Por Juan Manuel Puliti
Cuando transcurrían 32 minutos del primer tiempo el árbitro Germán Delfino decidió suspender el partido. ¿La causa? Falta de garantías. Fue así como se decidió ponerle fin al cotejo entre Huracán y Estudiantes de la Plata debido a los enfrentamientos entres ambas hinchadas dentro del Tomás Adolfo Ducó. El pincha ganaba 2 a 0 frente al globo que tenía un partido clave por la continuidad en Primera División.
Los simpatizantes del local, luego del segundo gol de Estudiantes (28 minutos del primer tiempo), comenzaron a agredir a sus jugadores y dirigentes. Los hinchas del pincha empezaron a cargarlos por la delicada situación con canticos que hicieron explotar a “los quemeros”. Fue así como un grupo reducido de plateistas locales se acercaron a increpar a los visitantes arrojando todo lo que tenían a su alcance.
Lo peor se produjo cuando la “barra” quemera dejó su lugar en el centro de la tribuna local y rompiendo las rejas que separaban la popular de la platea lateral ingresó un grupo de alrededor de 100 “barras” a continuar y agravar los incidentes que hasta entonces eran entre pocas personas. Una vez dentro comenzaron a romper carteles de publicidad y butacas que arrojaron hacia la popular visitante. Los “pincharratas” no se quedaron atrás ya que devolvían lo que lanzaban, y también piedras que sacaban de escalones de hormigón rotos.
¿La policía? Nada. Hasta pasado los 10 minutos de los hechos, lamentables por cierto, no entró en la tribuna para disipar los violentos incidentes que ocurrían entre ambas parcialidades.
Cuando ingresó Infantería de la Policía Federal, los hechos de violencia se disiparon, aunque quedó una suerte nerviosismo dentro de la parcialidad local que luego fue reproducido en la salida del estadio y en la sede social de Huracán una vez que se desconcentró del Ducó.
Los simpatizantes albirrojos luego de la suspensión del cotejo fueron escoltados por la Policía Federal en caravana hacia la autopista, por temor a que se produzca un nuevo choque entre hinchas.
¿El partido? No mucho. Estudiantes dominó las acciones durante los 32 minutos que se disputaron. Huracán no tuvo juego, ninguna individualidad sobresalió. Un verdadero equipo descendido, aunque todavía tiene chances de continuar en Primera División. Luego del gol de Juan Pablo Pereyra (grosero error de Monzón), el equipo que conduce Roberto Pompei se apoderó del nerviosismo que bajaba desde la tribuna. No tuvo ninguna jugada de peligro, no creo juego, no metió y encima cometió errores garrafales en defensa. Solo un milagro tiene que suceder para que este equipo continúe en la máxima categoría del fútbol argentino.
El segundo gol del pincha vino de un estupendo centro del mediocampista Enzo Pérez que fue concretado por Rodrigo López. Estudiantes tocó y manejó los tiempos a su antojo, parecía que venía de goleada, pero la violencia nuevamente le ganó al fútbol. Todavía no se decidió cómo y cuándo continuará el encuentro, pero como ha sucedido las últimas veces, seguramente será en cancha neutral (el Ducó será clausurado), y a puertas cerradas. Una lástima para aquellos hinchas que nada tienen que ver con los violentos, y por ellos se ven perjudicados.