De un día para otro, todo puede cambiar, y quien no quiera verlo no estará preparado para adaptarse a los cambios.
Nuestra vida es un cambio constante desde el primer momento de nuestro nacimiento cuando abandonamos el seno materno para poco a poco ir siendo independientes, para ir preparándonos para el gran juego de la vida.Hay muchos tipos de miedo, y cada día que pasa, nos enfrentamos a alguno.
Pero el miedo no es malo, ni incorrecto. Lo que puede perjudicarnos es nuestra actitud ante él. La palabra miedo, asusta en sí misma, pero sin miedo no podríamos medir nuestra valentía. Sin miedo no nos sentiríamos orgullosos de nuestros logros, sin miedo no existirían palabras como valor, trabajo, constancia, el miedo es necesario en su justa medida.
Se avecinan cambios, se avecinan momentos de tomar decisiones, algunas difíciles, otras más fáciles, toca tener como compañero de sueños al maldito miedo, pero toca dar un paso al frente, planificar, diseñar, subir un nuevo escalón, toca luchar y pelear, en definitiva, toca seguir adelante, toca mirar hacia atrás, y hacer una lista. Contemplar el presente y ver todo lo que te ha dado este regalo que es poder levantarte cada mañana, poder encabezar una familia, poder disfrutar de tu marido, de tus hijas, de tu padre, toca mira al futuro con ilusión, con la cabeza alta, seguro de que lo bueno aún no ha llegado y que espera a la vuelta de la esquina. Pero no sirve quedarse lamentándose, hay que decirle al miedo, que hemos escuchado sus consejos, pero que de los cobardes poco se ha escrito.
Mientras hay vida hay esperanza, y por supuesto, cuando hay amor, hay salud y hay trabajo, no hay motivos para tener miedo.
Buenas madrugadas a todos.