Revista Cine
X-Men: la saga de la Isla Muir y el final de la época Claremont
Publicado el 13 noviembre 2012 por Juancarbar
Tras una saga como Proyecto Exterminio, obviamente tocaba número de análisis de lo ocurrido y de introspección mutante, así como de interrelacionar a unos personajes con otros. Eso se resuelve en el 273 de X-Men, uno de esos números dibujados por varios dibujantes al alimón, con lápices de Whilce Portaccio, Klaus Janson, John Byrne, Rick Leonardi, Mark Silvestri, Michael Golden, Larry Stroman y, por supuesto, Jim Lee. Aquí podemos ver escenas como el primer encuentro entre Gambito y Lobezno, o los problemas de convivencia de los Nuevos Mutantes (cada vez más militarizados por Cable) con el resto de los equipos X. Pero obviamente no hay descanso para los mutantes, así que enseguida nos encontramos con la aparición de Lila Cheney, que llega para llevarse a la Patrulla-X. Lila, teleportadora de larga distancia y novia eventual de Bala de Cañón, había hecho varias apariciones en los números anteriores, huyendo de los Shi´ar, y finalmente, Claremont decidió que había llegado el momento de contarnos por qué.
Más o menos, porque había otro cabo suelto pendiente: Pícara, Magneto y la situación de la Tierra Salvaje. Así, en algunos de los números más espectaculares dibujados por Jim Lee, nos encontramos con que Magneto se ha unido a SHIELD y un cuerpo internacional que, junto a Ka-Zar y Pícara, tienen que enfrentarse a Zaladane, convertida en nueva señora del magnetismo tras haber absorbido los poderes de Polaris. Zaladane ha reunido un ejército con los habitantes de la Tierra Salvaje, dirigido por sus mutados, y ha creado una serie de torres con las que hacerse con el control magnético del Planeta, y serán Magneto, Pícara y los demás (Nick Furia incluido) quienes tengan que impedirlo… mientras el resto de los X-Men y Lila Cheney se dan cuenta de que han caído, ni más ni menos, que en las manos de la Emperatriz Shi´ar… Ave de Muerte, en plena guerra con su hermana Lilandra, aliada con los Saqueadores Estelares… y por supuesto, con Xavier. Los Saqueadores ayudan a la Patrulla-X a escapar, y juntos se enfrentan a la Guardia Imperial, consiguiendo Lobezno dar caza y neutralizar a Ave de Muerte, recuperando así de un plumazo Lilandra el puesto de Majestrix Imperial, mientras que, en la Tierra Salvaje, tras ser traicionados por un general ruso cuyo hijo murió en el submarino hundido por Magneto años atrás, Magneto y Pícara, convertidos en algo más que amigos, consiguen llegar a Zaladane, a la que para horror de Pícara, Magneto mata.
Y en la galaxia Shi´ar, las cosas no son tan fáciles y sencillas como parecen. Gambito y Júbilo (son los nuevos, hay que darles protagonismo) descubren a Xavier comportándose como un villano, y comienza un enfrentamiento que llevará a varios de los Hombres-X a tener que enfrentarse a sus compañeros, al parecer dominados por Xavier. Lila Cheney, Ave de Muerte, Banshee, Forja y Tormenta se convertirán en rebeldes, mientras Gambito permanece infiltrado en la Saqueadora Estelar, para descubrir todos que tanto el verdadero Xavier como Lobezno, Júbilo y el resto de los X-Men son prisioneros mantenidos por los Skrulls de Guerra para darles poderes y conseguir así el control del Imperio Shi´ar. El equipo de Tormenta, aliado con Ave de Muerte consigue liberar a Xavier y sus aliados, venciendo a los Skrulls, justo a tiempo para que Xavier busque en la memoria de Tormenta, encontrando rastros de la presencia del Rey Sombra, por lo que decide volver a casa, utilizando a Lila Cheney como teleportadora.
Y lo hacen en el momento en el que el Rey Sombra ha tomado directamente el control de Coloso para conseguir de Stevie Hunter, la antigua profesora de danza de Kitty Pryde, los códigos de acceso a la parte inferior de la Escuela, donde espera poder acceder a todos los secretos de Xavier. Así comienza la que será la última saga de esta etapa del trabajo de Claremont y de la historia de los mutantes, la llamada Saga de la Isla Muir, con Chris Claremont y Fabian Nicieza a los mandos, y con lápices de los que serían los grandes abanderados de la franquicia: Jim Lee, Whilce Portaccio, Andy Kubert, el regreso de Paul Smith y un epílogo de manos de Kirk Javinsen. Durante la Saga de la Isla Muir, sabremos que el Rey Sombra es una entidad psíquica parasitaria que ha ido extendiendo el odio por el mundo, alimentándose de él y pasando de cuerpo en cuerpo, habiendo sido sólo derrotado por Xavier cuando portaba a Amahl Farouk. Bajo el control del Rey Sombra, Moira McTaggert ha reunido en la Isla Muir a varios mutantes, entre ellos Syrin, Jamie Madrox, Guido, y una recién llegada Pícara, que puede percibir la ansiedad que se extiende por la isla , como si el odio y la violencia cada vez estuvieran más arraigados.
Mientras Xavier se dirige a la Escuela, la Patrulla-X alcanza Isla Muir, pero son derrotados allí por los peones del Rey Sombra (salvo Forja, que consigue mantenerse libre del dominio de la entidad), mientras Xavier llega a tiempo de salvar a Stevie Hunter y tener que hacer frente en persona al propio Coloso, que trata de matarle, siguiendo los impulsos demoniacos del Rey Sombra. Xavier consigue liberar a Peter, y busca el apoyo de Factor-X, que en esos momentos, acaba de volver de su viaje espacial y de dejar a Nathan Cristopher Summers en manos de los Askani para evitar que el virus tecnorgánico de Apocalipsis acabe con su vida. Mientras en Isla Muir continúan persiguiendo a Forja (que ha diseñado un arma que elimina el control del Rey Sombra, y que ya ha liberado a Pícara y Lobezno), Xavier y Coloso recaban la ayuda de Val Cooper (entre cuyos efectivos está el anfitrión del Rey Sombra, Jacob Reisz) y Factor-X, dirigiéndose junto a ellos a la Isla Muir. Patrulla y Factor se enfrentan a lo largo y ancho de Isla Muir, mientras el Rey Sombra trata de lanzar un ataque a traición contra Xavier, pero se lo impide Val Cooper… o más bien, Mística, que lleva haciéndose pasar por Cooper desde su “muerte”. Mística destruye el cascarón del Rey Sombra, mientras Factor-X y los X-Men libres descubren que el Rey Sombra controla Isla Muir a través de Legión y de Polaris, que actúa como “anclaje” de su poder. Para tratar de evitar que sus planes se desmoronen, Legión destruye buena parte de la Isla, aunque salva a los estudiantes de Xavier para poder destruirlos en su presencia. Xavier se enfrenta de nuevo al Rey Sombra en el plano astral, apoyado por Arcángel, Cíclope, Jean Grey, Tormenta y Coloso, mientras los demás comienzan a liberar a los títeres del Rey Sombra. Utilizando a Mariposa Mental, Forja consigue finalmente romper el control del Rey Sombra sobre Polaris, rompiendo el nexo de su poder, y derrotando así a la poderosa criatura, que desaparece, quedando Legión en coma, y Xavier de nuevo postrado en una silla de ruedas como consecuencia de su batalla.
Al final, en un número correspondiente a Factor-X que sirvió como epílogo de la historia, nos encontramos con el preludio de la gran restructuración que tendría lugar en la franquicia mutante alrededor de esta saga. Una nueva colección surgiría, aquí en España titulada simplemente X-Men, y lo haría de manos de Claremont y Jim Lee, mientras la Patrulla-X de siempre contaba con guiones y dibujos de Whilce Portaccio, ayudado en los diálogos por John Byrne. Los miembros de Factor-X se integraban en los X-Men, y un nuevo Factor-X surgiría, el más divertido de la historia, de manos de Peter David y Larry Stroman, con una alineación y un concepto totalmente nuevos. Los Nuevos Mutantes habían dejado de serlo, Cable había impuesto su punto de vista militar… y Rob Liefeld su punto de vista creativo, cerrándose la colección para dar paso a una nueva, bajo el control completo de ROB!, y que tendría el título de X-Force. Pero los cambios irían mucho más lejos.
Y es que cuando Claremont presentó sus planes para la colección que llevaría junto a Jim Lee, y que incluían la muerte de Lobezno y su resurrección por obra de La Mano (sí, eso lo hemos leído hace no mucho…), el editor Bob Harras se negó a aceptarlos. Harras consideró que la auténtica estrella, el auténtico filón de la colección era el dibujante coreano Jim Lee. Claremont presentaba su dimisión de la franquicia mutante, y la editorial la aceptaba. Acababa así el control por parte del Patriarca de la que había sido probablemente la mejor y más rentable franquicia de Marvel en los años 80, y se abría el paso lo que provocaría una de las mayores crisis de la historia del cómic: la creación de los sellos independientes por parte de dibujantes que se habían convertido en megaestrellas del cómic y que decidieron que podían actuar también como guionistas. Y muchos de ellos, saldrían precisamente de la franquicia mutante: Jim Lee, Whilce Portaccio y Rob Liefeld, que junto a Todd McFarlane y Erik Larsen (procedentes del entorno de Spiderman), encabezarían el éxodo de los grandes nombres. ¿El precio? La mayor crisis creativa de la historia del cómic. ¿Las víctimas? Lectores, personajes, creativos… ¿El resultado final? Que la mayor parte de esos nombres acabarían volviendo a las grandes compañías, manteniendo su calibre de superestrellas… Pero que cada uno volvería a estar en su sitio: los guionistas guionizando y los dibujantes, dibujando.
Pero todo esto, es otra historia.