Otro aporte al mundo de las animaciones realizada por Rockarte. En relación a este disco, Wikipedia nos reza: "Argus es el tercer álbum de la banda británica de rock Wishbone Ash. Es su trabajo más conocido y también el más aclamado por crítica y público. La portada es obra de Hipgnosis". Y la crítica que copio debajo añade: "siempre que uno escucha hablar o lee algo sobre Wishbone Ash se encuentra con la misma cantinela, la historia de como su mítico sonido de guitarras gemelas influyó a los legendarios Iron Maiden. (...) Wishbone Ash no era un grupo normal y corriente. (...) Ellos eran como la maquinaria de un reloj, que funciona en conjunto para mantenerlo en hora mediante el movimiento de las manecillas, y que cuando una de las piezas falla se para sin remedio. Es impensable ver a unos Wishbone Ash con cualquiera de los cuatro miembros siendo sustituido por otro músico". Bueno, si quieren más, entren al post.
Edición Rockarte
Hoy en día, siempre que uno escucha hablar o lee algo sobre Wishbone Ash se encuentra con la misma cantinela, la historia de como su mítico sonido de guitarras gemelas influyó a los legendarios Iron Maiden. En su día, cuando era bastante más joven que ahora y escuchaba esta afirmación siempre me sorprendía, y es que en mi mente no cabía la posibilidad de que un sonido que yo identificaba tanto con la doncella no hubiera tenido su origen allí mismo. Pero por suerte esto hizo que al revisar los vinilos de mi padre no me olvidara de un vinilo en concreto, como sí que lo hice en muchas otras ocasiones con vinilos los cuales uno nunca llega a pinchar, pero quien sabe las maravillas que podrían ocultarse en su interior. Sin embargo, este vinilo era diferente. “Argus de Wishbone Ash, estos son los de las guitarras gemelas” me dije a mí mismo, para acto seguido colocarlo en el antiguo mamotreto que tengo por tocadiscos.
Desde luego el resultado no fue lo que me esperaba. Una de las influencias principales de los reyes del heavy metal clásico, con una portada brutal que nos muestra a un soldado blandiendo su lanza mientras admira el ocaso, temas con nombres como “Throw Down the Sword”, “The King Will Come” o “Warrior”... ¿Y no tocan heavy metal? Mentiría si dijera que la primera escucha no fue una tremenda decepción. Por esos años yo pasaba hasta el culo de cualquier banda setentera que no fuera Black Sabbath o Deep Purple, ya ni hablemos si en lugar de hard rock potente practicaban uno más tranquilo e influenciado por el prog. Pero este disco no era como los demás para nada. En su momento no lo supe apreciar como se debía, pero algo quedó dentro de mí. No se si sería por esa maravilla de portada, el ambiente épico que impregnaba la obra o esas míticas guitarras que, según había escuchado por ahí, influenciaron a mis ídolos. El caso es que, dentro de mí, siempre quedó una especie de aura que me hacía sentir que lo que tenía entre manos era algo grande y no cualquier cosa.
Lo intenté y lo intenté pero no hubo manera, ese disco que yo sentía como algo inmenso no me lo parecía. Para un chaval que ya solo era saciado por los dobles bombos de un “Painkiller” una obra tan sotisficada y delicada como esta se le terminaba haciendo cuesta arriba. No fue hasta un par de años después, con los oídos más entrenados y una mente mucho más abierta, que lo volví a intentar, y ahí me percaté de una cosa que nunca jamás debería volver a hacer escuchando música: Nunca dejes un álbum a la primera escucha porque no te entra y se te hace cuesta arriba. Si yo hubiera hecho eso en este caso (y en muchos otros más), y por algún casual hubiera descubierto su grandeza dentro de cincuenta años, jamás me habría perdonado el haber perdido la oportunidad de escuchar una de las obras más bellas de la historia del rock a lo largo de toda mi vida.
Wishbone Ash no era un grupo normal y corriente. Lo usual en una banda suele ser que haya uno o un par de compositores principales que crean la mayoría de las canciones, para que después el resto del grupo las “rellene” añadiendo su instrumento y algunos arreglos. Por el contrario, Wishbone Ash no funcionaban así. Ellos eran como la maquinaria de un reloj, que funciona en conjunto para mantenerlo en hora mediante el movimiento de las manecillas, y que cuando una de las piezas falla se para sin remedio. Es impensable ver a unos Wishbone Ash con cualquiera de los cuatro miembros siendo sustituido por otro músico. Y es por ello que una vez aparecieron estos cambios de formación, a menudo inevitables en el mundo de la música, la edad dorada del grupo llegó a su fin. Y no es que los músicos que fueron llegando fueran malos precisamente. Por ejemplo, en un futuro Martin Turner sería sustituido por John Wetton, el cual venía de grabar tres discos legendarios no, lo siguiente, con King Crimson. Pero a veces el ser un gran músico, un genio o como lo quieras llamar no basta, puesto que la química que haya entre los miembros del grupo también es muy importante, y permitidme afirmar que pocas veces se ha visto a cuatro músicos tan compenetrados como los de Wishbone Ash.
Aquí el disco entero...