Me parece que la llaman la ciudad luz ... no ? Pero de cual luz ? - Me pregunté yo -Entonces me di a la tarea de visitar París y observar con detalle la luz que ilumina sus calles en diferentes periodos del año. París es una urbe tan multifacética, que me propuse experimentar y eliminar los tonos y luces de color que la decoran.
Este foto relato es una colección de fotografías y vidéo en blanco y negro de pequeños pero intensos viajes intermitentes a París.
Visitar París con otros ojos
El mundo y los lugares depende desde el ángulo que los veamos. Todo depende de... Del dinero dirán unos, de las ganas dirán otros, de la compañía, del tiempo o de todos los elementos juntos.
Un destino no se debe juzgar en una única y primer visita. Lo mejor de un lugar es volver !
Para mi la capital francesa es un camaleón hiperactivo que cambia cada vez que la visito. Visitar París es un juego de azar enmarcado por un clima caprichoso y un afluente inagotable de turistas. A cada vez me he encontrado algo nuevo: una calle, una iglesia, una plaza, una butaca, una tiendecita o una expresión facial. Me encanta quedarme a ver la gente a la cara, creo que cada vez nos esquivamos más la mirada en la calle; una lastima.
Un día subí a la colina de Montmartre y descubrí una placita llena de pintores y caricaturistas. No me dediqué a mirar pinturas, sino los gestos de las personas siendo pintadas. Algunas emanaban timidez, otras pena, y de pronto la curiosidad estresante de saber el resultado final de la pintura. Me quedé a ver la reacción de la obra terminada, mientras de fondo se escuchaba un acordeonista. Pude percibir risas, euforia, un grito y un abrazo al pintor.
Los viajeros somos bichos raros fuera de nuestras tierras así creamos lo contrario. Andamos convencidos que nos mimetizamos y pasamos desapercibidos y es mentira. Siempre habrá alguien que nos calcule con la mirada mientras caminamos, mientras hablamos o nos rascamos las nalgas. Así como nosotros detallamos sin pudor, al mismo tiempo alguien hará lo mismo con nosotros.
Recuerdo que me senté a descansar en los jardines de Luxemburgo, y un par de chicas japonesas se disparaban con sus cámaras y teléfonos ultra sofisticados. De entrada me sonreí, pues mi imaginación es pícara. No sé porqué (y me perdonan) se me vino a la mente "la chimoltrufia". Fuera de las sonrisas, luego me acordé de los fuertes deseos que tengo por visitar Japón y descubrir la personalidad particular de los japoneses. Cuando me iba, me percaté que una señora me estaba tomando fotos desde la silla del lado. Yo fotografío, tu me fotografías, todos...
Luz exterior o luz interior ? Museo o parque ?
Querer en tres días es un suicidio. A la pregunta recurrente de qué visitar en París, siempre sugiero de hacerlo en etapas si la oportunidad se presta. Es lógico de querer conocer los principales monumentos y lugares de interés en un premier viaje. Pero aspirar conocerlo todo es irreal. Es evidente que al llegar uno corre despavorido a ver la torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los campos Elíseos y el renombrado museo del Louvre.
Personalmente me gusta mezclar las visitas de monumentos exteriores con museos. París posee 173 museos para escoger; argumento de peso para no privarse de la apasionante historia francesa. Las construcciones en París guardan formas y secretos insospechados.
Yo he pasado de asombrarme con las hipnóticas escaleras internas del Arco del Triunfo, hasta casi cagarme de miedo bajo el sub suelo parisino en visita de las escalofriantes Catacumbas de París.
Si de parques hablamos y si quisiera nombrarlos, no me alcanzaría este blog de viajes para hacerlo. Es suficiente con perderse en la ciudad para arribar de fijo a uno de los cientos de parques atestados de sorpresas.
París y su infaltable y destronable Torre Eiffel
Hablar de visitar París y no nombrarla es casi un "sacrilegio". Si hablamos de luz, de símbolo, de estatus, de Francia y de París; hablamos de la Torre Eiffel. Yo he tenido la estrella y la chiripa de haberla visto en todas las estaciones. En invierno la torre está mas iluminada que nunca. En verano las filas interminables de visitantes que la quieren trepar y palpar. En otoño la lluvia y los colores ocres la visten de nostalgia y en primavera sigue siendo ella a pesar del tiempo y los millones de visitantes que pasan.
Uno cree que va a observar la Torre Eiffel, en realidad es la la Torre Eiffel la que nos ojea.
Yo nunca he montado sobre ella..la Torre. Me agobia la frotadera entre tanta gente, tengo fobia de las masas turísticas y desde hace poco soy cobarde a tiempo completo de las alturas. Pero la he visto de lejos y de cerca sin censura.
La mejor experiencia fue la de pararme justo debajo y alzar la mirada. Un montón de detalles saltan a la vista entre metales retorcidos, luces destellantes y visitantes perplejos.
La infinidad de opciones y de puntos de vista de París no me cansan. Yo sigo acudiendo a la "ciudad luz" cada vez que puedo, con citas informales de dos o tres días cargadas de emociones, de rostros, de monumentos y de luz en color... o en blanco y negro.