Weird Dreams – Choreography

¿Es posible hacer algo interesante juntando las melodías de los Beach Boys y el extraño mundo de David Lynch? pues parece ser que sí. Los artífices de este sugerente experimento son un joven cuarteto de Londres que atiende al nombre de Weird Dreams, y que debutan con un trabajo cargado de buenas canciones de puro pop.

Resulta curioso que esto venga desde Reino Unido, ya que suenan bastante a bandas como Real Estate, y a toda esa hornada de grupos que ven el pop soleado como una buena opción para llevar su carrera hacia delante. Yo estoy encantado, ya que este tipo de bandas siempre te sacan unos cuantos cuantos buenos temas que llevarse a las orejas (¿quién no ha coreado el estribillo del It’s Real en los últimos meses?), y te apañan el típico día tonto que no sabes que escuchar.

La producción de “Choreography” ha corrido a cargo de la propia banda, y en el propio estudio que tiene Doran Edwards (líder del grupo) en Londres. La verdad es que no les ha podido salir mejor, ya que suena estupendamente, y todo esta donde tiene que estar. Con las guitarras cristalinas en primer plano, y una base rítmica contundente que hace que muchas de las canciones suenen bastante potentes – siempre dentro del contexto del pop, claro, que estos no son los jodidos Black Keys -. Eso sí, las letras son oscuras y poco tienen que ver con el rollo “me voy a la playa” que suelen hacer estas bandas.  De ahí, la referencia a David Lynch.

Creo que con la tontería, este debut se puede convertir en uno de mis discos favoritos de este año. Es uno de esos trabajos que no va a cambiar el mundo, y que probablemente se quede perdido entre las moderneces que arrasan en los medios – aunque el disco ha tenido una critica bastante decente en Pitchfork -. Pero también es un disco lleno de grandes temas fáciles de escuchar, de los que se te quedan en el subconsciente a la primeras de cambio. Buena prueba de ello son canciones como Vague Hotel, Hurt So Bad, Holding Nails, 666.66 o la estupenda Summer Black. Incluso aciertan en temas más calmados, como esa maravilla de pop psicodélico llamada Velvet Mornig. Vamos, una de esas joyas escondidas.

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