Coinage Hall, Truro, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Saldría de Madrid el sábado 6 de Junio, y volvería el domingo 14.
Compré por Internet un billete de Iberia a Heathrow (la mejor tarifa que conseguí, incluyendo las compañías -presuntamente- low cost). Esto me daba la ventaja de disponer de 23Kg de franquicia de equipaje (podría comprar libros, por ejemplo, sin tener que prestar excesiva atención al peso final del equipaje).
Reservé en AVIS un coche de alquiler (tipo Ford Focus) para recoger y devolver en Heathrow.
Como estaba previsto, el sábado 6 me dirigí a Barajas T4 e inicié el viaje.
HEATHROW-PENZANCE
En Heathrow recogí mi coche de alquiler (un Ford Focus negro casi nuevo). La zona de aparcamiento de las diversas compañías de coches de alquiler está alejada de los terminales, pero hay microbuses permanentes que enlazan con los diversos terminales del aeropuerto. Hay que tenerlo en cuenta para evaluar la antelación necesaria al devolver el vehículo, para no perder nuestro vuelo.
Afortunadamente (ya veréis por qué) contraté la extensión del seguro del automóvil, para reducir la franquicia del Todo Riesgo a 100 GBP (Great Britain Pounds, las libras esterlinas de toda la vida). Salí de Heathrow y puse rumbo al sudoeste, a Penzance, en el extremo de la barbilla de la isla. Seguí la recomendación de mi tomtom, que había montado en el coche de alquiler, donde tenía ya programadas los diversos trayectos previstos, y viajé hacia Bristol, Exeter y Penzance.
Beachfield Hotel, West Promenade, Penzance, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Paré en un área de servicio, con la idea de descansar un poco y comer algo. Tenía que aparcar el coche a la derecha, en batería. Conducir desde la derecha del vehículo cambia algo el comportamiento esperado del automóvil. En particular, nos provoca situar al coche sistemáticamente demasiado a la izquierda del carril de circulación (porque estamos habituados a tener la mitad del coche a nuestra derecha, y no a nuestra izquierda). Y en los giros, el hábito nos hace tender a subvirar a la izquierda (comernos el bordillo) y sobrevirar a la derecha (abrirnos demasiado en el giro).
No tomé las suficientes precauciones y, al aparcar, rocé con el coche de mi izquierda (una abolladura en su puerta posterior; algunos desperfectos en mi parachoques delantero y la zona del faro izquierdo). Aunque el día estaba fresco, arranqué a sudar. Decidí dejarle al coche perjudicado una tarjeta con la indicación de AVIS y mi matrícula, para que pudiera reclamar, y seguí camino. Al devolver el coche en Heathrow, una semana después, tuve que rellenar un parte del incidente, indicar los datos del contrario, y pagar las 100 GBP de la franquicia, como contribución a los desperfectos. El empleado que me recogió el vehículo parecía habituado (con su terminal portátil) a la evaluación inmediata del coste de los daños. No he tenido ninguna noticia desde entonces, por lo que entiendo que todo siguió su curso normal.
Paré más adelante para comer algo, y tuve que lidiar con algunos ratos de lluvia muy intensa.
Puerto de Penzance, Cornwall, al atardecer.
(JMBigas, Junio 2009)
Llegué a Penzance (pop. 21.168) tras un viaje de casi 300 millas (más de 450Km), a media tarde. Había reservado (en booking, como acostumbro a hacer) habitación para una noche en un hotelito algo alejado del centro, pero frente al mar. El Hotel Beachfield, instalado en una casa victoriana excelentemente conservada. El hotel se encuentra en la Western Promenade, a unos 700 metros de la Jubilee Pool (la piscina de agua de mar estilo Art Decó que marca el acceso al centro de Penzance).
El hotel dispone de bar y restaurante, y tiene dos o tres plazas para aparcar junto a la entrada. En las inmediaciones no acostumbra a haber problemas mayores para aparcar, aunque hay zonas en que es de pago en horas diurnas. Una habitación individual me costó 59 GBP (incluyendo un abundante desayuno inglés). Supongo que será más caro en plena temporada veraniega, y más barato en otoño e invierno.
Tras ocupar la habitación y beber algo en el surtidísimo bar del hotel, salí de paseo hacia el centro, por la Promenade junto al mar. La zona estaba tranquilísima y me deleité con las magníficas casas con jardín frente al mar (al que allí llaman el English Channel; para el resto de los mortales, el Canal de la Mancha), ya que Penzance está en la costa sur de Cornualles. Seguí hasta la Jubilee Pool, y luego por la zona portuaria, el puente de Wharf Road y el puerto, hasta que llegué al Wharfside. Hay allí un parking muy grande, la mitad del cual estaba ocupado en esas fechas por las atracciones de una feria de primavera.
St. Michael's Mount, en el horizonte, por encima de las
instalaciones portuarias de Penzance, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Me metí en un pequeño centro comercial (el Wharfside Shopping Centre). Serían las siete y media y, por supuesto, las tiendas estaban ya cerradas, pero había algún restaurante y busqué uno que me conviniera para cenar (que llevaba un día de avión y mucho coche, y ya tocaba un homenaje, aunque fuera pequeño). Al final cené en el Renaissance Cafe, muy correcto y maravillosamente atendido, incluyendo una o dos copitas de vino (un lujo en UK) por unas 15GBP (bastante conveniente).
Me paseé luego un poco por las atracciones de feria y volví hacia el hotel.
LAND'S END - TRURO
El domingo amaneció un día de perros. Desde primera hora el cielo estaba amenazador, el ambiente era fresco, y todo hacía prever que habría lluvia a la vista.
Tras el abundante desayuno, di un paseo por las cercanías del hotel, para deleitarme con la bahía de Penzance (la Mounts Bay), que tiene al este la referencia del St. Michael's Mount, y al oeste las edificaciones y el puerto del pueblecito pesquero de Newlyn.
Quería visitar Land's End, y tenía hotel reservado para esa noche y la siguiente en Newquay (en la costa norte de Cornwall).
Land's End, un parque temático de finis terrae.
(JMBigas, Junio 2009)
Land's End forma parte de las tradiciones de la finis terrae, los puntos más extremos de tierra, más allá de los cuales sólo está el mar o el océano. Entre ellos está John O'Groats (al norte de Escocia), el Finisterre gallego, el cabo de Sao Vicente portugués, o la Pointe de Raz en Bretaña.
Pero el Land's End es, en realidad, más bien un parque temático de las finis terrae. Tiene un gran aparcamiento (de pago: 4GBP por toda la estancia), algunas tiendas bastante surtidas de toda clase de recuerdos kitsch, terrazas para comer o beber (si acompaña el tiempo, lo que no es muy probable), alguna pequeña atracción infantil y hasta un fotógrafo profesional, que te puede sacar una fotografía personalizada, con el indicador de distancia a tu lugar de origen.
La verdad es que ese domingo el tiempo no era bueno ni para capar castores. El cielo estaba negro como los c...... de un grillo, llovía a ratos y el fuerte viento frío se te llevaba por delante. Pude hacer unas poquitas fotos (vigilando que el viento no se me llevara la cámara en volandas) y salí huyendo como alma a la que persigue el diablo.
Seguí mi camino por la costa norte (St Ives) y luego hice una breve visita a Truro (pop. 20.920), en el centro de la península, que es la capital administrativa de Cornwall, aunque no su ciudad más poblada (la adelanta por muy poquito St. Austell). Aparqué el coche en el parking Moorfield, muy cerquita del centro. Por Charles Street y luego Lemon Street llegué hasta Prince's Street (la calle peatonal y comercial del centro de Truro). Por encima de las casas destacan las torres de la Catedral de Truro, de estilo neogótico y construida a finales del siglo XIX.
Tras las casas de Prince's Street, asoman las torres de
la Catedral de Truro, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Muy cerca de Prince's Street está Back Quay, que es una zona muy comercial, con tiendas de todos tipos, y establecimientos para comer y/o beber. Truro no tiene costa marítima, pero está junto al río Truro, relativamente cerca de su desembocadura en el Canal de la Mancha (ya sabéis, el English Channel), por Falmouth. En la plazoleta de Back Quay había ese domingo (el tiempo había mejorado considerablemente desde la desagradable visita a Land's End) un mercadillo de coches de época, con mucha afluencia de público y curiosos.
Escogí un Subway para comer un tentempié (sandwich y refresco por 4.50GBP) que me mantuviera activo hasta mi llegada a Newquay, la siguiente etapa de mi recorrido por Cornwall.
NEWQUAY
Desde Truro me dirigí directamente hacia Newquay (pop. 19.562), posiblemente el resort playero más frecuentado de Cornualles, a donde llegué a media tarde.
Había reservado una habitación en el Hotel Victoria (East Street) por dos noches (80 GBP las dos noches, incluyendo un fabuloso desayuno inglés). El Hotel es un edificio señorial singular, ligeramente envejecido, pero muy noble de formas, con muchos salones de mobiliario antiguo y una sala para desayunos deliciosamente demodé, y sólo ligeramente decadente. Tiene unas cuantas plazas de aparcamiento junto a la entrada por East Street, y una zona posterior, más amplia, reservada para los clientes (gratuito).
Hotel Victoria, East Street, Newquay, Cornwall.
El hotel tiene un jardín posterior, que sobrevuela las playas de esa zona. Y también tiene varios restaurantes, incluyendo el Buzios, en la otra acera de East Street, que parece un negocio independiente. Realmente se trata de un complejo de ocio, que incluye bar, café, restaurante, pub y salón de billares, en tres plantas.
Una vez aparcado el coche y tomado posesión de mi habitación, serían las seis y media de la tarde. Salí a pasear por las inmediaciones, y llegué a una gran extensión de césped verde, en suave declive hacia el mar, llamado The Crescent, rodeada de viviendas vacacionales frente al mar, pero de muy buen nivel y construcción relativamente reciente y muy cuidadas. Como por la tarde había asomado el Sol, el césped estaba lleno de familias y grupos de amigos, sesteando a la temperatura templada del solecito de la tarde.
Desde allí se domina la Island House, una casa solitaria en un peñón muy próximo a la costa, y unido a ella por un pequeño puente muy característico y reproducido en la mayoría de imágenes de Newquay. Hacia la izquierda, el pequeño puerto y, en lo alto, las mansiones de Newquay Hill y King Edward Crescent.
Island House, en la costa de Newquay, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Como los efectos del tentempié de Truro ya habían desaparecido, me encaminé a Buzios para cenar. Una carne excelente (acompañada con un poco de vino). Nada barato (casi 40GBP), pero correcto para la calidad y el servicio del local. Pagué con tarjeta de crédito, y luego me llegó un cargo por ese importe del Hotel Victoria, lo que provocó algunos intercambios epistolares hasta que aclaramos el entuerto.
Como Inglaterra obliga, después de cenar bebí una de esas cervezas gigantes tan habituales allí (las famosas pintas) en una terraza al lado del Buzios (por 3GBP, el precio casi estándar por esos andurriales).
Para el lunes tenía prevista la visita al Eden Project.
EDEN PROJECT
Eden Project es un proyecto de biodiversidad y sostenibilidad, abierto al público. Está en Cornualles, al noreste de la población de St. Austell. En una depresión del terreno se han dispuesto diversos tipos de jardines y dos conjuntos de cúpulas de clima controlado: una con el tema de los bosques tropicales (Rainforest) y la otra con el clima mediterráneo.
Eden Project, junto a St Austell, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
En la práctica, Eden Project es una especie de parque temático de la biodiversidad, la sostenibilidad, los cultivos ecológicos y demás temas relacionados.
Desgraciadamente, ese lunes de Junio tocó tiempo inestable y lluvioso, uno de los principales enemigos del turista y del viajero. Eso sí, la ventaja es que había bastante poca afluencia de público. El lugar está preparado para que pueda acudir mucha gente: tiene múltiples aparcamientos de gran capacidad y las zonas comunes son bastante amplias. Se puede pasear por todos los caminos que zigzaguean junto a los diversos jardines, siempre con desnivel. También hay un trenecito que facilita la movilidad.
Lloviendo, el tema se complica un poco, porque buena parte de los recorridos son al aire libre. La temperatura exterior debía ser poco superior a los 10ºC, el cielo estaba gris, y lloviznaba la mayor parte del tiempo. Visité más bien todos los espacios cubiertos. En las cúpulas de los bosques tropicales (calor y máxima humedad en el interior) sólo conseguí hacer un par de fotos hasta que la cámara se bloqueó por condensación de agua.
La "Semilla Gigante", una roca de
70 toneladas de peso, en The Core,
Eden Project, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
En las cúpulas Mediterráneas el clima interior es menos extremo, y se recrean paisajes campestres con viñas y olivos, y abundan las esculturas humanas o animales, realizadas con madera o con raíces de árbol.
En The Core, el edificio corazón de la instalación, hay algunas exposiciones (incluso se puede participar en algunas), y la Semilla Gigante, una roca con forma de huevo y 70 toneladas de peso.
La tienda y el bar, restaurante, self-service, son enormes. Allí tomé un tentempié pasadas las dos de la tarde. En la tienda están a la venta toda clase de productos que puedan alegar en su favor la contribución a la sostenibilidad: cuadernos de papel reciclado, alimentos de agricultura biológica, etc. etc.
En resumen, merece la pena visitar Eden Project si se está por la zona, y el tiempo es agradable. Pero, en mi opinión, no merece la pena viajar para visitarlo.
TINTAGEL, PADSTOW Y NEWQUAY DE VUELTA
De vuelta hacia Newquay, pasé por la costa norte y visité Tintagel (pop. 1.820). Tintagel está ligado a las leyendas artúricas y, junto al mar, están las ruinas de un antiguo castillo, que se dice podría haber sido utilizado por el Rey Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda. Al hilo de la leyenda, se construyó el King Arthur Castle Hotel (subtitulado Camelot), que hoy se levanta orgulloso frente al mar. Una visita al hotel, y tomar algo en el bar, merece la pena por revivir épocas pasadas y disfrutar de su decoración inevitablemente kitsch.
Hotel Castillo Camelot, Tintagel, Cornwall.
(JMBigas, Junio 2009)
Frente al hotel, en Atlantic Road, se alinean casas muy cuidadas y limpias, cada una con su jardín abierto en el frente.
Al oeste de Tintagel, sobre la orilla izquierda del estuario del río Camel, está el pueblecito pesquero de Padstow (pop. 3.162). De vuelta hacia Newquay me paré allí y le hice una breve visita a la zona del puerto (South y North Quay, The Strand). Muy agradable.
Regresé a Newquay ya avanzada la tarde, con hambre para cenar. Esta vez escogí un restaurante italiano (La Luna), y me apreté una cena completa con vino por unas 40GBP.
Para el martes, tocaba levantar el campamento de Newquay, y viajar hasta Torquay, en la Riviera Inglesa de Devon.
(Continúa en West Country 2)