Cuando hace sólo dos semanas escribía acerca del fútbol que estaba por llegar, nada hacía presagiar la situación que viviríamos poco después. Como una ola en las gradas, el maldito COVID-19 ha paralizado nuestras vidas y por ende, el fútbol. Si hace unos días discutíamos por asuntos tan banales como el VAR o la idoneidad del estilo de juego promulgado por Simeone, hoy la pandemia nos ha enseñado a relativizar. A centrarnos en lo que de verdad importa, la salud. Y eso, no hay millones en derechos de televisión, de imagen, ni fichas estratosféricas que lo impidan. Porque sólo en estos momentos se es consciente de la posición de inferioridad que el ser humano ocupa en el planeta y se descubre la línea que nos une a todos los que lo habitamos.
Por tanto, la magnitud del problema ha detenido el fútbol a nivel mundial. Sin el consuelo, sería ilógico, de poder dirigir la mirada a otras latitudes como el perdido mira el oasis en el desierto. Sin embargo, sin que sirva de precedente, casi todas las federaciones se han puesto de acuerdo para parar. Y digo casi, porque en Bielorrusia se prevé comenzar sin incidencias (a ver cuánto duran...). Hoy toda la población futbolera, y en el mundo esa cifra puede alcanzar millones y millones, siente ese vacío del que nos hablaba hace poco un compañero. Una vacuidad a la que se le añade un alto grado de incertidumbre. Porque aunque ya se sabe que la Eurocopa se pospone a 2021, muchos se preguntan qué pasará ahora con nuestra Liga ¿Y ahora qué?
Escenario optimista
Esta es la opción que mayor ilusión produce entres los futboleros (recluidos). Supondría el fin, o al menos el control, del coronavirus a corto - medio plazo. Es decir, para que pueda darse este supuesto, es necesario que se cumpla con las expectativas más positivas que se estudian en relación al virus. Sólo el tiempo otorgará viabilidad a esta propuesta, ya que el desarrollo del COVID-19 aún es una incógnita por su novedad. Si nos atenemos al caso chino, allí se controló en dos meses, por lo que extrapolándolo nos llevaría a bien entrado mayo en nuestro caso. Aunque como ya decimos, es impredecible. No obstante, se puede descartar, por tanto, la celebración de cualquier evento el próximo mes de abril.
Dejando a un lado esa primera, y optimista al extremo, opción de aplazamiento por dos semanas, ya se manejan fechas concretas por parte de la Liga. Tebas cree que el reinicio de la competición, retomando la jornada 28, tendría lugar el fin de semana del 16 y 17 de mayo. Esto llevaría a acabar la Liga Santander el 12 de julio. Una posibilidad, propiciada por la posposición de la Euro 2020, que ya contemplan todos los torneos domésticos. De hecho, parece haber consenso en fijarse el 27 de junio como data para la final de la Champions League. La de Europa League se retrasaría al 24 del mismo mes. Esto implicaría partidos de competición europea en jornada intersemanal continua desde el 19 de mayo al 17 de junio.
Un aficionado con mascarilla en un partido de la Serie A (fuente: marca.com)Es decir, con esta variable se jugarían todos los partidos restantes de todas las competiciones retrasando las fechas dos meses gracias al aplazamiento de la Eurocopa. Por cierto, habría que estudiar una moratoria en los contratos que expiran el 30 de junio. Aun así, ésta quizás sea la salida más favorable tanto para el sentido de la competición como para amortiguar el posible impacto económico. Pero claro, para que se pueda llevar a cabo tiene que cumplirse el condicionante más importante de todos. Para todo esto, el COVID-19, que se encuentra en diferentes fases según el país, debe atajarse en los próximos 50 días ¿Será así?
Escenario pesimista
No hay que ser un experto en la materia para determinar cuál sería la situación menos deseable en esta crisis. Hablamos de la suspensión total de la temporada. Como hemos dicho en el anterior epígrafe, todo depende de la erradicación del virus. Y aunque confiemos en el maravilloso potencial de la ciencia, nos enfrentamos a una situación desconocida, una pandemia mundial. Por tanto, no habría que descartar en ningún momento que la situación de aislamiento pudiera prolongarse en el tiempo. Es decir, que los casos siguieran creciendo, obligando a los gobiernos a mantener durante meses el estado de alarma. Esto significaría el fin de la temporada 2019-2020.
En este caso, sólo quedaría determinar de qué manera se elegiría al campeón y los diferentes clasificados para competiciones europeas, ascensos y descensos. Este hecho produciría un quebradero de cabeza brutal para los organismos organizadores de las competiciones, que siempre tendrían que respetar el mismo criterio. Un criterio, sea el que sea, que siempre provocará ganadores y perdedores. Sin olvidar que hay ascensos y descensos que repercuten en dos instituciones diferentes y encontradas, la RFEF y la LFP, que controlan divisiones interconectadas en algunos casos.
En esta coyuntura podemos hablar de diferentes razones para dirimir todo lo citado. Por un lado, tomar como referencia las clasificaciones una vez completada la primera mitad del torneo. En este caso, ganaría la Liga el campeón de invierno, es decir, el Barça por diferencia de goles con el Real Madrid. Atleti y Sevilla les acompañarían en Champions League, Real Sociedad y Valencia entrarían en Europa League, y descenderían Mallorca, Leganés y Español. Pero por otro, se podrían basar en la tabla con la que se paró la competición, es decir, con 27 jornadas disputadas. Así, Real Sociedad y Atleti intercambiarían torneos europeos y el Getafe entraría en Europa League, pero no cambiaría nada más. De ahí que ambas opciones apenas ofrezcan cambios, salvo en cuatro equipos implicados.
Escenarios alternativos
Las capacidades mentales son inabarcables y más cuando se cuenta con las de todo un país. De ahí que hayan salido a la luz otras tantas propuestas, a las cuales damos menor probabilidad. No obstante, la incertidumbre que produce esta situación nos hace tenerlas en cuenta llegado el caso. Dentro de este grupo, existe sólo una dentro de un supuesto positivo. Hablamos de aplazamiento pero también reducción de partidos. Esta idea se basa en la disputa de menos partidos que los restantes para poder dilucidar los puestos de honor y descensos. Pasaría por la celebración de los pocos encuentros necesarios que impliquen a los equipos que se jueguen algo. Realizar una especie de final four que limite bastante las fechas a utilizar para que sea más justo el desenlace de la competición. Algo poco probable dado el sistema que rige nuestra liga.
El resto de los supuestos se centran en la inventiva ante una suspensión total de la temporada. Como el método Crystal Palace, que otorgaría el título al mejor equipo de las últimas tres jornadas (aquí sería el Sevilla F.C.). O la suspensión al máximo, que dejaría en agua de borrajas lo sucedido en estos meses de competición, aplazando todo al próximo curso. En este caso, se repetirían las clasificaciones europeas del año anterior. Por último, están los que se aburren demasiado en estos días y piensan en soluciones tan rocambolescas como un posible sorteo, posiblemente la más injusta de todas.
Los jugadores del Gremio protestaban así la no suspensión de un partido (fuente: lanacion.com.ar)En definitiva, habrá que estar atentos a la evolución de la pandemia para conocer qué va a pasar con el mundo del fútbol. Pero no se engañen, esto es entretenimiento, y espero que estas líneas le hayan hecho ocupar algunos de estos minutos de interminable hastío que supone el confinamiento. Lo importante es la salud, la vuestra y la de vuestros familiares. Así que haced como nosotros y quedaos en casa. Que ya habrá tiempo para disfrutar de la maravillosa sensación de subir las escaleras de tu estadio. Y como aquel eslogan que tan buen resultado dio a la selección española hace ya doce años, con el coronavirus, juntos, ¡podemos!