Hipocresía al desnudo
Entre los primeros cuentistas que admiré y que, aún hoy, releo con la misma emoción está Guy de Maupassant, autor de vida corta e intensa que supo viviseccionar la sociedad de su época con agudeza.
Esta semana regresé a uno de mis cuentos predilectos, una parada ineludible a la hora de diseñar esta ruta:
BOLA DE SEBO. Guy de Maupassant.
Bola de sebo es el apodo de una “mujer galante” que viaja en compañía de un grupo de gente “de bien”, huyendo de la invasión prusiana de Normandía de 1870. Invasión descrita en las primeras páginas con tanta concisión como expresividad y que recuerda, de algún modo, a la que sucedería setenta años después.
«A cada puerta llamaban pequeños destacamentos, luego desaparecían en las casas. Era la ocupación después de la invasión. Comenzaba para los vencidos la obligación de mostrarse amables con los vencedores.»En medio del viaje, la actitud hacia la prostituta va cambiando según las circunstancias a las que se enfrentan y ahí es donde se centra la historia: dobles miradas, raseros que cambian como la veleta a merced del viento, la mezquindad humana presentada con toda la crueldad de la que somos capaces en medio de nuestro egoísmo.
Por sus actos los conoceréis, dicen, y es cierto. Por los actos de cada personaje se nos muestra su temperamento para que los miremos a los ojos y los juzguemos o, tal vez, nos veamos.
Este cuento está incluido en el volumen:
“Mademoiselle Fifí y otros cuentos de guerra”Guy de Maupassant.
Alianza Editorial, 1990.Traducción: Esther Benítez.