Desde hace un tiempo a esta parte, parece que nuestro Gobierno ha descubierto la existencia de Twitter. También han descubierto que, al igual que en la vida real, en esa cosa llamada Twitter la gente habla, discute, debate, convoca, pero también insulta, difama, amenaza, practica el humor negro y se alegra por la muerte de ciertas personas. Más de veinte personas fueron detenidas en la denominada Operación Araña por supuestamente enaltecer el terrorismo con sus tuits, a los que hay que sumar los detenidos por sus comentarios tras el asesinato de Isabel Carrasco. Esto ha llevado al Gobierno a plantearse regular Twitter. Nada más y nada menos. Pero, ¿realmente es necesario?
Aunque fuera una emergencia nacional (no sé de qué forma) la regulación de Twitter no deja de ser una chorrada como un piano. Si alguien amenaza a otro por Twitter o le difama ya existe algo llamado Código Penal para que pague por ello. No hace falta regular la red social ni nada relacionado con Internet para condenarle en caso de que cometa un delito. Y sobre eso de que en Internet se llega a más personas es relativo. En realidad, es la cobertura inflada de los medios de comunicación lo que hace que ciertos tuits lleguen a más personas, porque al fin y al cabo, y salvo contadas excepciones de personajes famosos, lo que uno escribe en las redes sociales solo llega al círculo de seguidores.
Curiosamente, se acusaba a países como China o Turquía de ser países dictatoriales por regular el acceso a Internet y a las redes sociales, pero ahora que lo quiere hacer España, se nos sigue convenciendo de que vivimos en democracia.
(Portada de la revista satírica El Jueves censurada.)
El pasado día 2 el rey Juan Carlos abdicaba en su hijo Felipe. Pero el nuevo rey, ese al que ya todos los medios están saludando como el reformador de la monarquía, parece que viene con las mismas formas que el anterior. La portada de la revista satírica El Jueves, en la que criticaban la abdicación, se encontró con la censura de la editorial por supuestas presiones de la Casa Real. Este vergonzoso episodio de censura se ha saldado con la salida de diez dibujantes de la revista (parece que en este país los humoristas tienen los cojones que les faltan a los periodistas). Nos intentan convencer de que existe en este país libertad de expresión y de prensa, pero parece ser que no.Y por cieto, parece que las revistas satíricas andan últimamente en el punto de mira de los censores: hoy, la revista satírica Mongolia ha visto como su cuenta en facebook ha sido cerrada durante tres días por un comentario sobre la Virgen del Rocío.
Lo que está claro es que este Gobierno se está dando cuenta de que el chiringuito se les derrumba y harán lo posible por evitarlo. Y si eso implica convertir España en una suerte de 1984 orwelliano se hace sin problema. Total, disponen de mayoría absoluta y del control de los medios. De hecho, incluso ya están presionando a las televisiones privadas si siguen entrevistando a los miembros de Podemos (y para ello nada mejor que devolver la publicidad a la televisión pública).Como vemos, el PP es un partido muy democrático y amante de las libertades.