Ya hemos vivido suficientes días de 2021 como para que haya quedado claro que este año viene tan torcido como el anterior. Así que toca seguir aguantando el chaparrón y tratando de protegernos de este maldito virus mientras llega el momento de que cambie un poco el aire. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que apoyándonos en la lectura?
Empiezo contándote las cifras del mes de enero. En total, leí seis libros. De ellos, cinco salieron de la Lista Madre del reto ALP de 2021 y uno llegó a través de Edición Anticipada, convirtiéndose en el primer libro que llega a mí en este año. Además, en enero he abandonado un libro. Con todo esto, he cubierto un 10% del reto de Goodreads y otro 10% del del ALP 2021.
Dicho esto, vamos a repasar todos estos títulos. Pero antes, ten en cuenta que enero ha sido un mes para ponerme al día con las reseñas de las lecturas de diciembre, así que la mayoría de los libros que vas a ver aquí están pendientes de reseñar. Irán saliendo durante este mes.
La primera lectura de enero (y de 2021) fue “13”, de Steve Cavanagh. Este libro tuvo mucha presencia en redes el año pasado y le tenía bastantes ganas, pero ha acabado siendo una pequeña decepción. A medida que la historia avanza, la trama se va haciendo más difícil de creer. Además, es el cuarto libro de una serie y, aunque se puede leer perfectamente como si fuera autoconclusivo, hay detalles en los que se nota que hay algunas historias previas.
“En tus zapatos”, de Beth O’Leary, es el primer libro que llega a mí en 2021 y se ha convertido en la mejor lectura del mes de enero. La razón es simple: llegó justo en el momento en el que necesitaba una historia divertida y fácil de leer. Me sorprendió mucho porque el libro anterior de esta autora (“The Flatshare”, o “Piso para dos” en España) estuvo bien, pero no me volvió loca. En esta ocasión, tenemos a una abuela y a su nieta intercambiando sus vidas durante dos meses, lo que da lugar a un montón de situaciones divertidas y curiosas. Muy recomendable.
El siguiente en caer fue “El domador de leones”, de Camilla Läckberg. Se trata de la novena novela de la serie de Fjällbacka, de la que llevaba mucho tiempo sin leer nada. Y me gustó reencontrarme con Erika, Patrick y compañía, aunque no ha sido mi historia favorita de las que protagonizan. No me costó demasiado “adelantarme” a lo que iba a ir pasando, aunque reconozco que esperaba una resolución final diferente. Si no estoy confundida, creo que ya solo tengo pendiente el siguiente de la serie, que está disponible en Storytel.
El título más “exótico” de los que cayeron este mes fue “La dependienta”, de Sayaka Murata. Mi bagaje de lecturas asiáticas es mínimo, así que tomé nota de este título al verlo recomendado por varias personas en Youtube. Y en diciembre tuve la oportunidad de hacerme con él. Sinceramente, no sé qué esperaba de este libro tan cortito, pero me sorprendió muy positivamente. Y eso que es una historia de lo más sencilla. Pero me alegro de haberle dado la oportunidad.
Los dos últimos títulos que leí en enero fueron de no ficción. Por un lado, elegí “Eutanasia”, de Manuel Martínez-Sellés, principalmente, porque no llegaba a las 100 páginas. Aquí, el autor defiende la no legalización de la eutanasia aportando una serie de argumentos que te pueden convencer más o menos, pero que son útiles para entender su postura (y la de quienes la comparten) en el debate sobre este tema. Personalmente, creo que esta lectura es útil, precisamente, si tienes una postura contraria, ya que te ayuda a conocerla e, incluso, a entender cómo rebatirla. Si piensas igual, puede que no te aporte nada especial.
Por otro lado, leí (y disfruté mucho) “Come chocolate y no discutas con idiotas“, de Jessica Gómez. Este libro es una guía con 52 consejos para conseguir tener paz mental, pero creo que su punto fuerte no es lo que te aporta a nivel de literatura de autoayuda, ya que no se descubre nada nuevo y tú mismo/a puedes llegar a estas conclusiones poniéndole un poquito de lógica. Para mí, lo mejor es la forma en que la autora lo ha escrito. Así que, básicamente, ha sido una lectura muy divertida.
Para terminar, el abandono. Después de dos semanas de querer y no poder, dejo por fin “Sueño profundo”, de Mark Billingham. Fíjate si lo he intentado, que llegué a la página 215 de 503 (un 43%), pero no me merece la pena seguir así. Esta novela me estaba quitando las ganas de seguir leyendo otras cosas. Así que ahí queda mi historia con la serie protagonizada por el detective Tom Thorne.
Esto fue todo lo que dio de sí el mes de enero en cuanto a la lectura. No puedo quejarme porque, salvo por el abandono, de todo lo leído saco algo positivo (aunque sea pequeñito). A ver si en febrero consigo que la cosa marche más o menos igual.
Y tú, ¿qué leíste en enero?