Revista Maternidad

Y así fue la llegada de Maite...

Por Josefina
Y así fue la llegada de Maite...

El jueves 21 de abril empecé con contracciones un poco mas fuertes de lo habitual, y rítmicas, aunque muy espaciadas. Me di cuenta de que el momento se acercaba, pero aún no me sentía lista para despedirme del embarazo, de la panza… Sé que probablemente esta sea mi ultima hija, y disfruto tanto el sentir una vida dentro mío, que, como dice Raquel, no podía “soltar”.

El viernes hicimos vida normal, visitamos a mi cuñada, estuvimos en el shopping, visitamos a mi hermana y a la noche fuimos con los chicos a cenar a la casa de una amiga. Todo el día tuve contracciones suaves.

Alrededor de las 21 hs mientras cenabamos en casa de unos amigos, las contracciones empezaron a ser un poco mas fuertes, pero las disfrutaba. Alrededor de las 23 ya tenían un ritmo de 4/5 minutos entre una y otra, así que llamamos a Edith, nos despedimos de nuestros amigos y nos fuimos a casa, convencidos de que había llegado el momento.

Edith y Vero llegaron después de las 12 de la noche. Joaqui se había quedado a dormir en la casa de nuestros amigos, Emma miraba Enredados, Hernán limpiaba y ordenaba para que el nido estuviera en orden para la llegada del nuevo integrante, y yo charlaba con Edith y Vero entre contracción y contracción.

Alrededor de las 2 de la mañana, y viendo que las contracciones no aumentaban en frecuencia ni en intensidad, Edith propuso hacer un tacto, y accedí: todo estaba exactamente igual que 3 semanas atrás… Así que quedamos que se iban y que veríamos como seguía por la mañana. Edith me ofreció una pastilla para parar un poco las contracciones y que pudiera dormir un poco....

Me aguanté las contracciones hasta las 5 de la matina... pero después ya necesitaba descansar, y esto no evolucionaba, así que me tomé una de las pastillitas que me dejó Edith para relajar el utero, y me dí un buen baño de inmersión... Alrededor de las 7 de la mañana me acosté otra vez, y dormí hasta las 10:30 hs. Siempre con contracciones, aunque más espaciadas (las incorporé al sueño, soñaba que estaba durmiendo y que sentía algo entre las piernas y era el bebé que salía... paría un muñeco de Emma, y mientras alumbraba la placenta, le gritaba a Hernán que dormía al lado mío para que se despierte, pero él no se despertaba... jajaja!! muy loco el sueño).

Comenzó el sábado 23, con contracciones un poco mas intensas pero también mas espaciadas y muy irregulares. Así que hicimos vida normal: fui al club con los chicos, visité el mercado organico de San Fernando con una amiga (caminando y caminando) y pasamos un rato en casa de otros amigos, todo esto en medio de contracciones intensas pero muuuuuy irregulares y con más de media hora entre una y otra.

Cuando llegué a casa, a eso de las 20 hs, abrí la compu y encontré un mensaje de una amiga de ACC, donde me aconsejaba leer un artículo sobre los prepartos largos (luego lo voy a poner aquí porque me fue muy esclarecedor, era todo lo que me estaba pasando) y un mail de Raquel: “soltar, soltar…”, decía el titulo… Terminé de leerlo con lágrimas en los ojos, porque como siempre Raquel puso en palabras todo lo que tenía adentro. Y fue automático: cerré la compu, y empecé a sentir que venía una contracción, y a los pocos minutos la siguiente, y otra, y otra...

Me metí un rato en la bañera. Cuando salí, al secarme, noté que estaba expulsando el tapon.

Ahí fue cuando llamé a Edith, que me dijo que controle cada cuánto eran y la volviera a llamar en una hora (menos mal que no se hizo caso ella misma porque yo no la llamé nunca, así que no hubiera llegado). Me metí en la bañadera otra vez, el agua era lo único que me hacía más soportable las contracciones. Joaqui dormía y Hernán luchaba tratando de dormir a Emma. Así que estaba sola en el baño, cantando con cada contracción el tema “Sabemos parir” de Rosa Zaragoza: “Siente, que el momento llega, siente tus huesos son fuertes. Siente, el niño está en la puerta, vivirá para abrazarte…”. Casi 40 segundos tardan esas estrofas, lo que duraba cada contracción.

Edith y Vero llegaron un poco pasadas las 22 hs. Me acompañaron en el baño, charlamos, Vero me tiraba agua en la panza. Yo ya no sabía en qué posición ponerme, estaba muy cansada, me dolían las piernas hasta los gluteos, la cintura, cada contracción se me hacía más dificil de sostener que la anterior, quería dormir. Definitivamente, no tuve un parto orgásmico, jajaja!! A las 23 hs. Edith me propuso tactarme, yo tenía terror de que me dijera que tenía 4 cm de dilatación porque sentía que no iba a poder aguantar mucho más. Cuando me dijo que tenía dilatación completa, que la cabeza estaba un poco alta, que si empezaba a acompañar las contracciones con el pujo iba a empezar a bajar, me decidí a que naciera YA (la sensación de pujo la tenía desde hacía rato, pero no me animaba a pujar por miedo a no estar dilatada y desgarrarme). Así que le pedí a Hernán que entre, Edith y Vero salieron, y en la siguiente contracción puje con todas mis fuerzas. Se rompió la bolsa. Me toqué y sentí la cabeza asomando. Volví a pujar y empecé a sentir como salía. La posición no me resultaba cómoda, las bañaderas comunes son incómodas para parir, pero tampoco tenía ganas de salir. En realidad ya no podía mover un músculo más que los necesarios para pujar. Hernán le avisó a Edith que estaba naciendo, entraron Edith y Vero, y Edith ayudó un poco a acomodar a la beba (creo que tenía un hombro o algo así que no terminaba de girar), un pujo más y nació Maite (que tenía la vulva tan grande que cuando la ví pensé que eran las bolitas y que habíamos tenido un varón!!) a las 23:10 hs.

Estuvo hipotónica al principio, Edith la frotaba con una toalla mientras yo la llenaba de besos, y a los 15 minutos de nacida ya estaba prendida en la teta, y cómo succionaba!! El cordón lo cortaron como a los 20 minutos porque no dejaba de latir. Vaciamos la bañadera y al ratito alumbré la placenta, y me pasé con la beba a la cama. Un rato más tarde se despertaron Joaqui y Emma para conocer a su hermana.

Ya eramos una familia de 5.


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