Cuando el mundo está al borde de la guerra, llega el momento de que los mutantes salgan a la luz y el Profesor Charles Xavier reúna un equipo de "jóvenes talentos" que proteja a la humanidad de amenazas como la que representan Sebastian Shaw y su Club Fuego Infernal. En semejante empresa, Xavier contará con la ayuda de un inestimable aliado: el poderoso Erik Lehnsherr, amo del magnetismo.
En el año 2000, la adaptación de X-Men dirigida por Bryan Singer dio el pistoletazo de salida al actual boom de películas basadas en cómics al cosechar excelentes resultados de taquilla y reflejar en la pantalla grande el rico universo de complicados personajes mutantes. Además, catapultó a la fama a actores como Hugh Jackman y Halle Berry. La fórmula volvió a funcionar en la estupenda X-Men 2, pero por desgracia la franquicia cambió de manos y la tercera entrega, dirigida por Brett Ratner, echó todo por la borda al incluir demasiados personajes y centrarse en la acción y los efectos especiales, dejando de lado la trama y el desarrollo de los mutantes. Se intentó dar un nuevo rumbo a la saga con el spin-off de Lobezno, película para lucimiento de Hugh Jackman que siguió más la línea de la tercera entrega que de las dos primeras. Ante esta situación, se apostó por la precuela X-Men: First Class, la cual abre un nuevo camino para la franquicia.
Ambientada a principios de la década de los 60 con la Guerra Fría como telón de fondo, First Class (traducida aquí como Primera Generación) narra los orígenes del grupo del idealista Charles Xavier, su relación con el gobierno de Estados Unidos y su amistad con el futuro Magneto. Rodada en apenas un año, la película está gozando de una notable aceptación y casi ha asegurado las próximas secuelas de la saga, aunque tiene sus puntos fuertes y otros que no terminan de encajar.
Como película, consigue entretener durante sus más de dos horas de duración y retoma el tono de las entregas de Bryan Singer (que aquí produce y firma el argumento), mezclando acción, aventuras y efectos especiales con la condición de proscritos e inadaptados de los personajes mutantes. Recién salido del rodaje de Kick-Ass, el británico Matthew Vaughn fue el encargado de dirigir esta precuela y escribir el guión junto a su habitual Jane Goldman y los escritores de Thor Ashley Miller y Zack Stenz. Posiblemente estemos ante el trabajo menos personal de Vaughn, quien deja de lado su sello propio y opta por un estilo más convencional (abusando un poco del travelling circular) que alterna correctas escenas de acción con otras propias de la saga Bond en cuanto a estética se refiere.
Respecto a los personajes, los que más resaltan son el Xavier de James McAvoy y el vengativo Magneto de Michael Fassbender (dos jóvenes actores en alza que aquí aportan matices interesantes a sus papeles) enfrentándose al villano de altura interpretado por un espléndido y políglota Kevin Bacon. También resultan llamativos la atormentada Mística de la nominada al Oscar Jennifer Lawrence y la gélida Emma Frost de la televisiva January Jones; pero al tratarse de una película con tantos personajes son muchos los que quedan desdibujados y apenas tienen ocasión de lucirse, como sucede con los roles de Rose Byrne y Oliver Platt o con Azazel y los jóvenes integrantes de la Patrulla X (Bestia, Kaos, Banshee...).
Como adaptación del cómic, X-Men: First Class presenta varios puntos conflictivos. Aunque difiere en varios puntos, encontramos guiños al material original como el diseño de los trajes, la ambientación en los 60 con el pánico atómico presente en las historias de Lee y Kirby, la presencia del Pájaro Negro y los cameos de dos personajes vistos en las primeras entregas. Ahora bien, aparte de la ausencia de Stan Lee en su habitual cameo, surgen errores de continuidad relacionados con las anteriores entregas, puesto que en Lobezno aparecía Xavier (interpretado por Patrick Stewart) andando y reclutaba a unos jóvenes Scott Summers y Emma Frost para su escuela, y luego en X-Men 3 unos rejuvenecidos Magneto y Profesor X (también caminando) visitaban juntos a la pequeña Jean Grey, lo cual no termina de encajar con lo mostrado en la precuela.
Eso y el rápido proceso de post-producción de la película, con una banda sonora simplemente correcta de Henry Jackman y efectos especiales poco pulidos (y eso que corren a cargo de Weta Workshop) hacen que X-Men: First Class no termine de convencer tanto como otras recientes y más equilibradas adaptaciones de Marvel (Thor). Aun así. se trata de una película más que entretenida, con un ritmo imparable que consigue devolver a los X-Men al lugar que se merecían, abriendo la puerta a posibles (y más que probables) secuelas.