Grupo de esclavos frente a su barracón.
Cada hora del día, lloran los santosSeñor, dime qué crime cometí.Canto de esclavosLa demostración de que llamar humanidad a la compasión es un espejismo malintencionado es la que os expongo. Hace escasos siglos, hasta hace unas décadas, el hombre esclavizaba.Esto no es nada de nuevo. Desde la antigüedad de la especie que el débil era esclavizado por el fuerte. El derrotado por el vencedor. Pero entre los siglos XVI y XIX, la cosa tomó tintes repulsivos.Al fin y al cabo, en la época clásica que es mi favorita en este mundo, parecía tratar como seres humanos a los esclavos, permitiéndoles ir a los espectáculos e incluso partícipes en política.Nada de esto se dió en la segunda época, la cristiana, la adulta, la post-renacentista.Porque lo que se dió fue la deshumanización del esclavo, su animalización, su comercio, su exportación, su tasación, su especificidad mercantil. En Roma, eran deméritos, justa o injustamente. Aquí eran material de caza. Mano de obra gratuira para suplir la escasa población americana con sus prontos derechos, que impidió, en la América española, la esclavitud de los locales.En esa época terrorífica, en que los hombres se cazaban en África para llevar a los mercados, Louisiana fue un destino privilegiado, para trabajar la caña de azúcar. Desde África, directamente, o de Haití, llegaban por millares y dejaban su sudor y su sangre en las riberas del Mississippi. Bailando los días libres, crearon el jazz.Pero trabajando, luchando, escondiendose, huyendo, fraguaron un épico indecible, que creó poemas y músicas a la altura de una de las grandes luchas por la Libertad.Una vez liberados del yugo de la esclavitud, en 1867, tras la Guerra creada por aquellos nacionalistas sureños, que no querían perder sus privilegiadas vidas a costa de los demás y que pretendía dividir a los Estados Unidos, tres personas William Francis Allen, Charles Pickard Ware y Lucy McKim Garrison, tuvieron la suerte y el privilegio de ser los que hiciesen la más importante antología de canciones de los esclavos. A pesar de que la cercanía de la guerra, las ideas políticas y religiosas de la época y el racismo inherente a su bonhomía hicieron que la autocensura no necesitase de una censura, el trabajo es encomiable y merecedor de una lectura. Porque entre las letras religiosas, simpáticas o tontas, se deja translucir una que otra frase de una tristeza infinita, de la pura desesperación. Todas recogidas en el libro "Slave songs of the United States", de los autores mencionados. Y que os recomiendo vivamente.Run Nigger RunO Some tell me that a nigger won't steal,
But I've seen a nigger in my cornfield,
O run, nigger, run, for the patrol will catch you,
O run, nigger, run, for 'tis almost day Dicen que un negro no robapero he visto un negro en mis camposcorre, negro, corre, o te cogerá la patrullacorre, negro, corre, ya es casi de día.
Hold out to the endCome Cross or no come
Hold out to the end,It is my determinationfor to hold out to the end.Venga o no venga la cruzAguantar hasta el finales mi determinaciónaguantar hasta el final
Many Tousand GoNo more peck o' corn for meNo more, no moremany tousand goNo more hundred lash for memany tousand goNo more mistress call for memany tousand goNo más ración de maíz para míbasta, bastamuchos miles ya fueronNo más cien latigazosmuchos miles fueronno más llamada de la señora
muchos miles fueron.
I want to go HomeDere's no rain to wet you,
O, yes, I want to go home.
Dere's no sun to burn you,
Dere's no hard trials,O, yes, I want to go home.
Dere's no whips a-crackin',
O, yes, I want to go home.
My brudder on de wayside,
O, push along, my brudder,
Dere's no tribulation,
O, yes, I want to go home.
No hay lluvia que mojeNo hay sol que quemeSí, quiero irme a casaNo hay condenasSí, quiero irme a casaNo hay batir de látigosSí, quiero irme a casahermano en el caminoarrima el hombro No habrá tribulacionesSí, quiero irme a casa...