Boyeria irene
Desde Yeste fuimos directamente al Calar de la Sima (1897 msnm). Allí nos recibió un pequeño rodal de tierra húmeda donde crecían juncos y otras plantas amantes de la humedad, y helechos comunes (Pteridium aquilinum). El sol y la alegría del verano alteraban las hormonas de los insectos, incluyendo a los ropalóceros, que se contaban por decenas. Este es el sitio donde más especies de lepidópteros he visto juntas. Pudimos captar varias especies con nuestras cámaras incluyendo una Zygaena:Limonera (Gonepteryx rhamni)
Adipe (Argynnis adippe)
A la izq., una adipe, a la derecha, una pandora (Argynnis pandora).
El nimfálido endémico Melanargia lachesis o medioluto ibérica.
De subida al Calar, el sol pegaba fuerte y las temperaturas subían bastante. Cuando el ambiente pasó de ser caluroso a directamente un horno, Jess y yo nos quedamos un poco atrás. En algunas zonas aclaradas, prácticamente solo crecían mejoranas de monte (Thymus mastichina), y aproveché para recolectar un poco, ya que se puede utilizar tanto culinariamente como por su utilidad medicinal, para aliñar algunos platos y para calmar digestiones pesadas, catarros, falta de sueño...El paisaje desde esta zona ya comenzaba a impresionar, aunque he de decir que las altas temperaturas no ayudaban mucho a apreciarlo al máximo. Conforme caminaba, recolecté algunas semillas de enebro y pino para nuestras restauraciones con ARBA Albacete.
Bosque mixto de Pinus nigra subsp. salzmannii y Pinus pinaster. Bienvenidos al Jurásico.
Que nooo, que es Albaceeeeete, ¡¡¡yieeeeeja!!!
Estróbilos gigantes de Pinus pinaster.
Intentamos seguir caminando, pero ya era demasiado, y solo vimos parte de la zona, aunque yo había estado antes con Rafa. El único animal que vi fue un carbonero común (Parus major) e incluso Rafa vio un petirrojo (Erithacus rubecula), cosa rara en esta época y por esta zona. Las formas de las rocas y los extensos bosques de coníferas dan un carácter antiguo a este territorio, uno de mis favoritos de nuestra variada provincia.La Peña de la Cabeza. A mí me recuerda mucho a una esfinge egipcia, ¿y a vosotros?
Espino albar (Crataegus monogyna). Arbolillo fácil de ver por la zona.
El paisaje montañoso que se observa desde el Calar de la Sima es imponente.
Una planta de grietas de montaña, el torvisco moruno (Daphne oleoides).
Otra especie montana en estas sierras del Sur peninsula: el torvisco macho (Daphne laureola).
Catananche caerulea
Desde la sombra de unos arbolillos, Jess y yo aprovechamos para observar diferentes plantas montanas, como el cojín de monja (Erinacea anthyllis), que, a pesar de su aspecto estival, seguía imponiendo con sus espinas afiladas.Erinacea anthyllis
Helleborus foetidus
Hartos de calor, nos dimos la vuelta y nos volvimos a internar en otra zona de la Sierra, esta vez a menor altitud: el Estrecho del Diablo. Seguimos unas acequias y llevándonos más de un raspón con las zarzas, conseguimos bajar al profundo valle. Por el camino observamos algunas especies interesantes, como algunas plantas típicas de roquedos y cárcavas.El abejorro Bombus pascuorum libando una flor de zarza.
Chiliadenus glutinosus, el conocido té de roca.
La hierba de San Juan, Hypericum perforatum.
Cornicabra (Pistacia terebinthus). Similar al lentisco, se diferencia de él principalmente por la estructura de sus hojas, imparipinnadas (es decir, con un foliolo terminal) y por ser caduco.
Campanula velutina
Culantrillo de pozo, Adiantum capillus-veneris. Un helecho común en fuentes, pozos
y paredes rezumantes de toda la provincia.
Potentilla caulescens. A pesar de que algunos autores (Alcaraz et al. 1993) la diferencian como P. petrophyla, en general ambos nombres se consideran sinónimos.
En la orilla del río crecían unas plantas llamativas de curiosos frutos, la emborrachacabras (Coriaria myrtifolia). Esta planta es muy tóxica, sus frutos no deben comerse aunque parezcan apetecibles. Crece en barrancos, orlas de bosques, orillas de zonas húmedas, cunetas...Frutos característicos de Coriaria myrtifolia.
También aquí había insectos. Nos llamó la atención el vuelo de una enorme polilla, que de lejos nos recordó a alguna esfinge, pero al acercarnos resultó ser una catocala. Cuando no mostraba las alas inferiores, coloreadas de rojo fuerte y negro, prácticamente no se distinguía de la rugosidad de la pared donde se posó.Catocala nupcial (Catocala nupta).
Bupréstido (Calcophora cf mariana). Otro insecto serrano.
El susto que nos dió al colarse volando
en el coche fue descomunal. Menudo helicóptero.
A unos pocos kilómetros de Elche de la Sierra se encuentra esta charca de interés.
Alrededor crecen algunos pinos carrascos de tamaño considerable y retamas, así como cardos y juncos churreros. En medio de la charca hay espadañas. Subiendo y bajando pequeños montículos y zanjas de árida tierra, llegamos a la orilla donde nos recibió una criatura sorprendente. Se trataba de una culebra acuática de collar (Natrix natrix astreptophora) joven. Medía entre 50 y 60 cm y para nada actuó como yo pensaba al vernos. Yo pensaba que se haría la muerta, en cambio, al verse delante de cuatro seres humanos, se enroscó e incluso hinchó la cabeza, haciéndola triangular como si fuera una víbora. No nos preocupamos porque sabemos que en realidad no son venenosas ni agresivas y que su única defensa son los líquidos fétidos que puede descargar desde las glándulas anales. Esta es la primera vez que veo esta especie en la Península Ibérica y es cada vez más difícil de ver en Albacete, al contrario que su prima la culebra viperina (Natrix maura). La cita, por supuesto, ya la mandamos al SIARE.Natrix natrix astreptophora, individuo joven.
Natrix natrix astreptophora
Tras un pequeño reportaje al pequeño ofidio, seguimos explorando la charca. No había ningún escorpión de agua, pero sí libélulas de varias especies, la única que se dejó fotografiar fue la que veis abajo, identificada también por Rafa. También había libélulas emperador (Anax imperator) en actitud de cortejo.Sympetrum fonscolombii
Pero todavía nos esperaba una última sorpresa en este arenal. Me acerqué a una retama donde vi un jabalí muerto la otra vez que estuve, y solo quedaban dos huesos, así que me di la vuelta para volver al coche. Miré distraído hacia un cardo y descubrí una mantis camuflada entre las espinas: era otra empusa (Empusa pennata).Empusa pennata, ejemplar hembra.
La misma Empusa pennata sobre un Onopordum, mirando a cámara.
Tras el reportaje empúsico, ya solo quedaba un sitio por visitar: el embalse de El Talave, en las cercanías de Liétor. Nos acercamos a ver la gran colonia de avión común (Delichon urbicum), que es impresionante. Con la imagen del vuelo de los aviones comunes sobre las aguas azules del río Mundo y de las enormes carpas verdosas difuminadas bajo la superficie, nos despedimos hasta otra vez, cargados de recuerdos y fotografías.Río Mundo a su paso por el Embalse de El Talave.