Revista Cine
Watchmen (Zach Snyder, 2009. EEUU): vibrante, y de un buen gusto extremo, ejercicio de política-ficción, una adaptación superheroica situada en un 1985 alternativo, donde América salió victoriosa de Vietnam y Richard Nixon cumple su quinto mandado como presidente, aunque la Guerra Fría está a punto de estallar en un holocausto nuclear que aniquilaría a todo ser viviente del planeta. Con este panorama, un grupo de antiguos superhéroes intentará, desde la clandestinidad a la que han sido defenestrados por el nuevo orden, descubrir por qué uno de ellos ha sido asesinado. Un cineasta de considerable magnitud (Amanecer de los muertos, El hombre de acero y, esperemos, el próximo y muy aguardable enfrentamiento de éste con Batman así lo atestiguan) como Snyder (antes el proyecto pasó, en bastantes años de ardua búsqueda, por las manos de realizadores tan singulares como Terry Guilliam o Darren Aronofsky) filma con admirable garra las escenas de pelea, haciendo uso de una violencia inusitada en este tipo de producciones, la cual se apoya además en unos efectos especiales realmente sugerentes. Por el contrario, y como consecuencia de su desmesurada duración (algo más de tres horas la versión aquí comentada; todavía está el ultimate cut, que supera con creces los 200 minutos) la historia atraviesa etapas de intermitente energía, así como también se estira de forma no siempre necesaria (cuando se explica el origen de los personajes, con la mitad de tiempo para cada uno hubiera bastado). Pero secuencias como las de, por ejemplo, los títulos iniciales, son demasiado deliciosas, así como las sangrientas o su banda sonora, que hacen de este mastodóntico y adulto proyecto una experiencia de mérito.