Revista Baloncesto

Washington Wizards, ¿y ahora qué?

Publicado el 10 enero 2010 por Héctor

Aunque los jugadores parezcan divertirse, en la franquicia de los Wizards no están para bromas (Foto: Jesse D. Garrabrant/NBAE via Getty Images)
Los aficionados de los Washington Wizards habían marcado en rojo esta temporada 2009-10, considerada como la de la recuperación del equipo tras un año nefasto. Los capitalinos llevaban cuatro temporadas seguidas metiéndose en Playoffs bajo la batuta de Eddie Jordan, pero el curso pasado todo se torció. Una implacable plaga de lesiones en sus mejores jugadores (Gilbert Arenas sólo pudo jugar dos partidos después de disputar tan sólo trece el año anterior, Brendan Haywood se quedó en seis y Caron Butler se perdió quince encuentros) propició un arranque decepcionante de 1-10, tras lo cual el puesto de Jordan saltó por los aires. El resto de la temporada, con el interino Ed Tapscott en el banquillo, no fue mucho mejor, y los Wizards finalizaron con 19 victorias y 63 derrotas, el segundo peor record de toda la NBA.
Por ello, la cúpula directiva de la franquicia (la familia Pollin y el GM Ernie Grunfeld) intentó por todos los medios que no se repitiera un año más con estas características. Lo primero que hicieron fue contratar a un entrenador de renombre como Flip Saunders, que roza el 60% de victorias en su carrera y que ha sido capaz de meter a dos equipos distintos (Minnesota y Detroit) en una Final de Conferencia. La llegada de un entrenador de garantías y las buenas noticias desde la enfermería (con todos los titulares recuperados de sus lesiones) propiciaron que el equipo apenas se reforzara en verano. El único movimiento importante fue la llegada de Mike Miller y Randy Foye desde los Wolves a cambio de la 5ª elección en el Draft, con la que Minny acabaría escogiendo a Ricky Rubio. Así, Washington sacrificaba juventud (confiando en la progresión de sus jóvenes como Nick Young, JaVale McGee o Andray Blatche) para conseguir a dos veteranos que dotarían de mucha profundidad a la plantilla, como así lo hizo también la llegada de Fabricio Oberto como agente libre.
Con todo esto, los Wizards empezaron a entrar en muchas quinielas como un equipo candidato a regresar a los Playoffs. En pretemporada, Gilbert Arenas se mostraba más centrado que nunca en el baloncesto y dispuesto a liderar a los suyos a una temporada llena de éxitos. Sin embargo, a partir de entonces las cosas empezaron a estropearse. Primero fue la lesión en el hombro de Antawn Jamison, que se perdió el arranque de la temporada. Lesiones de larga duración de dos bases como Mike James y Javaris Crittenton obligaron a los Wizs a reforzarse con Earl Boykins. Mike Miller tampoco ha tenido continuidad debido a sus problemas físicos, y Randy Foye no parece haber encontrado su sitio en la rotación. Por si esto fuera poco, la franquicia sufrió el duro revés del fallecimiento de Abe Pollin, su propietario desde los años 60 y principal ingeniero del equipo campeón de la NBA a finales de la década de 1970.
Como suele ocurrir, con las derrotas lo que era unidad se convierte en división, y empiezan a circular rumores que apuntan a que cada jugador hace la guerra por su cuenta. El propio Saunders (que cuenta con el respaldo de Grunfeld, porque de lo contrario no sería extraño verle ya fuera del banquillo) ha sido muy crítico con la actitud y el rendimiento de algunos jugadores, y todo esto ha llevado a que ahora mismo el equipo presente un balance de 11 victorias y 22 derrotas (último de la Southeast Division y 11º en la clasificación de la Conferencia Este), muy por debajo de las expectativas marcadas hace unos meses.
El triste "caso Arenas" no es, por desgracia, un hecho aislado en el seno de la franquicia de la capital de EE.UU. Antes de que saliera a la luz todo este asunto, ya habían circulado muchos rumores sobre la falta de química en el vestuario de los Wizards. El propio Arenas se quejó públicamente de la falta de implicación de algunos compañeros tras una racha de derrotas, mientras que a su vez otros jugadores criticaban a Agent Zero por su individualismo en la cancha. El incidente entre Arenas y Crittenton con armas de por medio en el vestuario, sumado a la sanción de aquél por parte de David Stern no ha hecho sino provocar el estallido de una crisis que se veía venir. La lamentable actuación de los jugadores en el partido siguiente a salir a la luz dicho incidente (con los jugadores rodeando a Arenas en el corrillo previo al partido, riendo mientras éste simulaba disparar con unas pistolas) ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los dirigentes de los Wizards. El equipo está planeando sancionar a los jugadores que participaron en esa "celebración" (que son todos, por cierto), y ha puesto el cartel de transferible a casi todos los componentes de la plantilla. Caron Butler o Antawn Jamison (jugadores cuyo salario ronda los 10 millones de dólares) podrían salir traspasados, y no se debe dudar de que también estarían encantados de deshacerse de Arenas si no fuera porque éste se encuentra en la segunda temporada de un contrato de seis años y 111 millones de dólares, inasumible para cualquier equipo en las circunstancias actuales. El divorcio entre el jugador y la franquicia ha llegado al punto de que se ha retirado el gran cartel que cubría un lado del Verizon Center, y que tenía a Arenas como principal protagonista bajo el lema "Carácter, compromiso, conexión", unos valores que parecen brillar por su ausencia en estos Wizards.
La que en un principio tenía que ser la temporada de resurrección de la franquicia lleva camino de convertirse en un calvario. Si no cambian mucho las cosas, seguramente veremos mucho movimiento de jugadores (y quién sabe si de entrenador) en un intento desesperado de volver a tomar el rumbo correcto. Lo que es seguro es que los Washington Wizards van a seguir dando mucho que hablar.
 *Artículo extraído de solobasket.com

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