Me pasé como tantos otros gran parte de la infancia jugando a videojuegos diversos, aunque debo reconocer, llámenme rarito, que no soy especialmente asiduo de adulto y que tampoco he sido seducido por el universo Warcraft; puede que esto me condicione como espectador o simplemente me aclare la mente de ideas preconcebidas, quién sabe. El caso es que hace pocos días estábamos hablando de la transformación de un videojuego exitoso pero más simple que un martillazo en nada menos que un largometraje de animación, con reveladores resultados, por cierto. Pues aquí nos encontramos, tropezando de nuevo con la piedra de la adaptación al cine de lo que a priori tiene una base de machacar enemigos con pocas excusas más allá que la más pura y lúdica evasión.

El notable ejercicio de efectos visuales que dan vida a los orcos (aunque la protagonista "canta" un poco mucho siendo en apariencia una humana supermodelo con colmillitos diminutos y pintada de verde moco) no puede encumbrarse tanto como para justificar el tono megaépico y grandilocuente de la música que lo ambienta o del discurso de los personajes. Cosas del marketing o de la profunda estupidez, pero no por repetir muchas veces que algo es muy grande hace que su aroma a lo peor de aquella Dungeons & Dragons con Jeremy Irons haciendo el ridículo (¿se acuerdan?) se acerque más a El Señor de los Anillos…
Dirección: Duncan Jones. País: USA. Género: Acción, fantástico, videojuegos. Duración: 123 min. Intérpretes: Travis Fimmel (Anduin Lothar), Ben Foster (Medivh), Paula Patton (Garona), Toby Kebbell (Durotan), Rob Kazinsky (Orgrim), Dominic Cooper (rey Llane Wrynn), Daniel Wu (Gul’Dan), Ben Schnetzer (Khadgar), Ruth Negga (lady Taria). Guión: Charles Leavitt y Duncan Jones, basado en el videojuego de Blizzard Entertainment. Fotografía: Simon Duggan. Música: Ramin Djawadi. Estreno en España: 3 Junio 2016. En cines 2D y 3D.
