Y el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos... Antes de dar carpetazo al blog por este año, me cojo las vacaciones (aunque seguiré enganchado un poco al trabajo). Nos vamos de un año que no termina todo lo bien que uno quisiera, pero termina y estamos vivos, amanece que no es poco, que dirían los de la peli de José Luis Cuerda. Viajamos en esta nave, que ya de por si es jodida, con las piedrecitas que algunos nos ponen por el camino, con baches, curvas y radares que nos multan si la felicidad corre demasiado rápida. No es fácil compaginar tu velocidad con los que te rodean, especialmente cuando ves a gente que se quedan sin trabajo, amigos y amigas que no llegan a fin de mes, que no pagan la hipoteca de sus pisos y los ponen de patitas en la calle o en el aeropuerto de vuelta del sueño que no fue. No es fácil vivir con el miedo a que te echen, a que te peguen en la calle cuando protestas, a que tengas preparado un Plan B por si llega el momento de tener que irte de donde naciste y vives a gusto. 2012 sin duda ha sido la victoria de eso que llaman capitalismo, la exageración del capital en su significado más cierto y más cruel. Más que nunca necesitamos de un empoderamiento de los que somos más y sin embargo estamos siendo asediados y castigados por lo que son menos, pero tienen, no solo las riendas de las cosas importantes de nuestras vidas, sino que además han conseguido que no seamos capaces de descabalgarlos.
Pero hoy pensemos que las cosas importantes de nuestras vidas siguen estando en nuestras manos, porque la felicidad está en las pequeñas cosas, en la sonrisa de tu hija, en escuchar a tu padre en su vejez, o en el beso de la mujer que te apasiona. Muévanse, viajen, beban, coman, amen, sean felices y coman perdices. Felices Fiestas.