Tras casi 20 años de profesión soy consciente de que la enfermería está pasando por uno de los peores momentos después de los grandes avances que se produjeron en los años 80. Unos avances que a nuestro parecer se quedaron a medias por falta de ambición y un conformismo temprano de los profesionales de aquella época, entendible al fin y al cabo; y por unas generaciones posteriores que cayeron en un mercado laboral bondadoso heredado que se ha ido degradando poco a poco.
Sin embargo la situación actual dista mucho de ese conformismo inicial, y cae más en la desilusión, en la desesperanza, pero sobretodo un profundo desarraigo profesional y en la “falacia humanista”. No hay concepto más indigno para la enfermería que escudarse en el “lo hago por el bien del paciente”, cuando todos sabemos intrínsecamente que es falso, se hace por cobardía, admitimos un trato profesionalmente indigno por falta de valor (y no sólo de valor, nos faltan pinturas de guerra).
Hace ya un tiempo que lleva rondándonos una idea por la cabeza, las que hemos llamado “líneas rojas enfermeras”. Esta situación necesariamente requiere de un giro radical, es decir, fijar “líneas rojas” y decir BASTA YA (como nos dice Paco Pedro, con una reflexión necesaria) desde el propio convencimiento y no admitir la denigración profesional de la que tanto nos quejamos que, no es culpa de otros sino de nosotros mismos.
Hace unas semanas estuvimos en las 25 Jornadas Nacionales de Enfermeras Gestoras y allí en varios discursos pudimos escuchar la misma idea, la necesidad de poner en valor la verdadera enfermería y evitar la situación de degradación que se sufre actualmente, pero se dieron pocas fórmulas concretas que pudieran llevarse a la práctica. No obstante, alguna idea se pudo escuchar:
¿Por qué no aumentar el peso enfermero en los objetivos fijados en las Unidades de Gestión?Es un comienzo, y es que los responsables enfermeros se ocupen de luchar por darle el lugar que le pertenece por peso institucional y por peso en la actividad asistencial a la enfermería, más allá de un anecdótico 5% de media que alcanza en la mayoría de las unidades.
También hace unos días volvía la enfermería a rasgarse las vestiduras tras el discurso anacrónico y sin argumentos sobre jerarquías y direcciones de unidades, que nos dejaban los médicos de familia, algo que cae por su propio peso y ni siquiera es digno de la réplica y el desasosiego que ha supuesto en la profesión; sobretodo después de los cantos de sirena que pudimos leer en el diario el Mundo sobre el exceso de médicos y la falta de enfermeras y cómo de invertir más en enfermería el sistema sanitario mejoraría en calidad y sostenibilidad. Esta idea la comentaba con mi 50% hace unos días, el cual oportuna y acertadamente se adelantó a explicarla, mejor que yo, en "un tonto a las 3" un fantástico post acompañado de una gran riqueza de comentarios.
Found on flickrcc.netImage: 'josh rouse:love vibration'
http://www.flickr.com/photos/41754875@N00/1575473470
En muchos foros hemos escuchado como esta situación debe invertirse desde la base:
“cuando cada enfermero desde su sitio ponga en valor su profesionalidad, entonces la enfermería tendrá su lugar en la sociedad”Está claro que la toma de decisiones basadas en la evidencia, la valentía de romper dinámicas interpuestas que no aportan valor, la evaluación de resultados, la ambición de superarse y apoderarse de los vacíos asistenciales (de no ser así otros lo harán por nosotros) supondrá el avance de la profesión.
Sin embargo, pensamos que esta situación no sólo puede resolverse desde la asistencia. La enfermería a pie de cama, salvo contadas excepciones, se siente sin fuerzas y sin respaldo para llevar a cabo una pelea contra el sistema que la “machaca”. La enfermería de base necesita imperiosamente el refuerzo y el apoyo de sus lideres clínicos y gestores, aquellos que son referencia, para pelear por cambiar esta situación.
Si no existen referentes, líderes, cargos intermedios que también peleen por la dignidad de la enfermería y defiendan sus intereses, cuando no existen direcciones de enfermería que peleen por lo mismo, y permitan que los lobbies de otras profesiones continúen con privilegios a costa del sacrificio de la profesión enfermera, la situación no cambiará.
El compromiso gestor pasa por apostar por una enfermería digna, y no quedar indiferentes ante situaciones que degradan y dañan a la enfermería, plantando cara con valentía, argumentos y resultados. La enfermería gestora debe tomar el pulso y darse a valer tanto o más que la enfermería de base, sino no habrá posibilidad de cambio, puesto que no habrá el respaldo suficiente desde todos los niveles.
La Enfermería está necesitada de líderes enfermeros, ya sean formales o informales, que se conviertan en “agitadores sociales de la enfermería”, que remuevan conciencias, den ejemplo, levanten la mano para decir alto y claro ASÍ NO, ¿te apuntas?.
Desde mi posición de enfermero base, tan sólo trasmito un compromiso con mi profesión, no voy a permitir que conmigo se pase ninguna de las “líneas rojas”, y pelearé desde mi posición. Sólo espero lo mismo de aquellos que se arrogan llamarse enfermeros.
Hasta que toda la enfermería, en todos los niveles, clínico, gestor, investigador, docente y político no fije el objetivo para evitar la degradación de la profesión no habrá ningún cambio, y se mantendrá el status quo que interesa a unos pocos.
Si eres tan amable te rogaría contestaras estas 3 preguntas:¿Dónde está tu "línea roja enfermera"?¿Eres "agitador social enfermero"?¿Te apuntas al "enfermeraCtivismo"? ¿Cómo?
@carlosnunezo @homosanitarius