Brett Leonard, dirigía en 1992 El cortador de césped, una película que recuerdo con simpatía, ahora no lo tengo tan claro, los recuerdos a veces juegan malas pasadas. Tres años más tarde, sin alejarse demasiado de los conceptos planteados en ésta, dirigía Virtuosity.
Un film con una premisa sencillamente prometedora. Un asesino virtual compuesto de la personalidad de cientos de asesinos en serie logra salir al mundo real. Para lograr capturarlo deben sacar de la cárcel a un ex policía que, tiempo atrás, se enfrentó con la principal personalidad del asesino.
Virtuosity es una película que jamás llegué a ver en su época, o puede que mi mente -por su propio bien- se encargara de borrar. Incluso, el propio recuerdo de haberla visto.
Fuera como fuese, dudo mucho que por aquel entonces, y a pesar de que defiendo obras semejantes en la puesta en escena y estética desestilizada de los 90, como Demolition Man o Escape de Absolom, dudo que la hubiese catalogado por encima de lo que hago hoy.
Es sorprendente que una película con un reparto tan solvente y eficaz como Denzel Washington y Russell Crowe a la cabeza del mismo, pueda terminar en algo tan mediocre. Ya no solo en el aspecto visual, en el argumental también.
Es cierto, que ambos actores, no estaban tan consolidados en aquella época, como lo pueden estár en el presente. Pero en el caso de Denzel, ya había participado en películas como El informe pelícano o Malcom X. Mientras que, Crowe se había lucido en Romper Stomper. No sé qué vieron en semejante proyecto, quizás, apuntaba maneras en la pre-producción.
Resulta difícil de creer que ésta producción, tan solo cuatro años más tarde, pudiese influir en ciertos aspectos, más de los que parece a simple vista, a una de las películas más influyentes del cine de acción y la ciencia ficción de la nueva década que estaba por llegar, me refiero a Matrix de los hermanos Wachowski.
La línea argumental se distancia de las aventuras de Neo, pero encontramos influencias notables, y sobre todo, muchas ideas de las que se plantean aquí son bastante comunes con lo acontecido en Matrix, ideas que se aprecian durante su visionado.
Claro que, la película de Brett contaba con algo menos de la mitad de presupuesto -30 millones de $- de la que gozaron los creadores de Matrix, que contaba con 63 millones de dólares.
Desde un punto de vista intransigente, es algo que podemos contarlo, incluso, como negativo.
En plena década de los 90, tampoco estaba nada mal dicho presupuesto, y el resultado visual es insatisfactorio en base a un presupuesto de esa talla.
Las técnicas digitales tenían que mejorar mucho, cierto, pero ya se podían hacer cosas mucho más presenciales a nuestras retinas por esas fechas.
En realidad, es una lástima, el apartado visual es algo que podríamos haber llegado a obviar, si el flojísimo guión escrito por Eric Bernt, hubiese sabido resolver ciertas cuestiones con mayor seguridad.
Bernt ha tenido una escueta carrera en el mundo del cine, como guionista, posteriormente escribiría Romeo debe morir, Los inmortales: Juego final o Carretera al infierno.
Hay momentos que la película se nos plantea como un conjunto serio, pero en realidad, no sabe tomarse en serio a sí misma, con lo cual, difícilmente nosotros espectadores, podremos hacerlo.
Christopher Young, ha compuesto orquestaciones remarcables para films como La mitad oscura, Operación Swordfish o Arrástrame al infierno, pero su estado de gracia no acompaña al compositor de New Jersey en el pentagrama escrito para un producto tan flojo y obviable como es Virtuosity.