Revista Opinión

¡Vivan las caenas! en Egipto

Publicado el 10 febrero 2011 por Cronicasbarbaras

Las revoluciones de Túnez y Egipto se diría que están siendo acaparados poco a poco por lo más reaccionario de esas sociedades, como ocurrió en España durante el Motín de Esquilache y, más tarde, con el grito de “¡Vivan las caenas!”.

En ambos casos, y bajo la apariencia de lucha por la libertad, en España triunfó la teocracia más reaccionaria, como seguramente ocurrirá en esos dos países con el aplauso del llamado progresismo occidental.

¡Viene la democracia!, proclama la prensa viendo las masas aparentemente liberadas que inundan la Plaza de la Liberación de El Cairo.

Pero no parecen independizarse, no: rezan en masa invocando leyes medievales, la sharia, contra la libertad de pensamiento.

Recordemos el Motín de Esquilache de 1766, reinando el ilustrado Carlos III. Aquel ministro con ese nombre lanzó un edicto prohibiendo la capa larga y el enorme chambergo bajo los que se ocultaban los bandidos.

Quería imponer capa corta y tricornio, pero los curas azuzaron el levantamiento de 40.000 personas en Madrid contra aquél impúdico pecador nudista.

Que era, diríamos, precursor de Ataturk, cuando tras abolir el sultanato y fundar la República Turca en 1922, prohibió el velo islamista para liberar a las mujeres, lo que exasperó a los mismos fanáticos que quieren recuperarlo casi un siglo después.

El “¡Vivan las caenas!” fue el grito absolutista de los españoles defendiendo a Fernando VII en 1814, pero también un alarido religioso contra el liberalismo perverso, heredero de la Ilustración. El pueblo contra la razón, pidiendo “democráticamente” la esclavitud teocrática.

Observe los rezos en El Cairo. Cada vez hay más mujeres embozadas y más barbudos pidiendo imponer las leyes de Alá. Y aunque aparezcan intelectuales laicos, su poder mengua frente a los Hermanos Musulmanes.

Democracia o teocracia, seguramente triunfará la sharia.

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SALAS oyó las órdenes de Mubarak hace unos días en El Correo Gallego.

MUBRARAK INVITA AL TRABAJO
 

La nueva figura de la Metro, metamorfosis rejuvenecida del león del Sinaí:

Metro Goldwyn Pajin
 


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