VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS
Título Original: Vivir es fácil con los ojos cerrados Director: David Trueba Guión: David Trueba Fotografía: Daniel Vilar Intérpretes: Javier Cámara, Natalia de Molina, Francesc Colomer, Ariadna Gil, Jorge Sanz, Ramon Fontserè Distribuidora: Universal Fecha de Estreno: 31/10/2013
El cine de David Trueba está cogiendo una clara tonalidad musical, quizá, aunque su presencia se radique más en Vivir es fácil con los ojos cerrados, con ese Lennon, visitando España para rodar Como gané la guerra, como omnipresente protagonista ausente. No es algo nuevo en el cine de Trueba. Su anterior película, la fantástica Madrid, 1987, no necesitaba mentar a Joaquín Sabina, para que la película pareciera como salida de sus versos. Al analizar aquella obra, se me vino a la cabeza la canción Inventario, veía que todas las cosas que guardaba Sabina en aquella maleta, estaban presentes en una película que hablaba de dos Españas aprendiendo a convivir en la transición. De nuevo se vuelve a mirar al pasado con banda sonora, en esta ocasión de los de Liverpool. Quizá, Antonio, su protagonista, enseñe a sus alumnos inglés con Help, quizá él mismo necesite ayuda. Pero si Madrid, 1987 era Inventario, Vivir es fácil con los ojos cerrados es Strawberry Fields Forever, y no sólo porque el título de la canción salga de los versos que la canción de Lennon. Si no porque la canción habla de un mundo irreal, imaginativo, un mundo donde los sueños cobran vital importancia, exactamente como ocurre en la vida de Antonio.
Antonio es un hombre solitario, estamos en la España de 1966, quizá el peor momento para ser un soñador bohemio, pero él no puede renunciar a quien es en realidad. No tiene familia, su mundo se basa en hacer que los niños aprendan inglés, mientras que por sus ojos pasan todas las injusticias de esa terrible España. Cuando se entere de que Lennon viajará hasta Almería para rodar una película, el profesor viajará desde Albacete, con el sueño de poder estrecharle la mano, y pedirle, además, que incluya las letras de sus canciones en los discos, que le ayude para enseñar a esos niños. Por el camino, se le cruzaran Belén y Juanjo. Belén es una joven que está embarazada. Un hijo fuera del matrimonio, por la que enviaran a un convento hasta que complete su embarazo y así evite las habladurías. Por su lado, Juanjo, es un chaval de dieciséis que huirá de casa tras un enfrentamiento con su estricto padre. Podríamos decir que tanto Juanjo como Belén son dos personas con los pies mucho más en el suelo que Antonio, pero aún conservan la inocencia de la infancia, una inocencia, que les lleva a la incomprensión del mundo en el que están viviendo.
Como en Madrid, 1987, el realizador nos transporta al pasado, para no desviar su mirada al presente. Al final, en Vivir es fácil con los ojos cerrados, lo que mira es a la situación de España de una forma desesperanzadora. Como si los protagonistas mirasen con ilusión a un futuro que esperasen completamente distinto y en el que no han cambiado tantas cosas. Es una película que habla de cosas muy bonitas, habla de que cuando la situación real es insoportable, puedes escapar de ella, y para hacerlo, sólo necesitas soñar. No necesitas renunciar a lo que es real, ni encerrarte en tu propio ser, si no apoyarte en estos sueños, para que el día a día continúe y no pese sobre tus hombros. Habla de todo esto de una manera realmente tierna, abogando por la felicidad y el romanticismo, como si un cuento lleno de magia fuera. Incluso su final, que parece tan irreal, que nos cuesta creer que pasase en realidad tal y como nos indican al final de la película, acaba formando parte de la magia de ese cuento. De la belleza que tiene mirar la vida con inocencia, como si todo en ella fuera sencillo.
Pero para que este canto a soñar, ese canto a esos señores de Liverpool, que cuando España se cerraba tanto en sus fronteras (unos niveles, que parece que estamos recuperando cada vez más), aparecieron con sus melenas, como una ventana a todo ese mundo que había por descubrir más allá de los Pirineos, funcionase, se necesitaba un actor que fuera capaz de transmitir toda esa ilusión por conocer a un hombre al que admiraba, pero al que no veía como un mito, si no como a otro hombre como él. Javier Cámara es perfecto para el papel, es uno de los mejores actores que tenemos en España, sirve tanto para la comedia, como para el drama, sus ojos, aquí, son capaces de brillar como los de un niño, mientras que a su vez, tiene que cubrir el inesperado rol de padre de esos dos adolescentes a los que lleva consigo. Y no podemos olvidar igualmente que Francesc Colomer, demostrase, como ya hiciera en Pa Negre, que es una actor fabuloso, o una Natalia de Molina, cuyo rostro, recuerda precisamente al de María Valverde, y que está fabulosa.
Vivir es fácil con los ojos cerrados, decían los Beatles, sin entender lo que ves, y es complicado existir, pero cuando todo consigue funcionar, no me importa demasiado. Y ahí aparece la película de Trueba, una película que puede de hablar de España, pero cuyo mensaje es completamente universal, la necesidad de vivir día a día despegándose de la realidad, limitándose a ser feliz, limitándose a perseguir los sueños, y dejando que lo demás, simplemente funcione.