en la media de Fuengirola, hacía poco más de un mes.

Sabía que la iba a acabar y daba por hecho que no iba a sufrir mucho más allá de lo habitual en un maratón... pero me equivocaba, y mucho.

Tras la salida de los atletas en silla de ruedas, con los pelos de punta tras haber escuchado la música de "El Último Mohicano", nos pusimos en marcha...

VII Maratón Ciudad de Málaga

Los pelos de punta...

Los 3 primeros kilómetros fueron aquellos en los que más cabeza tuve de toda la prueba, ya que pese a que me pasaban corredores como balas por ambos flancos, me mantuve a un ritmo de a 4 minutos el kilómetro.

Conforme ascendíamos por la Avenida de Andalucía muchos de los corredores que me habían pasado hacía pocos minutos comenzaban a quedarse atrás, mientras que yo seguía avanzando al mismo ritmo.

Llegando al Puente de las Américas me pasó un grupo numeroso que llevaba buen ritmo y aunque a priori decidí pegarme a él, vi que iban a un ritmo algo elevado para transitar en subida, por lo que decidí descolgarme un poco y correr a mi ritmo hasta al menos llegar al final de la avenida.

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Final del ascenso; km 3, pasado en 11:50

Al llegar al giro en Calle Virgen de la Cabeza vi que el grupo estaba más cerca de lo que parecía (nos cruzamos antes del giro que nos enviaría bajo el puente), por lo que aproveché que la pendiente venía a favor para alargar la zancada e intentar alcanzarles...

Me marqué 2 kms en 7:18, haciendo gala de un gran despliegue físico en el km 5 del maratón que acabaría pasándome factura, pero entre los corredores del pelotón divisé a Antonio, corredor del Leganés afincado en la costa que entró poco delante mía en la media de Fuengirola, por lo que decidí pegarme a él.

El ritmo parecía asequible y al menos el grupo no daba tirones, aunque comenzamos a charlar y no tardamos en destacarnos del grupo casi sin darnos cuenta; fueron los kilómetros más llevaderos del maratón con diferencia.

Me llamó mucho la atención que Antonio me conociese por el blog, de hecho, me agradeció las entradas que tengo sobre los 101 porque le fueron de gran ayuda cuando se enfrentó a la prueba en su momento; esos comentarios son los que hace que todo el esfuerzo que supone mantener este espacio valga la pena.

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Disfrutando del maratón con Antonio

Nos estabilizamos a un ritmo en torno a 3:55 minutos el kilómetro, pero una vez salimos del puerto tuvimos que situarlo en torno a 4 minutos debido a las rachas de viento.

Charlando y conversando con varios corredores y rebasando a aquellos que se estaban tomando la prueba con más cabeza llegamos al giro de la zona del Chanquete, donde perdí medio segundo al beber agua en el avituallamiento y por querer recuperar el tiempo perdido hice un cambio de ritmo innecesario.

Me encontraba cómodo pero me extrañaba que Antonio no me alcanzase; tras pocas decenas de metros no solo me alcanzó, sino que al intentar manterme a su altura mis piernas empezaron a acusar la fatiga y decidí dejarlo a ir un poco...

Aun no habíamos llegado a la media maratón y el cansancio comenzaba a ser palpable, definitivamente la cosa no estaba yendo según lo previsto.

Me encanta el ultrafondo y escucho muy bien a mi cuerpo, por lo que de forma instintiva suelo adaptar el ritmo a las condiciones del entorno y mi forma física para correr durante horas con una sensación de esfuerzo muy baja... y ya no recordaba que el maratón, si quieres hacerlo de forma competitiva, te lleva a ese punto tan cercano al límite que si lo rebasas, te deja en tierra de nadie, te mastica y te escupe.

Aun no era el caso, pero el runrun del recuerdo del sufrimiento de maratones pasados comenzó a rondar mi mente; no tenía referencia por delante ni por detrás, así que entre los ánimos de los corredores con los que nos íbamos cruzando y del público, decidí tomar la opción menos sabia: alcanzar a Antonio.

Realicé 2 kilómetros a cerca de 3:50 y lo alcancé, pero el pulso se me disparó y me di cuenta de que ese ritmo era suicida, al menos para mi, por lo que muy a mi pesar tuve que dejarle ir nuevamente.

Estaba comenzando a sufrir, no tanto físicamente sino de forma mental, ya que me agobiaba no tener ninguna referencia de ritmo y correr en solitario desde tan pronto, los zarandeos del viento comenzaban a ser más que molestos y escuchaba pasos cada vez más cercanos tras de mí.

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Concentrado...

Me concentré en mi mismo y subí el ritmo promedio hasta 4:05 minutos el km aproximadamente.

Pasé la media maratón en 1:23:13, cuando hace 2 años destrocé mi marca en la distancia con 2:54:43 en el mismo maratón y con el mismo recorrido, lo hice en 1:26:32; que pena que ni lo pensase si quiera en ese momento...

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Estabilizando el ritmo tras rebasar a un corredor pasada la media maratón

Llevaba a lo lejos a dos corredores que avanzaban a buen ritmo, por lo que me puse como objetivo ponerme a su altura.

No importaba cuanto tardase, estaba estabilizado a un ritmo en torno a 4:10 que no me costaba demasiado mantener y les iba recortando metros poco a poco, así que solo había que tener constancia.

Comenzaba a notar los dedos de los pies acalambrados de la fatiga y el cuello me molestaba un poco porque estaba corriendo con una mochila en la que llevaba el móvil, cartera, llaves, un cortavientos y algunas barritas y geles que no llegue a utilizar, cerca de un kilo de peso que no ayudó en absoluto.

Los pasos se sucedían y pese a estar a más de 300 metros de distancia de mi objetivo, comenzaba a vislumbrar las letras de la camiseta.

Me operé los ojos hace 10 días y ahora mismo tengo un 140% de visión (se debe estabilizar aun a niveles normales) así que me puse a intentar enfocar para leer las letras de las camisetas y distraer la mente.

La del corredor de la izquierda decía "Liberty" arriba y abajo no se veía bien (la camiseta hacía algunas ondas con el viento); la del corredor de la derecha parecía decir "fantasmas" y otra palabra podía ser "bike", ya que el logo parecía un piñón de bicicleta desde lejos...

En mi mente tenía sentido, pero está claro que un maratoniano no suele llevar una camiseta de un equipo ciclista del día de la competición...

Me sorprendió ver a Cristóbal con la camiseta del Club Atletismo Fuengirola, que me dio mucho ánimo para mantener el ritmo.

Apreté un poco para ver con más claridad la camiseta de mis objetivos y confirmé que la camiseta del corredor de la izquierda decía "Liberty seguros", pero en el de la derecha la palabra no era "fantasmas", sino fondistas... ¡menos mal que estaba a unos 250 metros, si no era para volver a operarme!

Además, el logo no tenía nada que ver con un piñón y la segunda palabra era "bike", sino Yecla.

Ya no tenía distracción, así que llegando a la Misericordia apreté un poco el ritmo, me puse a la altura de la pareja de corredores y nos pusimos a correr a la par.

El corredor de Liberty fue cediendo terreno, pero el de Yecla se animó con mi llegada y pusimos un ritmo más duro.

Fernando López Sevilla me animó en una zona con muy poca afluencia de público, por lo que, pese a que me estaba dejando las piernas en el asfalto, decidí subir un poco el ritmo.

No suelo sentir dolor al correr, pero en esos momentos los sentía; os prometo que por un momento pensé en seguir recto hacia la desembocadura del Guadalhorce, dejar la maratón e irme a casa corriendo al trote.

Mi mente lo justificaba como que así haría unos 65 km en lugar de 42 y además no iba a sufrir tanto, pero fue un pensamiento fugaz y lo aparté con más dolor al ampliar la zancada camino al estadio olímpico.

Fue un gustazo para mis pies pisar el tartán después de tanto asfalto y disfruté de cada metro en la pista... para después arrepentirme, azotado por el viento, dolorido por el asfalto y notando una fatiga existencial y un vacío que hacía años que no sentía... el "Muro", ese muro que hace 2 años no vi ni de lejos en el mismo maratón.

Kilómetro 30, 2 horas en carrera clavadas (mejor marca en la distancia, hacía 2 años pasé por ese punto en 2:04:10) y ya estaba comenzando a notar cosas raras...

Eran los primeros avisos, pero Cristóbal, que pasó a buen ritmo acompañando a un amigo, me lo notó en seguida, antes incluso de que yo fuese consciente de que algo no iba bien.

Iba tirando del grupo a 4:15 y dos kilómetros después los veía alejarse a un ritmo que me parecía imposible mientras, por momentos, el 5 subía al minutero de mi crono...

Mi único consuelo era que "solo" quedaban 9 kilómetros de carrera... pero os puedo prometer que han sido los 9 kilómetros que más largos se me han hecho desde los de la última etapa del Reto 360º Solidarios...

Los ánimos del público, voluntarios y otros corredores al adelantarme fueron el combustible emocional que necesitaba, porque el cuerpo estaba tocado, sí, pero es que la mente estaba totalmente hundida...

Me imaginaba al pelotón de las 3 horas adelantándome en cualquier momento, dejándome hundido tras ellos y me venía completamente abajo.

Fueron unos kilómetros muy duros, pero en uno de los avituallamientos los chicos y chicas, sorprendidos por verme pasar con sandalias ya en los últimos kilómetros en ese tiempo comenzaron a ovacionarme y me propuse que al menos si el grupo de las 3 horas me alcanzaba, lucharía por mantenerme pegado a él.

Me los crucé en el avituallamiento del kilómetro 38 y medio y me sorprendió ver que era una bicicleta la que llevaba el cartel de las 3 horas y que el grupo era bastante pequeño y diseminado.

Entre los ánimos de Ángel Carmona en el avituallamiento y la sorpresa, primero de ver que le sacaba aun casi 500 metros de ventaja al grupo de las 3 horas y poco después, que estaba ya en el kilómetro 39 (no había visto el cartel del km 37, con razón se me había hecho tan largo ese tramo), decidí dejarme la poca piel que me quedaba en mantener el tiempo por debajo de las 3 horas.

Recordaba el itinerario y sabía que quedaba poco... hasta disfruté del paso por el centro y de la bajada por Calle Larios... aunque el tramo por la alfombra de meta se me hizo eterno.

A lo lejos veía en el crono 2:57 y sabía que las 3 horas estaban conseguidas, solo quedaba ver en cuantos minutos paraba el crono.

Un corredor apareció a mi izquierda y comenzó a darme ánimos, apretamos el ritmo juntos y ya teníamos la meta a punto... aceleré en un agónico sprint final y paré el crono en 2:58:28, posición 99 de la general y 33 en senior masculino.

Todo fue muy rápido una vez crucé la meta, necesitaba sentarme, respirar y quitarme los huaraches, en ese orden...

Vi a Cristóbal, con quien quería haber hablado, pero no tenía fuerzas ni para eso, así que recogí mi medalla, salí del corralito de meta, me senté en una parada de bus y cuando hube recuperado el aliento comencé un paseo descalzo hasta la estación de tren que me supo a gloria.

Pese a ser mi cuarto maratón de málaga y el séptimo en total sigo aprendiendo en cada uno de ellos; para el próximo, si decido hacerlo de forma competitiva y bajar la marca, dad por hecho que le daré caña a la pista y a las series después de casi 3 años, porque si, en el próximo voy a darlo todo y a bajar aun más la marca.

No sé si será en Málaga, no se si será en el 2018, pero volveré ;)


Lo mejor
-Avituallamientos muy completos y bien organizados, en mi caso solo bebí agua, pero en ningún momento tuve problema para coger botellines.

-De agradecer los contenedores tras cada avituallamiento, se notaba en la cantidad de botellas sueltas a ambos lados de la carretera en comparación a otras ediciones.

-Pese a tener el viento en contra en varios tramos la temperatura fue idílica, hasta calurosa para estar en diciembre, pero el clima es una de las cosas que hace especial este maratón.A mejorar-Hay muchos puntos que se hacen áridos para el corredor, sobre todo por la falta de público; no se me ocurre la forma a priori, pero con bandas en puntos clave o algún tipo de espectáculo que atrajese también al público se harían muchísimo más llevaderos.

-No sé si ha sido impresión mía pero me parece que este año entre los atletas que han bajado de las 3 horas se han formado muchos menos grupos... Sería complicado por la logística y demanda que pueda haber, pero una liebre por debajo de las 3 horas (2:45, 2:50... se podría establecer en base a las marcas que pensamos hacer y que se piden al inscribirse) sería de gran ayuda.

-Por último, eché de menos las frases motivacionales en los carteles de los puntos kilométricos, era un detalle que le daba un toque diferente a los mismos.

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