Por mucho que la gente te lo cuente, por mucho que los que ya son padres te pongan en aviso, hasta que no eres padre no comprendes la complejidad que tiene criar a unos hijos.
A día de hoy puedo afirmar que, aunque en alguna ocasión me he sentido tan frustrada o desesperada por alguna situación en torno a la crianza, si volviera atrás, volvería a elegir ser madre.
Y como lo hice ya con los cambios de la mujer en mi post "Ya no soy la misma mujer" quiero que los momentos que me he encontrado con dificultades ponerles como contraposición los momentos maravillosos que me aportan mis hijos y que compensan con creces a los momentos duros. Y los intentaré hacer de manera lo más poética posible.
Además daros ánimo a los papis que estáis en alguna de estas fases, porque todo pasa, los niños cambian, vienen otras cosas nuevas, pero nada es eterno, y por supuesto sabéis hacerlo bien, y que nadie os diga lo contrario.
"Una cesárea de urgencia y un parto muy doloroso, trajeron a la vida a mi hijo cariñoso y a mi hija zalamera, lo que más adoro en este mundo, lo que en esta vida me da la fuerza.
Incertidumbre, desconocimiento, ser primerizo te aterra, no hacerlo bien da miedo, pero ver como crecen y sonríen por primera vez, te hace mas valiente, te da todo el crédito.
Pezón invertido, uso de pezoneras, pechos ingurgitados, lactancias duras y eternas, trajeron momentos íntimos de piel con piel, momentos donde sus manitas te aprietan.
Noches de dulces sueños que nunca llegan, no te queda energía, pero cuando ellos me dicen mamá, mis pilas se recargan, amanezco como nueva.
Rabietas, lloros, trastadas y demás pataletas, se olvidaban detrás de una sonrisa, unas cosquillas, alguna gracieta.
Resfriados, mocos, tos y hasta la varicela, días de pediatra y virus, se olvidan cuando se refugian en tí, cuando tus abrazos sabes que consuelan.
Días sin tiempo, carreras para todo, estrés contínuo y algún que otro agobio, se compensan con amaneceres todos juntos en la cama, se para el tiempo, ya no te acuerdas de nada.
Casas desordenadas, juguetes por todos sitios, paredes pintadas y algún que otro trastillo, demuestran que sois niños, que os gusta jugar, que tenéis vida, que tenéis vitalidad.
Sé que habrá muchas mas cosas que me cuesta asumir, pero si sé sois felices, yo todo lo volvería a repetir"