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Vlad Tepes “el empalador”, ¿héroe o tirano?

Publicado el 02 abril 2014 por Albilores @Otracorriente

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Vlad Tepes era príncipe de Valaquia, fue uno de los hijos legítimos de Vlad Dracul  ”el Demonio”. Su traumática infancia fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, su padre lo entregó a los turcos, junto con su hermano Radu, como rehén del Sultán Murat II. Cuando volvió del exilio en 1447 supo que su padre, Vlad Dracul, había muerto apaleado y a su hermano Mircea le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de enterrarlo vivo, por orden del conde Juan Hunyadi, que contaba con el apoyo de los boyardos (la aristocracia local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.

Estuvo en la corte de Juan Hunyadi, el cual, impresionado por su conocimiento de los turcos y su odio al sultán Mehmed II, lo admitió como amigo y lo tomó como consejero. Finalmente se convertiría en el candidato húngaro al trono de Valaquia. Para conquistar el trono, Vlad se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, con un contingente de Transilvania, que lideró acompañado por un noble de la Casda Báthory, derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran. Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal.

La primera parte del reino de Vlad Tepes estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, como los boyardos, reduciendo el poder económico de la nobleza. Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como las ciudades de los colonos alemanes que se negaron pagarle tributo. En 1459 hizo que 30.000 de ellos fueran empalados.

Le sucedieron brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de más de 40.000 personas por lo se le consideró un ser despiadado y brutal. Tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos y a los católicos a matar ortodoxos.El sobrenombre por el que se le conoce, Țepeș, quiere decir “el empalador”.

Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos. Vlad llevó a cabo esta venganza en la Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua y pidiéndoles a éstos que se pusieran sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, los mandó empalar.

Una vez que hubo resuelto los conflictos internos, Vlad Tepes se alió con el rey de Hungría, Matías Corvino, y lanzó una serie de campañas contra los turcos, con éxito pero no claves.

En 1461 libró una de sus más famosas batallas. El Sultán turco Mehmed II, conquistador de Constantinopla, le tendió una trampa para citarlo en Giurgiu. Vlad Tepes fingió caer en la trampa y se presentó con parte de los tributos pendientes e incluso algunos presentes para el sultán pero, a su vez, llevó consigo a un nutrido ejército de caballería que derrotó a los turcos con relativa facilidad.

Animado por estos éxitos, Vlad III cruzó el Danubio y penetró en territorio otomano, donde derrotó a las tropas turcas. Vlad Tepes envió una misiva a Matías Corvino, informándole del recuento de las cabezas de 24.000 enemigos, a los que había que sumar los muertos en los incendios de sus casas, cuyos cadáveres no fueron recuperados. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas. Fue tal el terror desatado entre los turcos que buena parte de la población musulmana de Constantinopla abandonó la ciudad despavorida.

Enfurecido por el avance de los valacos, Mehmet II atacó ese año con un ejército de 150.000 hombres y una flota que ascendió por el Danubio. Estas tropas incluían a 4.000 soldados de caballería comandados por Radu, hermano de Vlad.

Vlad no pudo evitar que los turcos ocuparan la capital, Târgoviște, por lo que se sirvió de la guerra de guerrillas y la tierra quemada para enfrentarse a los turcos durante la primavera y el verano de 1462, además de diversos ataques.

Pese a las victorias, a Tepes se le oponía la nobleza cristiana, que apoyó a su hermano Radu llegando a un acuerdo con Mehmet II, entregando a Vlad en 1462 a las iras musulmanas. El ejército turco, dirigido por su hermano Radu, asedió la fortaleza de donde se había refugiado el príncipe valaco.

Un arquero lanzó una flecha a través de la ventana, avisando de que el ejército turco se acercaba. Su mujer, la princesa Cnaejna, al leer el mensaje se arrojó a un afluente del río Arges para evitar ser apresada. De acuerdo con la leyenda, dijo que prefería que su cuerpo se pudriera y ser comida por los peces del Argeș antes que ser apresada por los turcos. Hoy, el afluente es llamado “el río de la dama”.

Vlad fue recluido en la torre real, tomando posesión del trono su hermano Radu, quien actuó bajo las ordenes turcas. Sin embargo, cuando la nobleza cristiana y el Sultán volvieron a enemistarse, los cristianos no dudaron en recurrir de nuevo a los servicios bélicos del Draculea, único general capaz de combatir a los turcos. De este modo, fue liberado en torno a 1474 y, junto al príncipe Esteban Bathory de Transilvania, invadió Valaquia. Tras esta batalla, Vlad Tepes recuperó el trono, pero Esteban Bathory volvió a Transilvania, dejándolo en una posición muy débil frente a sus enemigos.

Su última acción fue tres días después, cuando se lanzó a atacar a los turcos. Éstos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia, apoyados por la nobleza cristiana, quienes les dejaron vía libre para penetrar en el territorio. Así, Vlad Draculea cayó en una emboscada en la que murieron él y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Tras su muerte, su cara y su cabellera fueron separadas del cráneo y llevadas como trofeo a Constantinopla.

Tradicionalmente se ha considerado el monasterio de Snagov como el lugar de enterramiento de Vlad Tepes, Drácula. Junto al altar, hay una tumba con su nombre, aunque en su interior sólo se han hallado restos de animales. En 1932, se realizaron unas excavaciones en las que se encontró el sepulcro del voivoda vacío; no obstante, su cadáver, decapitado y ataviado con la vestimenta de su rango, fue hallado a unos metros. Los restos de Vlad Tepes, muy mal conservados, se perdieron durante la década de 1940.


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