JR Mora
Pues ya han pasado 30 años desde el 23-F. Realmente no sé qué va a pasar este día cuando no queden diputados ni guardias civiles que entrevistar. Para mi que los medios de comunicación cierran el chiringo. Bueno, vamos a ponernos serios, que vamos a hablar de España…
En estos 30 años han sucedido muchas cosas en nuestro país. Hemos conocido la democracia. Nos han guiado desde el centro, desde la izquierda y desde la derecha. Todos nos han guiado hacia ninguna parte. Los más optimistas dirán que estoy totalmente equivocado y que estamos a la vanguardia de Europa. Puede ser. Los más pesimistas pedirán más garantías sociales y algo de pan para los malos tiempos. Puede ser.
A día de hoy España es el vagón de cola de la UE. El paro (de larga duración y el juvenil) es de las pocas cosas en las que podemos presumir de ser punteros. La clase política y empresarial siguen manteniendo sus privilegios frente a un proletariado del que se ríen constantemente. La iglesia sigue intentando presionar en la sociedad y la política para mantener sus grandes compensaciones económicas. Los dirigentes de la mitad de las comunidades autónomas españolas están en el punto de mira por cohecho, malversación y un sinfín de bonitos halagos que siempre terminan en la misma mierda, estafar a la ciudadanía. Recortes en las libertades individuales para que primen los derechos de cuatro privilegiados que se niegan a dejar de serlo, léase, Ley Sinde. Los sindicatos se venden al gobierno de turno y se olvidan de su origen, proteger al obrero. Y podría seguir.
Ahora, por un momento, cerrar los ojos e imaginar. España es un país puntero en Europa y el Mundo. El desempleo es mínimo y estamos llegando a niveles de ‘Paro 0′ (bonita utopía). La clase política y empresarial recortan sus salarios siempre cuando sea necesario en beneficio del conjunto del país. Vivimos en una sociedad, realmente laica, en la que todas las religiones son igual de importantes y ninguna intenta influir en la política. Los dirigentes son impecables en su gestión, la corrupción no existe y siempre prima el interés de los españoles sobre el de sus cuentas bancarias. La industria cultural acepta que su modelo es desfasado y adopta nuevas formas de negocio que no van en contra de los derechos individuales de la ciudadanía, la red es libre. Los sindicatos se tiran a la calle para defender al obrero frente a las injusticias de la empresa privada y cualquier posible abuso que puedan ejercer los diferentes gobiernos sobre el proletariado.
NINGÚN español ni española tendrá que trabajar TODA su vida para pagar una vivienda (derecho constitucional) y en caso de tener que hacerlo no tendrá que pagar el doble ni dejarse la salud en ello.
Dejen de imaginar. Esto es España y aquí esas cosas no suceden. Y como dijo Manolo Escobar: “Viva el vino y las mujeres”. Y como dijo Tejero un 23-F: “Se sienten coño”. Que de píe molestamos.