En una gran mole de roca de rodeno se alza Vilafamés. Este pueblo de Castellón fue declarado como uno de los más bonitos de España.
Con aires moriscos, esos que hizo que el trazado de sus calles fuera estrecho y serpenteante. Pero también de esencia cristiana. A raiz de la reconquista de Jaime I surgieron las calles a los pies del castillo rectas y mucho más largas. Villa de que perteneció a la Orden de San Juan del Hospital y más tarde a la Orden de Montesa.
Vilafamés nos descubre su origen árabe con estrechas calles zigzagueantes entre casas de piedra o encaladas. Callejones pintados de flores con vegetación muy cuidada por sus vecinos. Decoran sus ventanas, portales y escaleras. Guarda la presencia de otras épocas históricas en los muros de sus iglesias, castillo, palacio de Batle y algunas casonas.
Nos recibe laPlaza de la Fuente de origen árabe que se encuentra en diferentes niveles y en pendiente. Lugar donde solo existían los huertos que los vecinos regaban gracias al manantial. Desde aquí ya tenemos una vista de la villa, de sus casas volcadas hacia la plaza y de su castillo.
La Roca Grossa atrapa nuestras miradas en el recorrido por la villa. Una gran mole de rodeno que surge y marca el trazado de la calle principal. Nos la encontramos en la subida antes de girar hacia la izquierda para llegar a la iglesia parroquial. La Roca Grosa es uno de los emblemas de Vilafamés. Llama su atención porque parece que está suspendida en el aire y sujeta por algo invisible. Mantiene su equilibrio con una inclinación del 34 por ciento. Con un peso de más de dos toneladas y un origen que se pierde en los tiempos… Solo doscientos veintidós millones de años…
Delante del Hotel El Rullo y antes de seguir subiendo hacia la iglesia se encontraba una de las puertas de entrada a Vilafamés: el Portal de la Font. Nos vamos encontrando algunos de los lienzos de muralla que se fusionan con el tono rojizo de la montaña.
En el extremo de la calle y con bonitas vistas al valle la Iglesia Parroquial muestra una imponente fachada. Es de muros muy altos con sus típicas gárgolas que nos miran desde lo alto. De una sola nave comenzó a construirse en 1591. Cuando decidieron edificarla no quedaba ningún espacio dentro del recinto amurallado por lo que pensaron que lo más práctico era desplazar la muralla. Los muros sirvieron de contrafuerte. Construyeron un arco y una plataforma para que se pudiera trazar la nueva calle.
Seguimos callejeando entre casas de piedra y encaladas. Calles estrechas y en pendiente, con escalones y repletas de macetas en sus ventanas y en las balconadas de hierro y cerámica.
La Plaza de la Sangre es lugar de encuentro entre los habitantes de Vilafamés. Tenemos el castillo muy cerca.
La Iglesia de la Sangre, de origen medieval, fue levantada sobre un aljibe árabe. Fue el primer edificio cristiano y cultural de la villa. Utilizaron parte de la muralla para su construcción. Posee una cripta con trece arcos apuntados del siglo XIV. Tiene una nave de cuatro tramos, coro y presbiterio entre contrafuertes Conserva interesantes retablos barrocos.
Para llegar al castillo recorremos el El Quartijo. Es el barrio más antiguo de Villafamés. Se encuentra rodeado de murallas que encierran el recinto más primitivo de la población con sus casas de piedra. Corresponde a la antigua villa. De calles estrechas y gran cantidad de plantas decorando el camino.
Y llegamos a las murallas y al torreón rojizo. Aunque desde la carretera parecía que el castillo estaba muy alto, la belleza de sus calles ha hecho que no nos acordáramos del esfuerzo en la subida.
Fue escenario de cruentas batallas durante las guerras carlistas. Restaurado en parte, nos muestra alguna sala, lienzos de murallas y el torreón circular. ¡Y unas magníficas vistas hacia el valle y el Penyagolosa!
Vicente Aguilera era un crítico de arte que visitó Vilafamés y que se quedó prendado del pueblo. Decidió crear un museo contemporáneo en un edificio gótico y en una época histórica en la que no se apreciaba el arte contemporáneo.
Gracias a esta innovadora idea, los habitantes de la villa decidieron restaurar las viviendas del casco antiguo para crear este pueblo rojizo de cuento del interior de Castellón.