Estamos por llegar al final de la saga principal de Crepúsculo, con Midnight Sun reciente y finalmente anunciado, y con una futura entrada bastante planeada y ansiada: quiero, por fin, poder publicar lo que pienso de Amanecer y de Meyer en general. De Amanecer no estoy segura porque recuerdo haberlo odiado en su momento, pero de Meyer tengo muchas cosas buenas para decir. Que la historia me juzgue.
Eclipse es, según mucha gente, el mejor libro de la saga. Que tiene acción, que por fin Bella y Edward están juntes, que se empieza a formar el plot de Amanecer... y yo, sinceramente, apenas me lo acordaba. Tampoco es que lo hubiese disfrutado mucho: para mí la historia era sobre Edward y Bella, así que no había libro mejor que Crepúsculo, el resto no importaba. Solo recordaba pequeños detalles que en esta relectura descubrí que pertenecían a la película y no al libro. Shocking, disappointed, devastated: para mí eran las mejores partes.
Una de las primeras cosas que se me vinieron a la mente leyendo este libro es qué baja teníamos la vara en relación al amor y a las relaciones en la época en la que lo leímos. Bella y Edward tienen la misma química que une vegane con un plato de mollejas. Me resultó tan difícil leerles como pareja que me fijé legítimamente si el chabón que me había vendido los libros me había enganchado un fanfic mal hecho, o si yo, al leerlo por primera vez de adolescente, realmente leí este mismo libro u otro que encontré por ahí.
Ni el pibe me truchó los libros ni es una versión diferente a la leída durante mi adolescencia: Edward y Bella tienen tanto sentido romántico como un pingüino en Egipto. Te acepto que quieran ser pareja siendo él un vampiro y ella una humana, porque es el plot y porque era lo que nos interesaba en su momento, el ser diferente, pero tienen tan poca lógica en lo romántico como [otro ejemplo pedorro].
Este sentimiento de horror por esta pareja no sale solamente del hecho de que tengan poca química: si venía viendo violencia en los anteriores libros, acá hubo un peak hermosísimo. La violencia de Edward explota durante Eclipse, como si, ahora que Bella ya está con él, no tuviera que finjir más: no es ni romántico ni gracioso el hecho de que Bella tenga (y cito) terror de su novio cuando decide ir a visitar a su amigo Jacob, porque sabe que se va a enojar. Tampoco es ocurrente ni correcto que una tarde le saque literalmente una parte del motor del auto para que no vaya a territorio licántropo, y que le diga que "va a arreglar el auto a tiempo para que vaya a clases, pero no antes". En términos reales, me hace acordar a cuando mi ex tenía mi contraseña de Facebook (allá por 1975) y yo estaba todo el tiempo cuidando lo que decía porque sabía que entraba a leer mis mensajes privados.
Cero violento. Robert Pattinson nos advirtió muchas veces de que esto era loquísimo y que Edward era un psicópata; en este hilo de Twitter pueden encontrar la locura de Rob, pero también en este video pueden ver su descontento con absolutamente todo lo relacionado a Crepúsculo. Les dejo acá una imagen que pueden usar para identificarse con esta movida 😍
Obvio que el pin de tóxiques tiene los colores de Gryffindor
Este es el primer libro de la saga que tiene plot propio, fuera del romance: Crepúsculo trata sobre el enamoramiento de Bella y Edward (lo de James, Laurent y Victoria aparece en el 15% final, así que no lo considero el plot principal), Luna Nueva sobre la ausencia de Edward (lo de les Vulturi pasa en el mismo por ciento que lo anterior) y este, por fin, trata sobre el último tiempo de Bella antes de convertirse en el último libro de la saga y el hecho de que en Seattle hay muchos asesinatos y desapariciones que parecen ser causados por vampires neófites. Por fin, por fín hay algo que no se centra en el romance de nuestros dos protagonistas, tan interesantes como un plato de sopa.
Y no pasa nada.
Siempre dije que las películas de la saga son diez veces mejor que los libros: nos dan la acción que Meyer no sabe y se niega escribir (como comprobaremos en Amanecer). Nos dan ese picantor interesante que le pone las ganas a esta fiesta de mediocridad, que acá apenas si leemos durante la historia de vida de Jasper y Rosalie. Nunca leí La segunda vida de Bree Tanner, aunque pretendo hacerlo esta vez, y quizás la acción está ahí, pero no tendría por qué leer una novella para encontrar la acción. Ese tipo de libros es para sumar información, no para parchear contenido que faltó en el libro principal. ASÍ NO FUNCIONA, MEYER.
Jacob sigue siendo un machito horrible, no hay ninguna novedad al respecto. En este caso besa a Bella sin su consentimiento, y eso es abuso de acá a la China. Sí, obvio, en su momento era romántico y bla, pero incluso entonces Meyer escribía a Bella horrorizada, ofendida y asqueada de que su amigo esté haciéndole eso cuando explícitamente y reiteradísimas veces le dijo que no.
Todo el concepto de amor que presenta Meyer está mal. Por un lado tenemos a Edward y Bella, y también un poco de Jacob, cuyo vínculo es horrible. Tenemos familias fracturadas cuyes hijes hacen de xadres, como con René y Charlie, parejas que se salvan (literalmente) les unes a les otres, como Rosalie y Emmett o Carlisle y Esme, mujeres que dedican una parte de su vida a esperar al indicado y la otra parte a pasarla con él, como Jasper y Alice... y sí, ya sé que son historias, que no es tan así, que estoy leyendo mucho into this, pero lo cierto es que esta relectura nació de la necesidad de entender ciertas lógicas en mi vida y en la de tantes amigues con respecto a sus hábitos de lectura, a sus gustos, a sus libros (en el caso de escritores, publicades o no) y, sobre todo, a sus (nuestros) vínculos en la vida diaria.
Entiendo que no es la única causa de los problemas que he visto a la hora de relacionarnos, por ejemplo, pero sí creo que es importante como la lectura formativa que fue y por lo que significó para el YA de ese entonces y el que vino después.
Pero también estoy entendiendo con esta relectura que quizás Meyer como persona no haya tenido la culpa de todo aquello por la que la señalaron durante todos estos años. Quizás (en realidad, sé que) fue el chivo expiatorio de muches cuya superioridad moral no es tal, y a quienes los consumos adolescentes le importan más que le desesperan.