Revista Cultura y Ocio

Volveré y seré stand up

Publicado el 14 junio 2016 por María Bertoni

Mi mamá quería llamarme Sofía Martina pero mi papá eligió Victoria Eva. Qué manía la de poner Victoria… Victoria en la cárcel; Victoria en el exilio; Victoria en la ESMA”.

Grigera Dupuy subraya la naturaleza autobiográfica de su unipersonal cuando encarna a la MontoNiña cuya foto acompaña desde atrás.

Grigera Dupuy subraya la naturaleza autobiográfica de su unipersonal cuando encarna a la MontoNiña cuya foto acompaña desde atrás.

Las pocas veces que repasamos con humor nuestros sangrientos años ’70, la mayoría de los argentinos pisamos el freno ante el mismo límite: las heridas infligidas por el terrorismo de Estado. Quizás por eso buena parte del público suspende o contiene la risa cuando Victoria Grigera Dupuy bromea en Montonerísima sobre el nombre de pila que le debe a su padre desaparecido.

Al menos esto sucedió el sábado pasado en Los Chisperos, espacio donde la autoproclamada Vicky G. repone el stand up que montó por primera vez en 2014. El silencio se extendió pocos segundos, y pareció expresar desconcierto antes que incomodidad o reprobación. De hecho, las carcajadas volvieron a estallar apenas la actriz invitó a imaginar las expresiones “¡Hasta la Sofía siempre!” y “Frente para la Martina”.

Grigera Dupuy encarna con comodidad los cuatro personajes que se suceden durante hora y media en el siguiente orden: una presentadora que habla muy parecido a la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dos militantes K piantavotos (la primera cuarentona, visceral, oriunda de Aldo Bonzi; la segunda jovencita y tilinga) y la ‘MontoNiña’ que fue décadas atrás.

De lejos, el plato fuerte de este espectáculo a la gorra es la militante madura. Además de hilarante resulta reparador el momento en que este personaje recrea lo que observó y sintió mientras miraba por televisión el acto de asunción de Mauricio Macri. Asimismo causa mucha gracia su declaración de amor por el periodista Roberto Navarro.

Vicky G. luce su destreza en el arte del stand up cuando interrumpe alguno de los monólogos guionados para hacerse eco de lo que sucede en las mesas que ocupa el público mientras cena y la escucha. Sin perder el hilo de sus parlamentos, la actriz les llama la atención a un grupo de señoras que cuchichean, le toma el pelo a una moza, bromea sobre la caída de una botella de plástico, responde la pregunta pícara de una comensal desinhibida.

La derrota K en las elecciones del año pasado es el trampolín desde donde esta ‘Grieta Garbo del Humor Empoderado’ salta a nuestro pasado reciente. Habrá quien ría por no llorar, pero aún en ese caso Montonerísima ayuda a transitar el “túnel oscuro” en el que se ha convertido nuestro presente nacional según la actual Vicepresidenta de la Nación.


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