Bueno, pasamos a la entrada de hoy. El wrap up de junio, sí, sí. Y es que aquí una servidora ha leído mucho más de lo que esperaba, ¡y la mayoría son joyitas! ¿Qué, vamos al lío?
Sinceramente, no ha sido un gran libro. Entretenido, sí; pero sin más. Una historia de situación, en la que giramos en torno a quién es esa mujer que tanta expectación creó en un pequeño bar de París. Una mujer que dejó a los parroquianos con muchas ganas de desentrañar un misterio que, la verdad, no fue para tanto.
Mi primer y último contacto con el autor había sido Un hijo - libro que adoré y que también se llevó las cinco estrellitas -. É ste cayó de casualidad en mis manos. Mi madre quería leerlo pero, como estaba con otra novela estaba un poco abandonado en casa. Total, que Patt, administradora del blog , siempre dice que el autor es una maravilla y... no pude no leer el libro .Deja volar tu imaginación (Devoim)
Un amor es una novela preciosa, una delicia que pasa en nada, con una protagonista que, joder, me ha encantado. Nuestra Amalia es un caso, alguien que lo ha pasado muy mal, que ha estado casada con un cerdo hijo de malos padres - y me estoy poniendo fina, porque se me llena la boca sólo de pensar en ese tonto del culo - y que ahora empieza a disfrutar de la libertad. Una en la que el caos reina por encima de todas las cosas. Sin adelantaros nada, os diré ( ) que Silvia me cayó como una patada. Vaya tía más repelente, de verdad. Fer y Emma son dos amores, dos personitas que se quedan contigo al cerrar la novela, como Amalia.
No sé a qué esperáis para darle una oportunidad, ¡es una maravilla!
Esta novela fue una recomendación. Quería algo divertido, lo que conocemos como "fresquito". Un libro para desconectar, vaya; y Laura, administradora de Paseando entre páginas - ¡¡pasaos por su blog, que es una maravilla y ella es un solete!! - me dijo que éste le había flipado.
El libro está bien, quiero dejar eso claro. Es una apuesta muy entretenida: una detective paranormal que pasea por las calles de Barcelona cumpliendo encargos tan surrealistas como seguir la pista a todo tipo de criaturas mágicas y transportar cadáveres de dioses. Sí, sí, esa es la premisa inicial: Verónica tiene el cadáver de un dios en el maletero de su coche hecho polvo y lo tiene que llevar a Asturias. ¿El problema? Que se olvida cada pocos segundos porque ha cometido, digamos, un error de cálculo.
Mi problema con el libro ha sido el siguiente: empieza bien, muy bien, de hecho; pero cae. En picado. Las carcajadas que me arrancó al principio por lo absurdo y rocambolesco del asunto, fueron muriendo poco a poco, en la misma medida que, a mi juicio, el autor quería abarcar más de lo que la novela permitía. Esto no es más que una apreciación subjetiva. A fin de cuentas, el libro se lee solo y, la verdad, para cambiar de registro es todo un acierto.
Una verdadera maravilla. Fue idea de mi madre - ya os digo yo que esa señora sabe lo que se dice - y, bueno, estaba un poco escéptica. Quiero decir, no tenía ni idea de qué me iba a encontrar y me daba un poco de miedo ( ) cabrearme. Os hablo de ese pensamiento de: " ". Pero no. Tonterías todo. El libro es una jodida maravilla. como sea algo que me haga apretar los dientes de rabia, va a arder hasta lo que no arde
La autora nos cuenta la vida de mujeres que rompían los esquemas. Mujeres de épocas y culturas muy diferentes que, con un par de ovarios, plantaron cara al patriarcado y a toda la mierda machista que ha habido, ¡y sigue habiendo! Una novela gráfica con ilustraciones preciosas, cargada de mujeres fuertes y feminista. ¿Qué más necesitáis para leerlo?
Después de todo el hype que había despertado el libro, tenía que leerlo. Era ya un must , vaya. Lo cierto es que ahora que lo he acabado, os puedo decir que merece todo el read que ha tenido; eso sí, haciendo un par de incisos: Elio, a ratos, da un poco de miedo. Me explico. La novela nos cuenta el amor de verano de nuestro protagonist a rebomborio con un escritor que va a su casa a pasar las vacaciones. Esto es una costumbre en casa de Elio y es que su padre adora tener en su casa a futuras mentes brillantes. Puede que no parezca una gran premisa pero, creedme, saber todo lo que piensa Elio es una maravilla. Una un poco gore a ratos, pero una maravilla a fin de cuentas.
Elio no se enamora, se obsesiona. A niveles muy fuertes, de hecho. El caso es que, a medida que va avanzando la novela, todo se suaviza y por fin podemos disfrutar de la incertidumbre, del miedo de las primeras veces y de lo bonito que es leer cuánto se adoran ambos. ¿El problema? Para mí, el final. Me dio rabia. Mucha, de hecho. No os quiero adelantar nada pero, si lo habéis leído, estaré encantada de que lo comentemos.
No entiendo por qué he tardado tanto en animarme a leer algo del amigo Pratchett, de verdad que no. Si sois como yo y tenéis miedo de que no os guste, de que os decepcione u os resulte, hablando claro, un jodido dolor de cabeza... dejadlo. Dejadlo ya mismo. El autor no se anda por las ramas describiéndonos un mundo imposible. No le hace falta. Se basta de su prosa, que es una delicia; de sus personajes, que no son más maravillosos porque no pueden; y de su lógica-ilógica para hacer de la lectura una maravilla. Palabrita.
En la novela tenemos de todo: una pseudosecta que es para morirse, un nuevo guardia que arresta hasta el apuntador y un capitán que se hace cruces viendo cómo su ciudad se pone patas arriba. Y es que ¡Guardias!, ¡Guardias! está cargado de humor, de momentos sencillamente maravillosos y un ritmo que está a la altura de una buena película de fantasía. Sólo falta la banda sonora, os lo digo ( ) yo.
Me extenderé largo y tendido en la reseña, pero quiero recalcar las impresiones principales. Para empezar, deciros ( ) que el libro está bien. Es entretenido, tiene mucho ritmo y ese toque ácido que tanto le gusta a Lena Valenti. Recuperamos la fórmula de la saga - que sabéis que adoro - y nos metemos de lleno en un mundo lleno de leyendas, profecías, personas esperadas, traidores, sangre y sexo. Sí, voy a ser franca con vosotras y vosotros: al igual que en Vanir el sexo tenía razón de ser, en Vanir tres cuartos de lo mismo. Hablamos de vinculaciones, de personas que quedan atadas por el destino y que se complementan. Sirens
No os voy a mentir: Ethan es un cabronazo. Un tío al que, os lo prometo, quería dar l e una patada en las jodidas pelotas para que bajara los humos. Y es que se las gasta finas, el campeón. Una pistola, eso tiene en la boca. Cora, por su parte, es tan jodidamente adorable que, la verdad, él no se la merecía.
Como os he dicho ( ) cientos de veces, me gusta que los protagonistas caigan. Que se hagan sangre en las rodillas, vaya. Me encanta, porque no hay nada más maravilloso que ver ( ) cómo la verdad los fulmina, convirtiéndolos en un amasijo de remordimientos y mala conciencia. Lena Valenti se la sabe muy larga en eso de que caigan los pedestales y, una vez más, lo borda.
Ojo, el libro no es perfecto. Tiene sus más y sus menos - de ahí que no tenga el diez -, como un par de chascarrillos machistas que me pusieron de muy mala hostia y unas cuantas páginas de inicio dedicadas a contar la infancia de los protagonistas. Pese a todo, está bien. Lo comentamos mejor en la reseña, ¿os parece?
¡Y esto ha sido todo por hoy! No me puedo quejar, este mes no. Pero no vamos a hablar de mí, que ya llevo un buen rato dando la chapa.