En este local nada es convencional. Ni la comida, ni la bebida, ni la forma de servirte, ni tan siquiera el acceso. Bienvenidos al primer restaurante que quiere hacerte sentir mejor que en casa.
Reconozco que siempre me ha llamado la atención pertenecer a un club. Genera en mí cierta atracción porque te permite conocer gente con los mismos gustos, intereses y aficiones y porque reporta cierto sentido de pertenencia y de camaradería. Sin embargo, nunca he formado parte de ninguno. Por eso, cuando me tentaron a conocer Welkhome Club no me lo pensé dos veces.
Como buen club, los enigmas forman parte de su ADN e ir desvelándolos supone un aliciente para que la experiencia sea completa. El primer enigma a resolver lo encontramos en el acceso. Welkhome Club se encuentra a pie de calle pero con una puerta cerrada a cal y canto que únicamente podrás traspasar introduciendo una clave. El código se obtiene una vez que empiezas a formar parte del club, un privilegio que, además de permitirte la entrada, te ofrece descuentos inmediatos.
Una vez dentro te sentirás como en el salón de casa, de ahí su propio nombre: Welkhome. No, no se trata de una errata, la -k- es intencionada y hace un guiño a knowledge, cuya traducción al castellano significa conocimiento. Un conocimiento aportado por los cuatro impulsores de este proyecto, cada uno procedente de un ámbito muy diferente al de la restauración, pero con una vocación muy clara: la innovación. Rocío lleva el diseño de interiores, Miguel Ángel aporta su expertise en la definición de estrategia, Jesús se encarga del control de las finanzas y Aitor es el desarrollador informático de este singular restaurante donde, casi todo, es digital.
De hecho, la carta de Welkhome Club se muestra sobre una tablet desde la que, en un futuro próximo, se podrá pedir la comida y personalizar los platos con diferentes ingredientes.
Este singular local lleva abierto ya cuatro años y suma ya la friolera de 10.500 socios, una cifra que crece cada día. En los orígenes nació como un bar de copas al peso –de lo que os hablaremos más adelante-, y como un buen trago siempre debe acompañarse con algo de comida, el establecimiento acaba de incorporar una carta de antojos apodada como finger food, pequeños bocados para compartir. Una treintena de platos de orígenes dispares completan la carta digital que hay en cada mesa. Tequeños, baos, molletes, hummus, cuscús, vitello, toda una oda a la cocina del mundo; fusión de comida latina, asiática y española que aportan mucho color y, sobre todo, sabor.
Aunque sencilla, la propuesta culinaria de Welkhome Club viene a completar la experiencia que propone este singular espacio, ya que permite desde acompañar la copa o hacer un picoteo rápido a cualquier hora, hasta disfrutar de una cena informal o comer a mediodía. Además de la carta, Welkhome dispone de tres menús, con precios diferentes si eres socio o invitado : Foodie, compuesto por dos entrantes y un principal a elegir por 11,95 € (precio de socio), Gourmet, con dos entrantes y dos principales por 14,95 € y Flash, con un entrante y un principal.
Tragos al peso
Originalmente, el establecimiento abrió sus puertas para servir copas al peso pagando, exclusivamente, por la cantidad de alcohol que se bebe, ni un milímetro más, ni un milímetro menos. Para contabilizarlo, el camarero, antes de servirte la bebida la pesa en una balanza digital, donde únicamente pagarás en función del mixer elegido, que se agrupan en tres categorías: oro, plata y bronce. Sobre su botellero reposan exclusivos y artesanales destilados que le han servido para ganarse la fama de poseer una de las una de las barras más extensas y originales de Madrid.
Para que el cliente acabe de experimentar la experiencia de convertirse en bartender, sobre una mesa ubicada en el centro reposan varios condimentos para aderezar las copas (botánicos, especias, cítricos y frutas), acompañados de gominolas y frutos secos que puedes servirte a discreción. Toda una experiencia que te hará sentir como en casa, pero mejor.