Revista Opinión

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Publicado el 22 mayo 2014 por Vigilis @vigilis
Fíjense en esta contradicción cotidiana, tabernaria y peatonal: los políticos son malísimos, son todos iguales: ladrones y mentirosos. Sin embargo, si al compañero de barra de bar le pregunta si él es un ladrón y un mentiroso, sacará pecho palomo y dirá que no, que es un modelo de civismo. ¿Cómo es posible que exista esta disonancia? Es más: si la política es uno de los problemas del país por culpa de los políticos que tenemos, ¿por qué en lugar de ponerle remedio la gente pasa de ir a votar, pasa de afiliarse, pasa de todo?

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El futuro.

Intuyo varias razones que explican esta disonancia: participar en política requiere un tiempo del que la gente común carece. Los cuadros políticos están llenos de rentistas y funcionarios. Gente que desde lo que en España se conoce como sociedad civil organizada —clubs de tenis, sindicatos, colegios profesionales y asociaciones gremiales— lleva metida desde la adolescencia en algo parecido a un cursus honorum. Por otro lado, hay quien dispone de tiempo para dedicarlo a la política pero obtiene más incentivos en su carrera profesional. A partir de cierto nivel de responsabilidad, los cargos públicos están muy mal pagados en comparación con el sector privado. Si pagas con cacahuetes, tendrás monos trabajando.
Pero aún así hay otros factores a tener en cuenta: la gente rechaza la política porque se le hurta el debate público. El ciudadano carece de los instrumentos de juicio para decantarse políticamente. Si los medios de comunicación ejercen de altavoces partidistas tan solo servirán para emitir argumentarios partidistas y no para crear un debate. En un país en el que los chavales dicen "me han suspendido" y al mismo tiempo dicen "he aprobado", es normal ver con suspicacia la responsabilidad de los medios en esta antipolítica. Pero como sucede con la educación, los medios son también responsables, en parte, de esto. La gente actúa por imitación. Si un crío ve que sus padres leen, el niño acaba leyendo. Si un fulano ve tertulias políticas que reproducen conversaciones de bar, el tipo pensará que la política es eso y no la elegía de Pericles en la Historia de la guerra del Peloponeso (ahí me he pasado).
A mí me hace gracia cuando la gente no vota como forma de protesta. Si quieres protestar, te organizas y propones tu alternativa. Ah, pero no. Volvemos al "que inventen ellos". Siento parecer maleducado pero a mi esta gente me parece estúpida y malvada. Estúpida porque si algo les perjudica no le ponen remedio. Y malvada porque están perjudicando a los demás.

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:)

En una reciente encuesta del CIS, se pregunta por las razones para no ir a votar. Tan solo un 7% dice que no votará "como forma de protesta". A un 39% ninguna opción le satisface y a un 38% simplemente no le gusta el sistema democrático. Con los datos en la mano resulta desolador que los partidos hagan campaña para no votar a otros partidos en lugar de hacer campaña para que la gente vaya a votar. Y no hablo de una simple campaña publicitaria de psicología de la conducta para que la gente actúe de una manera concreta, sino de una campaña donde se expliquen los motivos del proceso político.
Es como si diéramos por sentado lo que tenemos. Pero dar por sentado lo que tenemos no funciona ni con el congelador de casa, ni con las relaciones de pareja, ni con un sistema político basado en la participación popular. Las cosas acaban podridas cuando las damos por sentado. Es complicado convencer al que sale de casa pensando que la política no vale para nada, pero con quienes piensan que la política es necesaria y lamentan no encontrar ninguna opción que les satisfaga, hay esperanza. No creo que este último grupo sea aficionado a la antipolítica, simplemente mucha gente les está fallando.
Antipolítica y ventajistas

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Pardillo razonable.

No ignoro que parte del triunfo de la antipolítica tiene su origen en las complicadas situaciones personales derivadas de la crisis. Pero pasar por alto la influencia de la política a la hora de enfrentar la crisis dudo que sea buena idea. ¿O acaso queremos parecernos a esos países donde el deje autoritario está ocupando la esfera política? Frente Nacional en Francia, Syriza en Grecia. El triunfo de la antipolítica es el triunfo de las opciones ventajistas. Opciones ventajistas que quienes conocemos un poquito la historia europea no deseamos que tengan éxito. Y para que los ventajistas no obtengan éxito hay que hacer de tripas corazón y elegir. Si no votas no solo no te expresas, sino que fastidias a los demás.
El ventajismo populista y caribeño que viene y que se oculta tras estrellitas rojas y banderas de colorines constituirá el gran triunfo de la antipolítica en Europa. La Italia fascista no surge mediante patadas a las puertas, sino repartiendo pan blanco en los barrios obreros. El soviet no aparece con tipos armados secuestrando a plena luz del día a la gente, sino ofreciendo "una alternativa" a las miserables condiciones de vida de los trabajadores. En un lugar arruinado pero civilizado como la Alemania de los años 20, el partido nazi no obtiene apoyos entre los más miserables, sino entre la clase media urbana que fue la gran perdedora de la crisis económica. En todos estos lugares triunfó el ventajismo, es decir, la antipolítica. Ir dejando que las rémoras vayan ocupando espacios públicos hasta que forman parte del paisaje. Dejar pudrir el sistema.
Partidos turnistas

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CALDO GORDO (Cánovas y Sagasta).

Quien me lee habitualmente ya sabe cuál es mi posición respecto a los partidos turnistas de la Segunda Restauración. El problema de estos no es que gobiernen mal, ni que sus campañas sean un insulto a la inteligencia, ni sus poses de competición cuando luego tienen una relación simbiótica. El problema —aquí me la juego— no son tampoco sus casos de corrupción. En España en general no hay mucha corrupción: aunque ciertos casos sean abrumadores, las instituciones funcionan, los tribunales funcionan, la policía funciona. Mejor o peor, de acuerdo, pero no somos Albania como los titulares de la prensa nos dan a entender. Hay corrupción (y la hay gorda) y el sistema propicia esta corrupción. Pero aún así, con las dificultades que todos tenemos presentes, existe una rendición de cuentas.
El mayor problema de los turnistas, a mi juicio, es la actitud ante la corrupción. Esa sensación amarga de impunidad. Eso es para mi imperdonable y me ayuda a formar un criterio de rechazo previo a los dos partidos turnistas. Luego hay otros partidos de la Restauración como IU, CiU o PNV que simplemente suelo pasar por alto porque a los comunistas sencillamente no les pienso votar y a los otros no tengo oportunidad. Pero vamos, tal para cual.
A quién votar

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«No huyáis, somos vuestros amigos».

Podría hablar de cómo funciona el Parlamento Europeo, de qué candidato a presidir la Comisión defiende cada partido y de qué cuestiones parece que se debatirá en la UE durante los próximos cinco años. Pero no me dirijo a quienes consideran esto importante, sino a quienes carecen de un criterio chiripitifláutico para elegir una lista u otra. Yo os propongo un ejercicio que sé que no haréis.
Coged la lista de partidos que se presentan a las elecciones europeas, descartad a los turnistas y a quienes os dan repelús por su coleta o por la razón que sea. A continuación valorad con -1,0 y +1 los siguientes criterios: proximidad ideológica intuitiva, competencia (aptitud), liderazgo (actitud) y aquellas cuestiones que os puedan interesar (cambio climático, Israel, Turquía, Eurobonos, gas ruso, inmigración, rescate financiero, ser ETA, etc.). Al final obtendréis un sumatorio que puede que no os guste. Bien, pues votad al segundo con más puntos.
Tendréis muchas pegas que poner a esa lista, pero al menos me podréis echar a mi la culpa. Ahora en serio, dejad de preguntarme a quién votar. Ya os he dado una pista de a quién no votar, el resto es cosa vuestra.
Otra paradoja oculta
No puedo evitar que se pueda pensar que al castigar al turnismo se hace el juego a la antipolítica. Yo creo que descartadas las opciones más adolescentes, irreales y bocachanclas ("hay que salir del euro", "la culpa es de los demás", "los derechos son infinitos", "votar es democracia", "salvemos a las ballenas recurriendo a la pobreza", "nos gobiernan los mercados", "mi número de vaginas es superior al tuyo"), elegir opciones no turnistas es precisamente evitar la antipolítica. Creo necesario aprovechar estas elecciones europeas para enviar un mensaje a los grandes partidos y eso solamente se puede hacer votando otras opciones. Máxime cuando vamos a ir a votar cuatro gatos y cada voto cuenta más.
Y por último, si esto no os sirve de argumento, pensad en los abertzales que van a ir a votar en fila india y al paso de la oca.

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