Los que me siguen en las redes sociales ya sabrán a estas alturas que como cada año (y es tradición) asistí al Salón del Manga de Barcelona, que este año celebró su edición número 20. Yo soy más novato en lo que a salones del cómic o manga se refiere, pero mi dueño me explicaba que él asistió a la primera edición. Por aquel entonces era pequeño y se realizó en la Estación de França, también en Barcelona. Desde esa edición el Salón ha ido evolucionando, tanto en tamaño como en ubicaciones. Pero creo que aprovechando que había una exposición dedicada a la historia del salón del manga, lo explicaré mejor en un próximo comunicado.
En este primero, quería explicaros a grandes rasgos todo el evento, a modo de prólogo, de los próximos comunicados.
Las cifras cantan, alto y claro, 130.000 visitantes, la cifra más alta en los 20 años de historia del evento. Ya días antes de la inauguración, se sabía por ejemplo, que las entradas ya estaban agotadas, ya que se podían comprar desde hacía meses por internet. Una medida un poco polémica, mucha gente la criticó, pero para mi manera de pensar, práctica. Es una forma de evitar las largas colas que eran ya habituales para comprarlas. Al no estar acostumbrados a esta forma de entradas es normal que haya gente que no le guste. Creo que es muy difícil encontrar una fórmula que satisfaga a todos. Solo le veo una desventaja, hay gente le gusta ir a algunos de los eventos o talleres, y comprar la entrada sin estar el programa cerrado, te arriesgas a comprar la entrada para un día y el taller que te gustaría ver es otro. Pero como decía es un poco complicado, pero confío que pulan un poco este aspecto.
También hay que felicitar a la organización por la adecuada distribución de los stands en todo el recinto, el año pasado, había momentos que salas estaban completamente vacías y otras abarrotada de gente. Este año, al estar mejor distribuidas había más movimiento de gente en todos lados y la acertadísima idea de colocar el escenario en el exterior y que continuamente hubiera actividades allí contribuían más a que la gente se fuera moviendo entre las diferentes zonas del evento.
En total 50000 metros cuadros de diversión, un escenario por el que pasaron los participantes de los diversos concursos de Cosplay, actuaciones musicales, karaoke, bailes asiáticos, demostraciones de artes marciales... como os decía no tenía descanso este espacio.
Toda una zona dedicada a la gastronomía japonesa, de la que ya digo soy fan y donde lo que más me gusta (descubrimiento del año pasado) es el té con burbujas de tapioca.
Pikachu y todos sus camaradas Pokemos, estuvieron también para celebrar estos 20 años de historia del Salón y de paso pudimos conocer de primera mano los nuevos juegos Pokémon Rubí Omega y Pokémon Zafiro Alfa. Saldrán a la venta a finales de este mes pero en la zona Pokémon podíamos jugar ya a ellos.
En el palacio 2 estaban situados los expositores, la zona infantil, el taller de manga, las exposciones y por primera vez la segunda planta de este palacio se abrió, y estaba dedicada al "Espíritu de Japón", allí pude ver exposciones de bonsái, actividades culturales relacionadas con Japón, taller de vestir kimono, terapias naturales, demostraciones de shiatsu y un jardín Zen.
Y como siempre las interesantes exposiciones, la que ya os comentaba antes, la dedicada a los 20 años de historia del Salón del Manga, otra del autor Kengo Hanazawa, de Takeshi Obata, de Chez Niimura, una exposción de ikebana, los 14 conceptos del Espíritu de Japón, filatelia manga, una exposición dedicada al J-Pop, a Pokémon, a los Caballeros del Zodíaco...
Y ya no menciono los talleres, charlas y proyecciones que hubo.
Este año era un no parar de ver y hacer cosas.
Sin duda, para mí, ha sido el mejor Salón del Manga al que he asistido. Fantástico.
Eso si, en estos eventos disfrutad y pasadlo bien, y no caigáis en el reverso oscuro de la Fuerza o os puede pasar que....