Barcarola en Sol mayor de Rubinstein. Las terceras de la primera página son muy delicadas y dulces. Exagero el movimiento al tocarlas, levantando bastante los dedos y dejando que caigan con delicadeza sobre el teclado. La idea que transmite esta primera página de la Barcarola es una absoluta serenidad. Nos encontramos solos en el agua, la tarde está tranquila y en calma. Ningún sonido interrumpe el profundo silencio. El delicado diseño de terceras debería tocarse con mucho cuidado, como si fuera una delgada y etérea nube. La mano izquierda también requiere un toque suave pero el primer pulso debería acentuarse ligeramente (nunca el segundo). El primer pulso es positivo, el segundo negativo. Aquí radica la idea de la barcarola, el flujo y el reflujo, la ondulación que encontramos en cada compás.
Comienza a tocar el primer compás con mucha suavidad, el segundo compás un poco más fuerte, el tercero todavía más y en el cuarto disminuye la sonoridad. Mientras estás en la orilla y observas las olas llegar, te das cuenta de que unas son más altas y grandes que otras. Esto mismo ocurre aquí. El pasaje final en sextas debería hacerse en diminuendo como si fuera una nube de vapor que se desvanece. En el segundo pasaje nos encontramos con algo más positivo. Aquí, una voz tangible nos está hablando. La melodía debería destacarse de forma clara, amplia y bellamente. El acompañamiento en acordes debería conservar la oscilación constante, de avance y retroceso, como el que hacen las olas. El movimiento exagerado del que he hablado hace un momento lo uso de muchas maneras. Cualquier persona puede golpear el piano con un toque duro e incisivo, pero lo que yo busco es desplazar los dedos hacia las notas, es el movimiento de la mano en el aire y su caída final sobre la tecla de forma amable, sin tener ninguna prisa por llegar pero con la seguridad de pulsar la tecla en el momento adecuado. Si arrojas una piedra al aire, de inmediato caerá produciendo un golpe seco. Un ave que se eleva, planea por un momento y desciende suavemente. Esta barcarola no es fácil, hay que trabajar mucho la flexibilidad de las manos. Se trata de un estudio en pianissimo que requiere un gran control de la sonoridad.
Al abordar la Toccatina de Rheinberger, el profesor Sherwood dijo: Me gusta esta pieza; hay un trabajo muy honesto en ella. Es muy efectiva así como una práctica excelente. Deberíais tocarla todos los días del año. Está escrita en doce frases de ocho compases, con cuatro pulsos por compás, pero creo que eso le da un carácter demasiado duro y cuadriculado. Yo dividiría cada compás en dos partes y acentuaría un poco cada una de ellas. Aunque vuestro temperamento se asocia más con Chopin y Schumann, os recomiendo especialmente este tipo de música, así como las obras de Bach porque dan solidez y fortaleza a vuestra concepción de las ideas musicales.
También revisamos una Suite de Raff: El preludio es muy bueno. Me gusta. El minueto es, musicalmente hablando, el menos potente de todos los números pero tiene una cierta elegancia y es el más popular de todos. Sin duda, la romanza es mi favorita porque es muy grácil, fluida y melodiosa. La fuga final es una buena composición. Se puede observar cómo el tema pasa de una mano a otra, todo muy enrevesado, de una forma que ni Bach o Haendel habrían hecho. Pienso que esta fuga de Raff es uno de los mejores ejemplos de la escritura contemporánea de este tipo de composición.
El señor Sherwood disfrutó dando a los alumnos consejos sobre el Vals de Josef Wieniawski (Vals de concierto nº 1, Op. 3). Hay muchos efectos estupendos que se pueden realizar en esta pieza. Nos podemos tomar ciertas libertades: cuanta más imaginación tengáis, mejor funcionará. Yo la denomino una pieza "de estilo". Tocad el estudio a vuestro antojo y dadle todo el tipo de efectos que podáis. El vals propiamente dicho comienza con un estilo pomposo y la mano derecha en staccato. Todo es sumamente coqueto. En la quinta página veis que pone " amoroso" pero después de ocho compases se vuelve apasionado. El comienzo de la sexta página es muy piano y tenue, algo etéreo, pero en el " poco piu lento " aparece un trasfondo de realidad: las dos secciones surgen al mismo tiempo, la parte más terrenal y dura, con sus acentos, y la parte espiritual, tan final como el aire. Darse cuenta de estas cualidades sonoras al tocar es lo ideal desde el punto de vista técnico.
Seguidamente se trabajó la obra The Maiden's wish de Chopin-Liszt. El tema está a menudo recubierto y ensamblado con el delicado encaje de arabescos que parecen ocultarlo. Sin embargo, es necesario encontrarlo y destacarlo. Hay mucho que buscar. Debéis conocer la idea que se esconde detrás de todas esas notas. Debéis sentirla. Esto no es técnica o un método sino que se refiere a la espiritualización de la interpretación. Hay obras que sonarán bien si solo se tocan las notas como es el caso del pequeño Momento Musical en fa menor de Schubert. Sin embargo, incluso en esta obra hay mucho detrás de esas notas que debe sacarse a la luz y que convertirá esta pieza en algo totalmente diferente.
El Andante de Schumann para dos pianos debería tener un toque tierno y mimado en el tema. En la segunda página aseguraos de no acentuar las notas de adorno. Permitid que el acento recaiga sobre el quinto dedo todo el rato. Para la variación que contiene acordes, utilizad un toque "agarrado", que se podría describir como una cierto tipo de fuerza ejercido sobre la punta del dedo, como si tomáramos una respiración larga. La variación en tresillos parece a primera vista casi una caricatura, una parodia del tema, pero no creo que Schumann tuviera eso en mente. Por el contrario, quiere decir que debe ser algo dulce, amable y cariñoso. La última página tiene algo de etéreo e ideal y debe tocarse cada vez más suave hasta el final.
La Balada en sol menor de Chopin comienza lentamente y con mucha solemnidad. La melodía inicial está cargada de tristeza e incluso melancolía. El à tempo de la segunda página contiene cuatro partes que se mueven a la vez. En el piu forte se debe prestar atención en tener el lado exterior de la mano bien levantado y moverlo desde la muñeca. La idea aquí es generar una gran agitación e inquietud. La quinta página requiere gran potencia sonora y las octavas en legato deben estar bien conectadas. El sentimiento de inquietud se ve acrecentado hasta que llega incluso a ser doloroso, y no es hasta el animato cuando aparece un sentimiento de relajación. Este debería tocarse con ligereza y delicadamente, la mano izquierda marcando el ritmo. El presto requiere fuerza sonora y velocidad. Dejad la muñeca baja al comenzar los acordes, subidla después del primero y dejadla caer de nuevo tras el segundo. Acentuad siempre el segundo acorde. Empezad las escalas del final lentamente e incrementad la velocidad y el sonido.
Otras muchas obras se analizaron pero las que aquí se detallan son las que se grabaron en mi memoria, y dan cierta idea de la manera de enseñar del profesor Sherwood.
Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.
Traducción: Francisco José Balsera Gómez