Visita al monte Saint Michel

“En las cosas humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas.” (William Shakespeare)

Otra de las paradas que hicimos durante nuestra ruta por Francia fue el imprescindible monte Saint Michel, este lugar es el segundo lugar más visitado de Francia tan solo siendo superado por la ciudad de Paris (L´ile de France).

Este islote de 1km de circunferencia y aproximadamente 90 m de altura sobre el nivel del mar se encuentra unido a la costa gracias a una carretera asfaltada que desaparece cuando la marea crece, ahora están construyendo una nueva para que aunque tenga marea alta se pueda acceder a la isla. Además, la antigua carretera hace que se acumule arena con las crecidas y temen que deje de ser una isla.

El monte recibe su nombre gracias a la abadía que lo corona en lo alto, la abadía de Saint Michel, cuyo punto más alto es la estatua del arcángel San Miguel situada a 170 metros de altura. Según cuenta la leyenda la abadía fue construida después de que el obispo Aubert tuviera 3 sueños donde el mismo arcángel San Miguel se lo hubiera pedido en esas apariciones. La entrada a la abadía merece la pena, sobre todo si eres menor de 25 años puesto que la entrada es gratuita, de otra forma tendréis que pagar 9 € por la visita.

Cuando hay marea baja se puede caminar por el lodo, creo que incluso hay excursiones guiadas por esta zona, pero no recomiendan ir solo porque son prácticamente arenas movedizas y si no lo conoces bien puedes acabar metido en un problema, concretamente en un problema que te llegue hasta las rodillas.

Las mareas son consideradas como las mayores de Europa, llegando a alcanzar hasta los 14,5 metros de altura, lo que ayudaron al monte St. Michel a convertirse en una fortaleza prácticamente inexpugnable durante la Edad Media, o bien se accedía por tierra durante la marea baja o bien por mar con la marea alta, no había más opciones y ambas no duraban mucho. Las mareas llegan dos veces al día y nada más cruzar la entrada hay un cartel que te indica a que hora son las mareas de ese día (también podéis mirarlo en internet el día antes de ir a visitarlo). Mi recomendación es que si tenéis tiempo os quedéis dentro del monte para ver como sube la marea desde el mirador o desde dentro de la abadía, a partir de las 12 metros ya se cubre la pasarela.

Mirando por internet no nos quedaba muy claro como llegar hasta allí, pero una vez que llegas al pueblo es muy sencillo seguir las indicaciones en los carteles o, en su defecto, a las hordas de turistas que van en masa hasta el lugar. Hay parking: si estás menos de 30 minutos (cosa que es imposible) o si vas después de las 19 horas es gratis, si vas de 7 a 11.30 de la mañana son 4€, si estás menos de 2 horas son 6€, y si por el contrario estás más tiempo… hay una “tarifa plana” para pasar el tiempo que quieras por 12€. Hay que pagar el ticket en el centro de información antes de regresar al parking.

Después tendréis que subiros a un autobús gratuito que os llevará desde el parking al monte Saint Michel, hace un par de paradas por el camino, hay una de ellas que tiene un mirador para ver el monte desde lejos que merece la pena, lo veréis porque es un puente de madera bastante grande situado en la Place du barrage.

Como último consejo… si vais a ir en verano llevaros alguna crema anti mosquitos o hacer como los turistas japoneses que llevaban chubasqueros finitos y ropa larga, los mosquitos de allí no perdonan y podéis llegar a pasar un mal rato. A nosotros, por suerte o por desgracia, nos llovió muchísimo… tanto que apenas podíamos ver el monte St. Michel pero al menos nos libramos de las picaduras.

Quizás os interese leer el post general de la ruta por Francia y las ciudades que visitamos. Como siempre, si os ha servido de ayuda la entrada u os ha gustado podéis dejarnos un comentario, o seguirnos en instagram, twitter y facebook para seguir actualizados con las nuevas entradas. ¡Estad atentos a las próximas entradas!