Revista Infancia

Vuestras consultas: “Mi hija tartamudea”

Por Somospsico

Vuestras consultas: “Mi hija tartamudea”CONSULTA:

Oigan yo tengo una pregunta, mi hija tiene 2 años 8 meses de edad y ya habla casi todo muy bien pero de repente tartamudea. ¿Me podrían ayudar a que se debe esto?

Saludos y mil gracias

 

RESPUESTA DE SOMOSPSICO:

Estimada lectora:

Antes que nada, decirte que sería bueno que le echaras un vistazo a un par de artículos del blog que hablan un poco sobre el tema. Estos son los referidos a “cómo actuar ante la tartamudez infantil” y “la tartamudez: ¿por qué ocurre?”. En ellos podrás encontrar algunas respuestas que quizá puedan ayudarte.

En cuanto a tu consulta en particular, y a partir de lo que comentas, es muy probable que esas alteraciones de la fluidez o del ritmo del habla que presenta tu hija se deban a algún tipo de ansiedad que se manifiesta ante determinadas situaciones.

Si con esa edad ya es capaz de hablarlo casi todo muy bien, has de estar contenta con ello, animándola y reforzándola de vez en cuando para que siga manteniendo esa conducta. Frases como “¡qué bien habla mi niña!” o “¡qué contenta estoy con ella!” pueden hacer mucho más bien del que puedas imaginar.

Por el contrario, si hay momentos en los que se pone más nerviosa, ya sea porque le cuesta expresar exactamente lo que quiere decir o porque hay ciertas personas delante que puedan de algún modo intimidarla, será mejor que no atiendas a ese nerviosismo. De esta forma, ella sabrá que es algo que no tiene importancia, y que nadie intenta corregirla cuando se equivoca. Si aprende esto adecuadamente, estos pequeños errores irán por sí solos mejorando o incluso desapareciendo.

El principal problema que encontramos ante la tartamudez infantil es que los adultos, en un intento por ayudar a nuestros hijos, acabamos presionándoles sin darnos cuenta para que digan las cosas correctamente. Con esto sólo creamos en ellos un mayor malestar, además de la sensación continua de estar siendo juzgados o evaluados cada vez que abren la boca.

Por lo tanto, a menos que se trate de un problema más serio en el que los errores, omisiones o sustituciones de sílabas sean una constante, en cuyo caso habría que acudir a un especialista; lo mejor será siempre seguir esta pauta: centrarse en los aciertos e ignorar los errores.



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