Revista Opinión
Recuerda en su blog el amigo Nicolás, la frase de Liechtenberg "cuando los que mandan pierden la vergüenza los que obedecen pierden el respeto". Viene esto a cuento de una conversación, la otra mañana, en familia, donde se decía que si esto sigue así, más tarde o temprano, habrá mucha violencia en las calles. Y yo respondía que ya hay mucha violencia, hay mucha violencia en ponerte en la puta calle, después de un montón de años trabajando para una Empresa que ahora, porque gana menos de lo que "debía" ganar, el Gobierno le permite despedirte por dos perras gordas. Y es violencia que los jóvenes no encuentren trabajo y tengan que irse al extranjero para que se le tenga en cuenta su calificación académica y profesional. Y es violencia que los corruptos sean los inocentes y los jueces los culpables. Y es violencia que pagues y pagues la hipoteca de una casa por lo que te decían ellos que valía, y ahora no puedas ni si quiera entregarla o regalarla al banco que te ha timado durante todos estos años. Hay violencia, hay mucha violencia y los pacifistas somos los que algún día dejaremos de soportar la vergüenza de estos años en los que a la clase trabajadora se le ha machacado y en los que nos hemos limitado a poner la otra mejilla. Quiero pensar que no hará falta la violencia de la calle, pero quiero pensar que esto tendrá un límite porque de lo contrario seremos todos, los violentos, no solo ellos.