Agosto agoniza, y para quienes durante las pasadas semanas hemos estado alejados de nuestras tareas cotidianas ha llegado la hora de la vuelta al trabajo, y del consiguiente síndrome postvacacional. Algunos lectores estarán pensando que ellos no han experimentado nunca tal síndrome, ni siquiera en su mínima expresión, y que en realidad desean comenzar a trabajar. Es posible, y puede que se trate de personas muy afortunadas. Aunque también puede tratarse de personas incapaces de desconectar y de disfrutar de sus vacaciones. La verdad es que no soy un experto en ese tema, y sólo podría hablar del mismo como afectado, no obstante parece claro que un buen consejo para evitarlo es realizar, en la medida de los posible, una transición gradual. Es decir, nada de pasar del asueto absoluto a trabajar 12 horas diarias.
Como considero que el mantenimiento de este blog encaja dentro de los que son mis actividades profesionales ha estado cerrado por vacaciones. Y como mi retorno al trabajo ha comenzado esta semana, es hora de ponerlo de nuevo en marcha. Pero siguiendo el consejo de los expertos, lo haré de una forma gradual, y para ello nada mejor que una entrada ligera con algunas de las imágenes tomadas durante el apasionante viaje a través de Tailandia que he podido disfrutar durante este verano.
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