Ayer a las 7.25h nació mi tercer sobrino; el primer varón de la familia.
Fue un parto respetado, en el hogar de sus hermanas y donde la madre se sintió acogida por los acompañantes y el equipo profesional que eligió. Un parto rápido, intenso, doloroso y placentero, duro e imparable según palabras de mi hermana.
El pequeño Hari (que así es como se llama) nació mirando al pubis de su madre (al cielo, como decía la matrona) y él sólo rotó entero al sacar la cabeza para salir. Un chico bien listo, sí señor.
Mi hermana parió de pie, apoyando los brazos en la cama de su dormitorio y ella misma lo acogió entre sus brazos para sacarlo y ponerlo piel con piel sobre su pecho.
Hari nació bajo la atenta mirada de su hermana mayor que no quiso perderse ese momento mágico y más tarde fue ella quien cortó el cordón que lo unía a su madre. La hermana mediana festejó con su risa infinita la llegada de su hermano.
¡Qué alegría poder contarlo! ¡Qué feliz me hace escribir esta entrada! No os lo podéis imaginar. Este niño viene a sanar una etapa difícil, viene a poner paz al hogar y sobre todo está lleno de amor, como su nombre…
…y como el amor impregna el aire, os dejo aquí esta canción kundalini para que cantéis conmigo en nombre de mi sobrino Hari.