YOLANDA TAMAYO
No quiero mirarte desde donde otros te miran, correría el riesgo de verte como otros te ven.
Quiero descubrirte a través de las aristas más nobles de mi corazón, percibir desde los recuerdos de la niña que fui a ese Dios nacido pobre que nos regaló la oportunidad de ser ricos en Él.
No quiero verte como todos te ven, deseo sentarme junto al pesebre y mecerte candando la más dulce de las nanas, para ti Jesús, Dios encarnado, Mesías prometido…
La calle emanaba vida. Una vida ajetreada y jubilosa, una vida iluminada por luces artificiales.
Puede leer aquí el artículo completo de esta Colaboradora de la revista Ventana Abierta (Asamblea Cristiana) de fe protestante titulado Y llegó la luz