La decisión de los gobiernos de la UE de ayudar a los rebeldes sirios facilitándoles armas para que luchen contra la dictadura de Bachar el Asad repite fatalmente el error de EE.UU. cuando armó a los yihadistas afganos contra la URRS.
Patrocinar a aquellos muyahidines que luchaban contra el régimen socialista sostenido por la URSS, entre 1978 y 1992, dio lugar al liderazgo de Bin Laden, al nacimiento de Al-Qaeda y a la eclosión de millones de fanáticos islamistas dispuestos a extender la yihad por todo el planeta.
Hasta entonces la guerra santa contémporánea sólo se había insinuado en Irán tras el insensato empeño occidental de que el Ayatolá Jomeini tomara de poder en 1979, expulsando al Sha Reza Pahlevi.
Se consiguió que aquel dictador, que estaba liberalizando lentamente y modernizando rápidamente su país, fuera sustituido por algo mucho peor, más fanático, medieval y sanguinario.
Además, seguramente es falso que la derrota soviética en Afganistán hiciera caer a la URRS, porque ya estaba hundiéndose rápidamente.
En este contexto, en 1990 Saddam Hussein invadió Kuwait creyendo que Occidente no respondería tras haberle hecho el favor de mantener diez años de guerra contra Irán para debilitar a los ayatolás.
Más que querer apoderarse de su petróleo, la razón para provocar la caída de Saddam en 2003, en la segunda guerra del segundo Bush, fue otro “bondadoso” intento de crear una democracia iraquí occidentalizada para que contagiara al resto del mundo árabe. Lo mismo hicieron Giscard d'Estaing y Carter al colocar al persa Jomeini, para que occidentalizara a los chiitas.
No hubo contagio, ni democracia, sólo fracasadas primaveras islámicas.Y ahora armamos a otros yihadistas contra otro dictador.
Muchos muyahidines son peores que él. Algunos líderes de nuestros protegidos son caníbales: se exhiben en las televisiones comiendo corazones humanos.
Volvemos a cometer los mismos errores, alimentamos a la bestia y pagaremos esta locura suicida con más 11S y 11M.
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SALAS Vale la pena recuperar esta tira.