Revista Ciencia

WALL·E: Vórtices en el espacio

Por Alf

Hace tiempo, en la entrada que dediqué al planeta anillado de Pitch Black, uno de vosotros dejó un comentario sobre una escena en la película WALL·E. He de decir que no he visto entera la película (sólo trozos), pero el amable comentarista (gracias) puso un enlace a un fragmento de la misma en YouTube. He puesto aquí el mismo fragmento, y la escena en cuestión ocurre en el minuto 1:40, aproximadamente. El pequeño protagonista, viaja por el espacio aferrado al casco de una nave espacial, y pasa junto al anillo de un planeta. Extiende el brazo para tocar dicho anillo, y algunas partículas salen disparadas, formando un remolino.

Y eso es imposible. Es cierto que los anillos planetarios están formados por polvo y pequeñas partículas. El problema es que las partículas deberían moverse en línea recta. ¿Recordáis la Primera Ley de Newton? Hemos hablado de ella en muchas ocasiones, y siempre por el mismo motivo: para explicar cómo se mueven los cuerpos en el vacío del espacio. En el colegio nos enseñaron lo que he repetido aquí muchas veces: un cuerpo en movimiento sobre el que no se ejerce ninguna fuerza, o la suma de las fuerzas es nula, permanecerá en movimiento rectilíneo y uniforme. Una vez WALL·E empuja las partículas del anillo, éstas deben desplazarse en línea recta, y no haciendo curvas.

De hecho, el remolino que forman se asemeja mucho a un vórtice, algo característico de un fluido en flujo turbulento. El aire que nos rodea es un fluido, y muchos de vosotros habréis visto humo o polvo en suspensión formando vórtices similares. Eso es debido a que las partículas de polvo que vemos, están en reposo con respecto al aire en el que están «flotando», por lo que se mueven de forma solidaria con el mismo. Es decir, el polvo y el humo se mueve de esa forma, porque es en realidad el aire el que se está moviendo de esa forma. Pero en el espacio no hay aire que pueda formar esos remolinos.

La escena presenta otro problema. Las velocidades orbitales son muy, pero que muy elevadas. Por ejemplo, la ISS se mueve a unos 27.700 km/h. Cuanto más lejos esté el cuerpo, más despacio se mueve, pero aún así, nuestra Luna se desplaza alrededor de nosotros a unos 3.600 km/h (aproximadamente). La nave espacial también tendría que llevar una buena velocidad, así que, a menos que por pura casualidad, la velocidad de la nave y de las partículas del anillo fuera similar, lo más probable es que la velocidad relativa de las partículas del anillo fuera suficiente para arrancarle la mano al simpático robot.

De hecho, la basura espacial es un probema real que nos afecta a día de hoy. Debido a las misiones que se han realizado en el espacio desde el inicio de la carrera espacial, hay diversos objetos en órbita, desde restos más o menos grandes de satélites u cohetes, hasta pequeñas partículas de metal o pintura. Y debido a la elevada velocidad que tienen, hasta el más minúsculo fragmento es un verdadero peligro, y podría dañar seriamente un satélite, o una nave tripulada.


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