La piel es un órgano que participa en la defensa inmune del organismo y por ello distintos estímulos desencadenan en ella con gran facilidad una respuesta de inflamación importante.
Este concepto de inflamación en vitíligo acerca esta enfermedad a otras también tan conocidas como la atopia o la psoriasis y además determina que para el tratamiento sea importante el control y regulación de esta inflamación.
Que el vitíligo es una enfermedad donde la inflamación juega un papel trascendental lo demuestra el hecho de que en la periferia de las lesiones despigmentadas por esta patología se objetiva siempre un infiltrado inflamatorio de monocitos, de baja intensidad localizado en la unión dermoepidérmica y la parte alta de la dermis. Dicha inflamación no es intensa ni mucho menos, sino más bien se denominaría micro-inflamación. Sin embargo, a diferencia de la dermatitis atópica o la psoriasis, en el vitíligo el estrato corneo está conservado.
Se cree que distintos estímulos ponen en alerta a este sistema de defensa cutáneo que se activa y ataca secundariamente a los melanocitos.
Además existe una alteración en el estado redox de dichas lesiones, existiendo un exceso de oxidación, lo que también explica el papel terapéutico de ciertos antioxidantes. Otros factores implicados sería la predisposición genética o la toxicidad de las terminaciones nerviosas en aquellos vitíligos segmentarios.
Lo que está claro es que el entender mejor dicha respuesta inmunológica e inflamación permitirá desarrollar tratamientos para el vitíligo también más dirigidos y con mayor respuesta terapéutica.
¿Qué tipos de respuesta inflamatoria existen?
La inflamación está mediada por dos tipos de inmunidad, la innata y la adaptativa. La inmunidad innata sería aquella más directa e inmediata, donde sustancias inflamatorias como interleuquinas se encargan de la respuesta y ha demostrado estar alterada en vitíligos no segmentarios por presentar un exceso de liberación de interleukina 1b.
También se habla de alteraciones en la inmunidad adaptativa, que sería el sistema de defensa más retardado, desarrollado mediante distintos pasos y regulada por células como los linfocitos T. Hay ya genes identificados como predisponentes a esta alteración adaptativa en pacientes con esta patología cutánea.
Además la alteración en la respuesta inmune lo apoya el hecho de que en vitíligo existe el denominado fenómeno de Koebner, consistente en la aparición de lesiones tras un traumatismo. Pues bien, se ha detectado aumento de linfocitos T en la piel tras sufrir dicho traumatismo en pacientes con vitíligo.
¿Qué tratamientos antiinflamatorios se usan hoy en día en vitíligo?
Actualmente se intenta controlar esta inflamación con antiinflamatorios pero de forma bastante aleatoria. Entre los inmunosupresores más usados están los corticoides (tópicos u orales) y los inhibidores de calcineurina así como la fototerapia o láser excímero.
Sin embargo, llama la atención que pese al paralelismo que existe (desde el punto de vista de la disregulacion de la inmunidad cutánea) entre el esta patología y otras enfermedades cutáneas frecuentes como la atopia, psoriasis o alopecia areata, aún hoy en día haya tratamientos que han demostrado eficacia en estas últimas pero no se han probado aún en vitíligo, como por ejemplo el metotrexato que no se han utilizado en pacientes con vitíligo, quizás por asociar ciertos efectos secundarios, pero no mayores a los de los corticoides orales que sí se han utilizado. Este paralelismo entre distintas enfermedades cutáneas puede ayudar a probar tratamientos que ya hayan demostrado la eficacia en algunas de ellas.
¿Se puede mejorar el control de dicha inmunidad?
El mejor control de esta inflamación y de la respuesta inmune ayudaría a un tratamiento más específico de esta patología. Deberían desarrollarse líneas de tratamiento que regularan e indujeran tolerancia a los antígenos propios melanocitarios, pues actualmente se sabe que los linfocitos encargados de ello (T reguladores) no pueden contrarrestar los efectos de los linfocitos destructores de melanocitos (T citotoxicos). Un incremento de esos T reguladores supondría un tratamiento realmente específico.
Apoyando esto existen estudios que demostraron descenso de linfocitos T reguladores en la sangre de pacientes con vitíligo en comparación con pacientes sanos, que paralelamente se correlacionaba con aumento de IFN y con ello de actividad del vitíligo. Por ello también otra diana de tratamiento actualmente no utilizada sería bloquear dicho IFN.
Conclusiones
El problema con el vitíligo es que la fase inicial es indolente y aparece súbitamente con lo que poco se puede hacer para prevenirlo y todo el esfuerzo se ha de centrar en su tratamiento.
El descubrimiento de nuevas dianas de tratamiento a nivel de patología inflamatoria podrá permitir el tratamiento definitivo de estos pacientes.