¡Viva la Pepa!

Hoy el movimiento 15-M ha convocado concentraciones en muchas ciudades contra una reforma exprés de la Constitución, en pleno agosto, precipitada, que poco o nada está asombrando a los mercados y, lo más inasumible, sin el consenso popular (aunque sí Popular, con su diferencia mayúscula). Una reforma que no cuenta con nosotros. Con nadie.

Si el Constitucional ya estaba colapsado, ahora se van a volver locas sus señorías magistradas porque vamos a empezar a ser inconstitucionales todos, cualquiera que involuntariamente se pase del presupuesto de guerra en que pretenden que nos movamos y hablo en plural porque lo público, eso que intenta destruir la derecha, somos todos.

Se me ocurre que con tanto nuevo delincuente, podrían reconvertirse los millones de viviendas vacías en nuevas cárceles para este nuevo tipo de delincuente. Por un lado, se reactivarían los sectores de la rehabilitación de viviendas y fabricación de muebles y reformas en general y, por otro, todos aquellos que se vieron obligados a gastar más de lo que ingresaban, porque sus intresos eran nimios, tendrán casa y comida gratis como cualquier otro preso. Incluso podrían tener televisión vía satélite si se trata de viviendas-prisión de obra nueva, algo que hasta ahora sólo estaba al alcance de unos pocos y que, con esta solución, podría democratizarse. Eso generaría nuevas audiencias, un aumento de la publicidad, mayor consumo, reactivación al fin y al cabo (¿alguien se acuerda de lo que era?). Es sólo una idea, disparatada, aunque no tanto como hacer y deshacer, con un cargo prestado con fecha de caducidad, en nombre de todos para después ir gritando ¡Viva la Pepa!