Revista Cultura y Ocio

Vivir con libros

Publicado el 26 enero 2012 por Bibliotropismos
VIVIR CON LIBROSA todos los bibliotrópatas nos ilusiona visitar las bibliotecas ajenas, mirar entre sus estantes, poder sacar un volumen, ojearlo, pasar la mano entre sus lomos, reconocer libros y compararlos con los propios, y aunque esto no siempre es posible, Jesús Marchamalo en su último libro Donde se guardan los libros, nos ofrece la oportunidad de conocer las bibliotecas particulares de una serie de escritores, para que nosotros, ávidos de curiosidad, podamos visitarlas. Desde Fernando Savater, a Vila-Matas, pasando por Arturo  Pérez Reverte, Juan Manuel de Prada, Carmen Posadas o Clara Janés, todas coinciden en mostrarnos un fiel reflejo de sus propietarios, o al menos de la imagen que nos hemos formado a través de sus obras y entrevistas, como demuestra el cuento que le envío Vila- Matas, una vez realizada la entrevista, y que es una lástima que no lo podamos leer, en el que se cuenta la historia de “un escritor de fama, que, tras marcharse de su casa el periodista, vuelve a poner el escritor la biblioteca en el estado en el que se encontraba antes de que, con en el anuncio de la visita, se hubiera dedicado a transformarla, a colocarla tal y como deseaba que la viera el mundo.”
Dejando atrás las manías que tienen cada uno a la hora de ordenarlas, -alfabéticamente, por épocas o por país de origen, en una o en dos filas…-,  de los fetiches y recuerdos que atesoran junto a los libros, o si conservan los libros permanentemente, como Vargas LLosa que no se deshacen nunca de ellos, o aquellos cuyas bibliotecas está en tránsito, como la de Francisco Rico, o la de Andrés Trapiello que está continuamente rehaciéndose, nos damos cuenta que da lo mismo lo voluminosa que sea, si tiene treinta mil ejemplares o sólo quinientos, si es de un escritor famoso, o de cualquiera de nosotros, porque lo más importante es que cada biblioteca es un espejo donde puede verse a su creador, ya que es el único que realmente conoce el verdadero propósito que justifica su existencia, pues cada biblioteca crece al ritmo y según las claves impuestas por sus propietarios. Pero además, en el caso de los escritores, éstas no sólo reflejan sus gustos e intereses, sino que aparece recogida y ordenada en su propia obra, a veces con los nombres al descubierto, a veces con los libros al revés para ocultar los títulos de lomo.

VIVIR CON LIBROS

Biblioteca de Vila-Matas

Un autor, por personal que sea, alude siempre de un modo u otro a los demás a la hora de escribir, lo que implica también la certeza contraria: del mismo modo, un escritor eludirá aquello que detesta. Por ejemplo, Arturo Pérez Reverte, cuyas novelas me atrae bien poco, encierra en el sótano los libros que van a ser pasto del expurgo o del olvido, que para el caso viene a ser lo mismo, como la obra de Perec, Paul Auster, o Los detectives Salvajes de Bolaño, que no le interesa en absoluto, sin embargo muy bien considerados por Vila-Matas, escritor al que admiro y cuyas referencia bibliográficas y recomendaciones siempre me han permitido conocer otro modo de hacer literatura.
En definitiva, tras la lectura de este ameno y singular libro, que curiosamente no formará parte de mi biblioteca particular, pues es el primer e-book que me he comprado, paradojas de la vida, uno aprende que la verdadera biblioteca de un autor no está cubriendo las paredes de su casa, sino que ésta las rebasa para asaltar cada página de su obra, no sólo porque escribirá aquello que quiere leer, sino porque sus palabras son la consecuencia de su lectura. Las palabras son como antiguas baldas de nogal, donde cada autor va colocando sentimientos propios y libros ajenos.

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