El artículo Walt before Mickey | Adaptaciones literarias es propiedad de Carmelo Beltrán.
¿Cuánto tiempo hacía que tú y yo no hablábamos sobre adaptaciones literarias? Ha pasado tanto tiempo que parece que ahora funciona otra tecnología en el cine, pero no somos más que nosotros y las telarañas que aguardaban nuestra llegada a esta sección. En cuanto pase un paño por encima, será suficiente para que el color vuelta a tomar el protagonismo. No obstante, estos tonos grisáceos pueden resultar incluso interesantes para la película de la que hoy te quiero hablar. Se trata de Walt before Mickey, un largometraje que, más allá de gustarme, me sorprendió siendo una obra basada en un libro, así que, ¿qué excusa más necesito para hablar sobre ella en este espacio?
¿De qué libro surge Walt before Mickey?
Walt before Mickey es una película que fue estrenada en el año 2015. Su director se basó en la novela Walt before Mickey: Disney´s early years de Timothy S. Susanin para crearla, así como en el prólogo que Diane Disney, la hija mayor del genio detrás de la compañía, había dejado escrito.
Al igual que la película, la novela abarca un determinado período temporal de la vida de Walt Disney. Concretamente, la situada entre 1919 y 1928. Una etapa previa a que el genio creada a Mickey Mouse. Seguramente también la más turbulenta de su existencia. Pues durante ella atravesó las más duras penurias económicas que derivaron de la inmensa cantidad de fracasos empresariales que sus compañías, películas e historias obtuvieron.
Los inicios de Walt Disney nunca fueron fáciles, pero él nunca se rindió. La dura infancia que tuvo le preparó para enfrentarse a cualquier calamidad que el paso del tiempo quisiera interponer entre él y su meta.
La trama de Walt before Mickey
En el apartado anterior ya te he dado una breve pincelada acerca de cuál es la trama de Walt before Mickey. Nos narra una parte de la biografía (con más o menos licencias) de Walt Disney en sus primeros pasos en el mundo de la animación. Concluye una vez haya dado luz a Mickey Mouse, el personaje que le lanzo al estrellato, le colmó de fama y le hizo un nombre en el mundo al que quería dedicarse. Además, consiguió, también este roedor, que sus problemas económicos desaparecieran. Fui el principio del imperio que hoy en día conocemos todos.
En los primeros compases de esta historia aparece un joven Walt Disney en una serie de escenas que tienen el objetivo de que sintamos la pasión que el protagonista desprendía por contar cuentos desde el principio de su vida.
Se nos muestra a un joven obsesionado con dibujar, que incluso se mantenía ante el yugo y la educación tirana que un padre frustrado por sus constantes fracasos económicos se empeña en ofrecerle. No obstante, cada vez que su padre mire hacia otro lado o que sienta que le deja respirar por una vez, volverá a sacara relucir su necesidad de contar historias.
Tras esta presentación en la que se sientan las bases de lo que será la vida de Walt Disney, se produce una elipsis temporal. Llegamos al momento de su juventud en el que decide comenzar a trabajar como dibujante. Sin embargo, pronto descubrirá que su talento no podrá lucir si está trabajando para otras personas. Se sentirá coartado, viendo limitadas sus habilidades. Su libertad creativa no podrá volar libre y es que, contar lo que le dicen que cuenten implica no dar rienda suelta a todas esas ideas que se empeñan en surgir en su mente. Pronto entenderá que solo podrá ser feliz si es su propio jefe.
En este contexto, seremos conscientes de cómo consigue convencer a un compañero, que terminará por convertirse en amigo, de crear una compañía juntos. Así comenzará un periplo que tendrá que pagar el peaje de diez años caminando por la oscuridad, fracasos empresariales, problemas económicos y situaciones en los que confiar en el proyecto se vuelve una tarea de fe. Pero es que cuando uno quiere cumplir sus sueños, no puede hacer nada más que seguir el camino que su anhelo le marque.
El final de la historia y el destino de la compañía lo conocemos todos.
El mensaje de Walt before Mickey
La película de Walt before Mickey manda un mensaje que cada claro a todo espectador. A nivel personal, me parece un mensaje de optimismo, de bravura, pero también repleto de riesgo. Vaya, todas aquellas características que tienen las personas que triunfan en el mundo.
Como hizo Mark Twain en el siglo anterior en sus novelas, la película nos cuenta que si creemos que hemos nacido para lograr una meta, tenemos que tener la fuerza y la determinación para luchar por ello. Que no importa cuantas veces nos caigamos, y que, de hecho, lo haremos, sino que seamos capaces de levantarnos en cada ocasión. Porque será precisamente ese detalle el que marque la diferencia entre triunfar o no hacerlo.
En la película se habla constantemente de fe. Los personajes que rodean a Walt Disney es el clavo ardiendo al que se agarran. Los primeros pasos en el mundo de la animación de quien posteriormente forjaría un imperio no fueron fáciles. El dinero no llega a fin de mes, los proyectos eran rechazados y nadie los tomaba en serio. Sin embargo, todos creían en él, en sus ganas de cambiar el mundo, en su forma de observar la realidad. Pero, claro, todos tienen un límite. Ellos incluidos y los sueños terminan cuando la vida aparece y no queda oportunidad para comer.
Walt Disney se quedará solo en más de una ocasión, pero ello no será razón para que deje de remar con todas sus fuerzas. Encontrará la esperanza en pequeños detalles y en cada esquina hallará una historia que quiera contar. Solo con esas chispas será capaz de continuar, de sentir que lo que hace y en lo que cree merece la pena y que se merece intentarlo.
Me gustan este tipo de historias en los que se ve que los grandes triunfadores de la humanidad no han tenido éxito de la noche a la mañana. Que personas como Walt Disney, Steve Jobs y otros iconos del mundo tuvieron que pelearlo, que fracasaron en varias ocasiones por el camino y que no pasa nada porque volvieron a levantarse dispuestos a pelear aquello que les movía por dentro. Este es el mensaje de la película: cree en ti.
Por ello afirmo que es peligroso. ¿Deberíamos ponernos todos un límite a la creencia? ¿Tener un plan B en alguna ocasión? ¿Qué piensas tú?
El papel de Roy Disney
Si bien es cierto que Walt Disney es la persona que ha pasado a la historia por revolucionar el mundo de la animación, jamás podría haber conseguido su meta sin la inestimable ayuda de su socio y hermano Roy Disney. El mayor de los Disney desarrolló un papel fundamental en la compañía mientras se enfrentaba a un estado de salud bastante delicado. Durante toda la película he tenido la sensación de que se le realizaba un pequeño homenaje a su figura a modo de recompensa por los años que ha estado a la sombra y eso me ha encantado.
Walt Disney era un artista, pero no tenía ni la más remota idea de negocios. Él mismo era consciente de esta faceta, así como de que cada minuto que pasaba trabajando en asuntos financieros, económicos o administrativos, era tiempo que no dedicaba a las tareas en las que era realmente bueno: la creación de historias. Todo ello sin contar que las frustraciones que le provocaba cada uno de esos momentos estaba capando su capacidad imaginativa.
Por ello es tan importante el momento en el que le pide a su hermano que se una a la compañía y que se conviertan en socios. Cada uno es un artista en su función y una vez se especializan en lo que de verdad les apasiona es el momento en el que todo comienza a caminar. Solo así son capaces de sacar lo mejor de sí mismos.
El papel de Roy Disney se representa con calidad y tranquilidad. Se le muestra como se le recuerda y se ve cómo dirige el timón para que su hermano pueda darle a la cabeza. Son un gran equipo y por ello Disney es hoy lo que es.
La figura de Walt Disney para mí
Para mí la figura de Walt Disney es una de esas fundamentales a nivel personal. He crecido con sus películas y sus historias y me han marcado tanto las que dejó preparadas antes de fallecer a causa de un cáncer de pulmón provocado por fumar más que un camionero, así como las que surgieron de su legado. Cada una de ellas me ha enseñado algo y han tenido un efecto en mi persona.
Walt Disney creó un estilo de hacer películas. Una forma innovadora y nunca vista de contar historias. Desarrolló una técnica que emocionó y que llenó de vida a la animación. Sin él la industria del cine sería muy distinta. Lo logró porque creía en lo que hacía y no era por dinero. Necesitaba y quería contar historias. Personas tan reales como él, tan convencidas, con las que el mundo necesita.
Es verdad que se ha hablado mucho de que después no trataba demasiado bien a sus empleados, que era autoritario y que exigía mucho a cambio de no tanto, pero todos los que trabajaron con él saben que aprendieron y que era un vanguardista adelantado a su tiempo. ¿El fin justifica los medios? Puede que no, pero, ¿os gustaría una industria sin él?
El ratón amaestrado de Walt before Mickey
Uno de los elementos que más gracia me ha hecho de la película es encontrarme al ratón amaestrado que las habladurías dicen que Walt Disney tuvo y que por ello surgió posteriormente Mickey Mouse.
Lo primero que hay que decir es que se trata tan solo de una leyenda falsa. Nunca tuvieron un ratón en el estudio y, mucho menos, estuvo amaestrado. Tanto la idea de dicha figura, como el nombre (que previamente se iba a llamar Mortimer) surgen de una lluvia de ideas del equipo creativo. Pero, si os soy sincero, ¿no es mucho más interesante la visión y la leyenda de la historia de que consiguieron amaestrar a un ratón? Claro que sí.
Como persona que trabaja en marketing, esta estrategia de storytelling le parece impresionante. Das un motivo a tu ratón y, encima, le brindas de una historia mágica que le acompañará siempre. Chapó por el equipo creativo. Será mentira, pero yo me quedo con ella. Para mí sí que existió este ratón amaestrado.
Hasta aquí la reseña de la adaptación literaria de Walt before Mickey. Espero que os haya gustado y que os haya convencido para darle una oportunidad. Desde luego, os puedo asegurar que merece la pena.
El artículo Walt before Mickey | Adaptaciones literarias es propiedad de Carmelo Beltrán.