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W.H. Auden — Blues del funeral

Por Eclaros

Detengan los relojes, desconecten el teléfono,
denle un hueso al perro para que no ladre,
que se callen los pianos y con ese tamborileo sordo
saquen el féretro… acérquense los dolientes.
Que los aviones sobrevuelen quejumbrosos
y escriban en el cielo el mensaje: “El ha muerto”.
Que pongan moños negros en los níveos cuellos de las palomas,
que los policías usen guantes de algodón negro.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi día de descanso,
mi mediodía, mi medianoche, mi conversación, mi canción.
Pensé, y estaba equivocado, que nuestro amor duraría siempre.
Ya no quiero las estrellas. Que las apaguen,
envuelvan la luna y desmantelen el sol.
Que sequen el océano y talen los bosques
porque de ahora en adelante ya nada servirá.
W.H. Auden — Blues del funeral


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